Capítulo XXII

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Santiago rodó por su cama tratando de dormirse, no le gustaba esta casa, no soportaba estar un segundo más en aquel lugar, se levantó de la cama viendo en la mesita de noche el reloj que marcaba las 2 AM, sabía que el hecho de salir de su cuarto, llamaría demasiado la atención, pero necesitaba dormir con Martín al menos para no sentirse ahogado en esta casa que tan malos recuerdos le traía desde la muerte de su madre.

Abrió la puerta de su cuarto haciendo el menor ruido posible, asomo su cabeza observando para ambos lados y salió, camino por los pasillos de su casa hasta llegar a la habitación de Martín, observo para ambos y abrió la puerta, entró en el cuarto, sorprendiéndose al no encontrar a su hermano. Miro la habitación con la respiración agitada, ¿Dónde estaba su hermano? ¿Por qué lo había abandonado en este lugar? Camino hacia la ventana viendo como la foto de su ex cuñada estaba en la cama. No ¿Martín realmente se había atrevido a salir de la casa? Negó con la cabeza, debía volver a su cuarto ahora.

Salió de la habitación de su hermano, abriendo sus ojos con sorpresa al ver a su padre en medio del pasillo, Sebastián le miro con sospecha, sus ojos se entrecerraron provocando el nerviosismo en Santiago, quien le miro serio.

— ¿Qué estabas haciendo en el cuarto de Martín?— preguntó con desconfianza al ver que Santiago cerraba la puerta y se quedaba parado allí

—Vine a ver si Martín se encontraba bien, está saliendo de una gripe y aún le duele el cuerpo, eso es todo—contestó viendo como su padre se quedaba parado al frente suyo.

— ¿Y lo está?—consulto con una sonrisa

Santiago respiro aguantando la respiración al ver la sonrisa en la cara de su padre, las ganas de matarlo no le faltaban, suspiro viendo como la mirada de su padre no se quitaba de su persona. Le enfrentó tratando de omitir los sentimientos de rabia que tenía contra su padre.

—Sí, bastante mejor, está durmiendo ahora, así que dejémosle tranquilo—exigió a su padre viendo como este le sonreía con burla.

— ¿Estás sobre protegiendo a Martín porque no pudiste salvarle la vida a tu ex familia?—preguntó burlón—No te queda bien el papel.

—No...No...No voy a caer en tus provocaciones—musito aguantando la rabia mientras mordía sus labios—Porque tú no eres capaz de pelear por ti solo, ya que siempre llamas a tus matones—contesto viendo como su padre le sonreía.

—Nos parecemos mucho más de lo que crees—dictaminó Sebastián con una sonrisa que solo provoco que la rabia de Santiago aumentará.

—Yo jamás me convertiré en un asesino como tú, ahora entiendo porque mamá se suicidó, por mucho que amara a sus hijos no toleraba ser esposa de un monstruo como tú—habló lentamente cada palabra viendo como su padre quedaba serio.

La tensión que produjeron las palabras de Santiago en su padre, podía sentirse en cada rincón de la casa, Santiago en ningún momento apartó la mirada de la figura de Sebastián, en sus ojos pudo notar el dolor que habían provocado y la rabia que se había apoderado de aquel hombre, se obligó a mantenerse quieto al ver que este se acercaba a él.

—Maduraste, ya no retrocedes cuando me provocas, no arrepentirse esta bien, yo comencé así y me transforme en el monstruo que tanto dices—hablo sorprendiendo a su hijo menor— Al menos ya no tienes esa cara de estúpido que tenías con esa mocosa.

—Tenía un nombre y era Catalina—nombró mirando a su padre—Y tú nieta se llamaba Samantha

— ¿Nieta? Ah, la niña que dejé que fuera la comida de las ratas—comentó viendo como la mirada de Santiago se oscurecía—Tenías algo en común con esa cosa, ambos eran muy ruidosos.

Santiago apretó sus manos aguantando las ganas de golpearlo y retrocedió quedando en la puerta al ver que su padre intentaba llegar al cuarto de Martín, no iba a dejar que Martín fuera descubierto en su aventura fuera de casa. Sebastián observo a Santiago y luego la puerta del cuarto.

— ¿Tu hermano no está en la pieza verdad?—preguntó viendo como Santiago le miraba de reojo

—Ya te dije, está enfermo y necesita descansar, déjalo solo—exigió viendo como su padre retrocedía.

Sebastián se alejó de su hijo cuando vio que uno de los guardias se detenía en la escalera para mirarle un poco nervioso al sentir el ambiente, Santiago vio como su padre miraba al guardia, esperando que hablara de una buena vez.

—Martín fue visto en el cementerio del Reino Eclipse visitando a su novia—comunicó el guardia viendo cómo golpeaba a Santiago tirándolo al suelo.

Santiago llevó su mano a la mejilla viendo la sangre que salía de la comisura de los labios, vio como el guardia observaba a su padre sorprendido y con miedo, sus miradas se cruzaron viendo la preocupación en ellos.

—Llévalo a la entrada de la casa, le daremos una sorpresa a Martín— aviso bajando las escaleras

El guardia se acerco a Santiago al ver que este se incorporaba, sacó un pañuelo y limpió su sangre, suspirando aliviado al ver que la herida solo había sido un rasguño.

—Disimula—susurró Santiago viendo como este le tomaba del brazo y le guiaba a la entrada de forma brusca

Santiago se dejó guiar por el guardia que a pesar de que le llevaba de forma brusca su agarre era suave, observo de reojo como su padre se sentaba en el sillón, miro su reloj que se encontraba en la muñeca, vio como tomaba la foto familiar, la sacó del portarretratos y rasgaba la fotografía en la parte que aparecía Martín, trago saliva mientras sentía su corazón latía con fuerza. Su padre estaba loco, pero no iba a dejar que se saliera con la suya porque si se trataba de Martín, él se iba a transformar en un monstruo peor que él porque pasara lo que pasara.

No iba a permitir que separaran a Martín de su lado. Nunca.

¡Basta de Miedo! © (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora