Capítulo XV

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Martín abrió sus ojos cuando sintió que alguien le abrazaba por la cintura, se enfrentó a la fotografía de su novia en la mesita de noche, frunció el ceño adolorido ¿Por qué ese abrazo pareciera que le rompiera las carnes? Intento respirar sintiendo la nariz tapada ¿Qué había pasado? ¿Por qué estaba enfermo? Cerró sus ojos agotados por unos segundos, la imagen de Manuel en la casa del árbol desmayado, le hizo volver a abrir sus ojos asustado ¿Dónde estaba el menor? ¿Dónde estaba él? ¿Dónde estaba su hermano? Se giro en la cama con violencia sintiendo como cada músculo le cobraba factura, provocando que gritara adolorido.

Santiago despertó ante el grito viendo como su hermano mayor tenía sus ojos cerrados, sonrió al ver que le miraba confuso por unos minutos, pero su sonrisa cambió al ver que Martín estornudaba y se le salían los mocos manchando su polera y la colcha. Se levantó y fue por un poco de confort viendo como su hermano le miraba con expresión cansada y adolorida.

—Vota aire fuerte—ordenó poniendo el confort en la nariz de su hermano viendo como este negaba—Estate quieto, no puedo sanarte así—se quejo al ver que Martín le miraba un poco molesto.

—Yo no soy un niño—susurró sintiendo su voz gangosa—Y tampoco estoy enfermo—confirmó viendo como su hermano le miraba con obviedad.

— ¡Bueno, haz lo que quieras!—exclamó molesto, viendo como Martin le miraba suplicante.

— ¿Dónde está Manuel?—preguntó asustado al ver que su hermano abandonaba la habitación

—Levántate tú mismo y averígualo—susurró burlón mientras le sacaba la lengua con una sonrisa burlona—A ver si puedes levantarte

— ¡Santiago!—exclamó viendo como su hermano le miraba esperando una respuesta—Ciérrate el cierre del pantalón ¿Qué estabas haciendo mientras yo dormía?—preguntó viendo como su hermano se sonrojaba mientras se cerraba el cierre del pantalón porque Martín le miraba pícaro.

— ¡Solo dormir!—exclamó yéndose a la cocina.

— ¿Solo dormir? ¿Así se llama ahora?—exclamó burlón mientras escuchaba como su hermano abría y cerraba el refrigerador con furia. Amaba cuando podía invertir la situación y hacer que su hermano se enfadara con él.

Tomó el pañuelo y se terminó de sonar la nariz y limpiar su ropa y la colcha, le dolía cada esfuerzo que hacía con el pañuelo, se puso las pantuflas sintiendo como cada uno pesaba al menos un kilo, arrastró los pies hasta la entrada de su pieza viendo como su hermano menor, tenía puesta la tetera mientras hacía unos panes, camino hasta él sintiendo como su cuerpo le pedía a gritos tirarse al suelo y quedarse allí para siempre.

—Vez no estoy enfermo—confesó tercamente mientras su hermano rodaba los ojos

—No te seguiré el juego—contesto mirándolo mientras negaba con la cabeza.

Giró su cabeza viendo como la puerta del cuarto de su hermano estaba abierta, arrastró sus pies al cuarto de su hermano y abrió la puerta sonriendo al ver al niño dormir de forma fetal mientras estaba cubierto por la colcha, se sentó en la cama, aliviado al ver que Manuel ya estaba mucho mejor.

—Sal de aquí, vas a contagiarlo—regaño Santiago al llegar a su cuarto—Además déjalo dormir

— ¿Está bien?—preguntó preocupado mientras miraba a su hermano angustiado

—Mira no sé dónde lo encontraste, pero está bien, dijo el médico que debemos tener cuidado en que no se levantara rápido y que su brazo se hinchará un par de días—dijo un poco molesto.

— ¿Has sabido algo de Arturo Gamp? ¿Está bien?—preguntó un poco preocupado, de seguro el hombre estaba más angustiado que él por la salud de su hijo.

—Sí, fue detenido por defender a una mujer de un hombre drogadicto, Tío Emilio dijo que lo soltaran al medio día—dijo con una sonrisa.

—Eso es bueno, Manuel no dejó de llamarlo mientras estaba desmayado al volver aquí—comentó con una sonrisa viendo como el niño despertaba mirándole confuso.

Manuel llevó su mano a la cabeza tocando la venda de su herida, suspiro aliviado, Julieta al menos había sido amable con él al dejarle un dolor muscular como siempre, intento mover su brazo derecho pero le dolía, se incorporó con ayuda de Martín quien le miraba con una sonrisa aliviada al verlo despierto.

— ¿Cómo llegue aquí?—preguntó confuso

—Yo también conocía ese escondite Manuel—dijo Martín con una sonrisa mientras acariciaba el cabello del niño—Se que estas acostumbrado a huir a aquel lugar, pero mientras yo y Santiago vivamos en el Reino por favor llámanos cuando tu padre este en problemas ¿Si?—pidió viendo como el niño le miraba nervioso y asentía con la cabeza.

— ¿No era la primera vez que estas así verdad?—preguntó Martín con preocupación viendo como el niño le quitaba la mirada.

—Siempre salgo vivo gracias a mi amiga—dijo con una sonrisa cómplice.

— ¿Amiga?—pronunció sin entender.

—Sí, mi amiga tiene poderes de sanación únicos, cuando era bebé su amiga Abby me salvó de morir ahogado y ella me cuido y nos hicimos muy amigos, aunque ella debía marcharse luego porque sus padres eran muy sobreprotectores con ella— contó con una sonrisa.

—Comprendo—dijo Martín con una sonrisa— ¿Puedo saber el nombre de tu amiga?—preguntó curioso. Tal vez solo era una amiga imaginaria.

—Julieta Cygnus—nombró con una sonrisa.

Martín dejó de sonreír al escuchar el nombre de la nieta de su abuela Aroa Cygnus y observo a Manuel con sorpresa, realmente el mundo era muy pequeño, jamás había pensando que Julieta conocía a Manuel ni mucho menos que no se lo haya comentado cuando visitaba a la abuela de vez en cuando.

— ¿Por qué pones esa cara?—preguntó Manuel extrañado

—Nada, es solo que no me siento bien—confesó al niño viendo como este le miraba preocupado

— ¿Puedo llamar a Julieta para que te sane?—ofreció preocupado

—No te preocupes, no molestemos a Julieta por un resfriado—contestó con una sonrisa.

Martin escucho la voz de su hermano Santiago llamándolos a tomar desayuno y tomó al niño en brazos para bajarlo de la cama y ver como este corría a la mesa a desayunar, se levantó y arrastró sus pies hasta la mesa, dejándose caer sintiendo su cuerpo adolorido.

Suspiro, mataría a mil personas solo por seguir acostado en su cama para siempre.


¡Basta de Miedo! © (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora