Capítulo XL

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Oriel, Pablo y Julieta aparecieron en el patio principal de la casa de Sebastián Fisher, los tres abrocharon el ultimo botón de su abrigo, haciéndose invisible a los ojos del ser humano, caminaron viendo como Shinobu se adelantaba y corría escalera arriba hacia la puerta principal atravesándola, Pablo fue el segundo en atravesar la puerta y observar a los hombres que se encontraban en el salón riendo junto a Sebastián, sabia en sus ojos que era una sonrisa forzada y que el miedo se adueñaba de sus almas.

Oriel fue el segundo en entrar siguiendo a Shinobu escalera arriba, sonriendo al ver que el cachorro se detenía en el final para mirarle ansioso, volviendo a correr cuando le vio subir las escaleras con rapidez, Julieta camino por el sendero que llevaba a la puerta principal de la que años atrás había sido su casa, había formado una familia, que se desarmo por completo cuando volvió con el Clan Cygnus, camino a paso lento y cruzo la puerta, sintiendo como las risas del salón que tanto se había demorado en construir se apagaban por completo, giró su mirada, viendo como Sebastián se levantaba y camina hacia el segundo piso, seguramente para ir a su oficina.

Le Observo caminar con frialdad, cojeaba un poco, aún le dolía la herida que le hizo el perro de Martín cuando el niño tenía cinco años, nunca olvido el sonido que ocasiono la bala cuando esta se adentro en el cráneo del animal, dándole muerte y mucho menos el llanto posterior de su hijo. Siempre pensó que ella haría lo mismo si es que un animal la ataca de aquella manera, pero cuando supo por Akom que el perro había sido drogado para ocasionar ese ataque, supo que Sebastián seria un peligro para sus hijos.

Reconocía que lo echaba de menos y le extrañaba, pero sus ganas de verlo muerto aumentaron en cuando vio que la su nieta Samantha había sido atacada de aquella manera, por aquella persona que se hacía llamar ser humano, ella misma se iba a preocupar de mandarlo de donde mismo vino. Le siguió a paso lento y guardando la distancia, no quería que este sintiera su presencia, lo vio entrar a la oficina, aquel lugar que ocupaba como cueva para satisfacer sus propios caprichos.

Giro su cabeza hasta el comienzo del pasillo viendo como Shinobu se metía al cuarto de Alfredo junto a Oriel, seguro para obtener el plano que les ayudara a entrar a casa, vio como la mirada de ella con Oriel se cruzaron por unos segundos, vio como este negaba con la cabeza y le miraba con cierto enojo al leer sus pensamientos.

—No te atrevas, solo queremos el plano— recordó Oriel mentalmente— No entres allí

—Necesito verlo, una última vez— pidió en tono suplicante viendo como los ojos de Oriel dejaban ver claramente la molestia ante esa petición.

—Resístele y ven aquí—ordeno rápido

Oriel mordió su labio inferior con rabia al ver que Julieta le ignoraba y simplemente entraba a la oficina. Julieta no se sorprendió cuando vio a Sebastián sentado en su asiento, rodeo el escritorio, viendo encima de aquel, algunos papeles que debía firmar, unos dos retratos sobre su familia, en uno salían ambos y el segundo la familia completa, las cortinas eran las mismas que ella eligió cuando fue a comprar a la tienda la mañana del día que falleció, todo en el lugar le recordaba a su antigua identidad Lucia Black. Observo los ojos de Sebastián viendo como estaban ajenos, levanto su mano derecha con un solo pensamiento en la cabeza, matarlo.

Vio su mano brillar, pero aquella acción se detuvo por completo al sentir la mano de Oriel sobre ella, sus miradas castaña y azulada se cruzaron, sintió un pequeño dolor en la ceja derecha, sintiendo como la sangre corría por su mejilla derecha, Su poder reboto en su propio cuerpo provocando la herida en su ceja, la mirada y el rostro de Oriel estaban inexpresivos por unos segundos, y en menos de un segundo, cambio de sorpresa a molestia profunda.

— ¿Que estabas intentando hacer?—consulto mentalmente viendo como una sonrisa aparecía en el rostro de la chica

—Darle un pequeño susto— confeso sinceramente, llevando su mano a la sangre de su cara.

Oriel vio como la sangre de Julieta al limpiarla, manchaba su cara dejándola rojiza y sus dedos quedaban llenos de ella, sabía que mentía si hubiera sido un susto no se habría lastimado, tenia rabia, mucha rabia, porque su sangre seguía saliendo de aquella ceja con lentitud pero decidida.

—Controla tu ira, no dejara de sangrar si no te calmas— advirtió Oriel con una sonrisa, sorprendiéndose al ver que algo faltaba en su cuello— ¿Dónde está tu collar de fénix?

—Se lo entregue a Martin Fisher para que sane más rápido—declaro con una sonrisa

—Sabes que ese tipo de collares no podemos entregárselos a humanos— recordó Oriel, mientras negaba con la cabeza

—Prefiero morir yo, antes de ver morir a uno de mis hijos— advirtió, sorprendiendo a Oriel

—Cuida tus palabras, si te escuchan hablar así, te enviaran nuevamente al mundo humano—reclamo Oriel de mal humor

Ambos guardaron silencio al escuchar pasos en el pasillo, suspirando aliviado al ver a Pablo asomarse con el plano en su mano y con Shinobu atrás de él, Julieta regreso su mirada a Oriel viendo como este le miraba aun molesto.

— ¿Que sucede?— preguntó con una sonrisa

—Vamos a ir a buscar tu collar, creo que Martin debe si o si devolver aquel objeto—sentencio el mayor viendo como Julieta y Pablo le miraban con molestia

No se sorprendió cuando aparecieron donde se encontraba Martin, lo que le asusto fue desmayarse en frente de sus amigos e hijo.

¡Basta de Miedo! © (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora