Capítulo III

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Mirko entró a su casa totalmente hambriento, había terminado sus doce misiones con total éxito en todas, se quitó los zapatos en la entrada y camino hasta el living viendo como Julieta se encontraba viendo la película Volviendo a casa mientras se comía las galletas que tenía en un plato. Se sentó en el sillón, sorprendiéndose al ver a Pablo en el sillón continuo durmiendo.

— ¿Qué hace Pablo aquí?—le preguntó a su hermana en un susurró

—Sus padres están en una misión hasta mañana y le han pedido a Ana que si se puede quedar—contesto sin dejar de mirar la película—Por cierto dormirá en tu cuarto así que tendrás que compartir la cama— dijo alzando sus cejas con una sonrisa divertida.

— ¿Qué estás tratando de insinuar?—preguntó nervioso mientras miraba al menor—Somos amigos eso es todo.

— ¿Amigos? Soplame este ojo —comentó burlesca

Mirko se acercó y le soplo el ojo viendo como su hermana le golpeaba en el estómago al verse interrumpida en su película, observo de reojo como Pablo se volteaba en el sillón y se cubría con el cobertor ante tanto ruido, sonrió el chico era tierno. Volteo viendo como Oswin entraba en el living al salir de su oficina e iba a la cocina a ver a su novia.

Ana estaba preparando las cosas de la cena ignorando por completo cualquier cosa, no se dio cuenta de que Oswin cerró la puerta y se acercaba a ella, se asustó cuando sintió las manos de su novio en su cintura mientras este hundía su cabeza en su cuello.

—Pero ¿Por qué estas actuando raro de nuevo?—preguntó con nerviosismo

—Te extraño, no me gusta firmar papeles, me gustas tú—confesó en su oído, tocando el vientre de su novia.

—Separate un poco, tenemos niños en el living y uno aquí— dijo nerviosa mientras trataba de alejarlo

—Los niños del living están hipnotizados con la película y el niño de aquí ni siquiera puede vernos— comentó volteandola para darle un beso pequeño en los labios.

—Pero puede oírnos— sentenció con una sonrisa traviesa—Vamos ayúdame a poner la mesa—ordenó dejando un beso en la mejilla de su esposo

—Deja la cena de lado y concéntrate en mí un poco— se quejo como niño pequeño.

—No puedo, debo darle la medina a Julieta para que no le duela la espalda mientras se acostumbra a sus alas— dijo Ana con una sonrisa

—No me gusto para nada esa noticia—murmuró un poco molesto

—Oswin, no puede controlarlo todo—comentó divertida

—Eso tampoco me gusta—contestó amurrado mientras se cruzaba de brazos

—Además quiero que Mirko coma algo antes de que se duerma sin comer como lo hace siempre y Pablo no ha comido nada porque Mirko no estaba—comentó, poniendo los individuales mientras veía como su novio la ayudaba con el resto.

—Ana...—nombró viendo como su novia le miraba atenta—Padre ha mandado una carta pidiendo que Julieta haga una misión sola...—comentó viendo como Ana le miraba preocupada— Yo no he estado mucho con Julieta estos meses... tú has estado más tiempo con ella, podrías redactar un informe que me ayude a verla como miembro del Clan Cygnus en vez de cómo mi sobrina—pidió un poco nervioso, le costaba admitir que no veía a Julieta como un miembro del clan.

— ¿Estás diciéndome que si fuera por ti, Julieta se quedaría encerrada en casa?—preguntó un poco molesta

—No quise decir eso...Es solo que le mandamos al mundo humano por Amnesia, Ana... solo quiero algo que me asegure que ella está con una salud perfecta—confesó un poco ansioso

—Oswin todos los niños del clan Cygnus han tenido Amnesia, somos propensos a eso debido a que llevamos la carga de la herida humana en nosotros, nosotros sanamos a la gente y debido a eso a veces no tenemos el suficiente poder para sanarnos a nosotros mismos y eso nos produce Amnesia— explico un poco molesta—Además si quiere evidencia de su salud, tienes sus alas, está sana y se está desarrollando de manera normal—comentó preocupada—Ya deja de sobreprotegerla, vas a terminar haciéndole más daño que bien.

—Lo sé...Lo sé —susurró desesperado—Se que estoy mal, que debo darle su espacio, pero no puedo evitarlo Ana, si supieras o sintieras el odio que va dirigido a ella, me entenderías—reclamó dejando el servicio al medio de la mesa mientras llevaba sus manos a su cara.

—Lo sé y lo siento—comentó seria, mientras acomodaba los servicios—Pero nosotros estamos para quererla y enseñarle a que debe ser fuerte, por ello Padre le cambió el nombre a Julieta, para que aprendiera a ser fuerte desde la raíz y la raíz somos nosotros, su familia—recordó sorprendiendo a Oswin—Demórate poco en responder esa carta.

Oswin se sorprendió cuando vio que Ana abría la puerta y llevaba a los niños para que se sentaran a comer, sus ojos se abrieron al ver que Julieta se sentaba en la mesa con una sonrisa divertida, su aspecto de niña pequeña había cambiado, había crecido y su cara estaba más delgada. Ya no era la niña asustadiza que trajeron del infierno.

Se sentó en la mesa con una sonrisa y se sentó con su familia a comer, aguanto la risa mientras comía ya que escuchaba las burlas de Julieta hacia Mirko, observando como Pablo solo se reía y ayudaba a Julieta a burlarse de Mirko.

Una vez terminaron se quedó a lavar la loza mientras Ana se hacía cargo de los chicos, cuando terminó se aseguro que todos dormían antes de encerrarse en la oficina. Sonrió al ver que Mirko dormía hacia la pared mientras Pablo le abrazaba desde la espalda, camino hasta el cuarto de Julieta y volvió a sonreír cuando vio a Julieta abrazada a Ana mientras ambas dormían ajenas a todo.

Su familia estaba bien y segura.

¡Basta de Miedo! © (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora