Santiago sonrió cuando vio que Martín volvía a dormirse ahora ya más relajado debido al medicamento, regresó al living viendo como Manuel observaba la televisión mientras intentaba no quedarse dormido en el proceso, dejó la bandeja en la mesa y fue a verlo viendo como finalmente cerraba sus ojos quedándose dormido, lo cubrió con la colcha que tenía en sus piernas.
Se extraño al verse en tanto silencio, suspiro nostálgico, extrañaba escuchar los pasos de Martín por la casa y las miradas que daba hacia la casa de Arturo cuando éste le dejaba a su hijo a cargo, extrañaba verlo sentado en la mesa mientras sacaba las cuentas mientras él organizaba nuevas bolsas con droga.
Se sentó en el sillón a ver las caricaturas de Manuel mientras esperaba a que el agua de la olla hirviera para hacer algo para comer para Martín. Giró su cabeza hacia la puerta al escuchar golpes de ella y fue a abrir, se sorprendió cuando vio a Arturo mirarle con una sonrisa un poco nerviosa.
—Lamento haber causado problemas—se disculpó con una sonrisa desde la puerta.
—Pasa, Manuel está en el sillón durmiendo—invito Santiago viéndole pasar
Lo vio entrar y buscar algo entre sus bolsillos para luego extendérselo a Santiago.
— ¿Qué es eso?—preguntó con extrañeza
—Me sobro droga y la vendí en la cárcel, este es el dinero—hizo saber viendo como Santiago lo tomaba y lo guardaba—Emilio dinero como este solía colocarlo con marcador rojo ¿Cómo está tu hermano? Supe en el pueblo sobre el accidente de Manuel y tu hermano—dijo acercándose a su hijo.
Santiago vio como Arturo le tocaba el cabello a Manuel con cuidado mientras le veía su brazo angustiado para terminar cubriendo aún más con la colcha a Manuel.
—Perdón campeón—susurró viendo como su hijo abría sus ojos adormilado—Vuelve a dormir ¿sí? Ya estoy aquí—susurró viendo como Manuel bostezaba para volver a dormirse.
Santiago sintió envidia al ver aquella escena, vio como Arturo tomaba con cuidado a Manuel entre sus brazos y apoyaba su cabeza en su hombro, lo observo dándose cuenta del tatuaje de un águila en su mano derecha.
—Estaré en casa con Manuel si necesitas algo avísame ¿sí?—pidió Arturo con una sonrisa— Lo mínimo que puedo hacer es ayudarlos ahora que salvaron a Manuel.
—No te preocupes, si necesitamos algo te lo pediremos—despidió Santiago con una sonrisa.
Arturo se fue de la casa y camino hacia su casa, al llegar con una mano sostuvo a Manuel y con la otra abrió la puerta de la casa, entró y lo bajo de sus brazos al ver que este volvía a abrir sus ojos, sonriendo al verle.
— ¡Papá!—exclamó viendo como le dejaba abajo— ¿Qué sucede?—preguntó al verle serio,
Se volteó sorprendiéndose al ver a un hombre de pelo castaño y ojos azules, sintió las manos de su padre en su hombro mientras avanzaba dejándole atrás de él, observo la mirada seria del hombre y la de su padre.
— ¿Qué estás haciendo en mi casa?—preguntó Arturo con desconfianza.
—Solo vine a visitarlo a él—pronunció señalando al niño viendo como este se ocultaba detrás de su padre—él y yo tenemos muchas cosas pendientes Tu viste a una persona que yo llevo buscando hace mucho tiempo ¿Verdad? ¿Dónde está?
—Mi hijo no tiene porqué contestar tus preguntas—contestó serio—Vete de aquí.
Arturo vio cómo el hombre observaba a Manuel sin expresión alguna mientras el niño solo se ocultó detrás de su padre. Ambos dueños de casa vieron como este desaparecía, Manuel fue al living a seguir viendo sus caricaturas mientras su padre se iba a ser el almuerzo sin despegar la mirada de su hijo.
Una vez tenía todo cocinándose fue al living y se sentó al lado de Manuel abrazándolo mientras le daba un pequeño beso en la cabeza.
—Manuel, la próxima vez que vaya a la cárcel vete a casa de los Fisher, no quiero que vuelvas a ese lugar y hacerte daño—pidió con una sonrisa—Mira como quedaste, con esa venda en la cabeza y en el brazo—dijo angustiado
—Papá relájate, no me duele nada porque Julieta me sano—habló el niño con una sonrisa
—Se que no te duele, es solo que verte todo herido y con los moretones que te quedaron del accidente me hace preocuparme—dijo con una sonrisa mientras besaba su cabello—Eres idéntico a tu madre Manuel, tan bello que me salió este niño—comentó comenzando a hacerle cosquillas en su estómago.
Manuel rió haciéndole cosquillas en el cuello de su padre, llenando la estancia de la risa de ambos, se extrañaron cuando escucharon golpes en la puerta, Arturo tomó en brazos a Manuel y fue con él a abrir la puerta. Sorprendiéndome al encontrar a Santiago mirándole con nerviosismo.
— ¿Le ocurre algo a Martin?—preguntó preocupado Arturo al verle allí.
—No tranquilo, es solo que debemos viajar al Reino del Sol y debo comprar los pasajes del barco y es el último día, ¿Puedes ver a Martin? Está durmiendo aún, ya tomo la medicina —informo con nerviosismo.
— ¿Por qué estás tan nervioso?—preguntó Arturo con extrañeza.
—No me gusta dejar a Martín mucho tiempo solo cuando está enfermo—confesó un poco avergonzado
—No te preocupes, nosotros lo cuidaremos como me cuidaron a mi—comentó Manuel con una sonrisa.
—Bueno, me voy—contestó despidiéndose.
Arturo observo a la casa del lado viendo como esta no mostraba señal de vida, regresó la vista a su hijo viendo como este le miraba cansado.
— ¿Tienes sueño?—cuestiono con una sonrisa.
—Sí...—confesó con una sonrisa.
Arturo cerró la puerta y llevó a Manuel a su cuarto, se sentía más seguro si él menor dormía en su habitación, aquella visita le había dejado los nervios de puntas, no pensaba enviar a Manuel a la escuela hasta el lunes, solo para asegurarse de que ese hombre no estaba rodando como siempre lo hacía.
Lo dejó acostado en la cama y lo abrazo viendo como se dormía a los pocos minutos.
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¡Basta de Miedo! © (Terminada)
AzioneSantiago estaba dolido. Martín quería huir y de la lejanía vengarse de su padre. Santiago solo tenía un único objetivo en su cabeza, recuperar a su hija Martín fue quien ejecutó esa petición sin saber las consecuencias que esto traería . ¿Tendrá el...