Prólogo

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Prólogo



Dicen que no poder salvar a la persona a la que amas es doloroso, y lo es, no lo voy a negar. Pero tener la capacidad de poder salvarla y no estar presente para poder hacerlo es aún peor.

Porque yo sí que podría haberlo salvado. Podría haber evitado su muerte, y con ella todo lo que pasó a continuación; lo que vivimos por culpa de aquellos que un día decidieron traicionar todo aquello en lo que creían. A su país, a su pueblo... a su Emperador.

Yo podría haberlo salvado, lo sé. Cada noche me hago la misma pregunta, si podría haber cambiado las cosas, y la respuesta no cambia. De haber estado a su lado, podría haber evitado que le arrebatasen la vida.

Podría haberlo cambiado todo.

Pero no lo hice.

Puede que te preguntes quién soy. Probablemente mi nombre no te resulte familiar, pero tranquilo, pronto serás incapaz de olvidarlo. Ni tú ni nadie. Mi nombre hace tiempo que quedó grabado en la memoria colectiva de todos a fuego, y tú no vas a ser una excepción.

Yo soy la segunda hija de una familia bien posicionada de Ballaster. Soy la que se crió entre viñedos, escuchando a su padre hablar de la guerra y de los dioses. La que creció bajo los rayos del Sol Invicto, con el corazón envuelto en sus llamas y la mente guiada por sus designios. Soy la que inició su carrera en la Cohorte Vespia, bajo el mando del decurión Florian Gelt. Primero fui su exploradora; después su sargento. Los caballeros piloto de Ballaster, nos llamaban.

Podría haber llegado lejos en la Aurora, muy lejos, pero entonces conocí a alguien por quien lo dejé todo.

Fui la ayudante del que nadie creía que jamás sería el Emperador de Albia. Fui la que aceptó seguirlo hasta el final. La que viajó hasta Sacramentum y la que luchó a su lado. La que cazó al jabalí blanco... la que recibió la luz de la creación y más tarde muchos conocieron como Lux Ceryx. Fui soldado y fui inspiración.

Un símbolo.

Fui la asesora personal de Lucian Auren. Fui su consejera, su confesora, su mayor apoyo y su amiga. Su amante. Su prometida y su esposa. Su emperatriz.

La emperatriz de Albia.

Fui la Legata de mi propia Legión en la última batalla. Fui la que luchó por defender Gherron del falso Emperador; la que se enfrentó a Doric Auren y murió en sus manos. Fui un cadáver... y fui viuda sin tan siquiera saberlo. Fui la que regresó de entre los muertos y al despertar descubrió que tenía un hijo entre brazos. El hijo de Lucian Auren.

Yo soy la madre del auténtico Emperador de Albia.

Fui quien tuvo que huir. Fui miembro del Nuevo Imperio y también fui su corazón. Su alma. Su espíritu. Lo fui todo.

Fui la que tuvo que abandonar sus tierras pero la que juró que regresaría.

La que juró venganza.

Di mi palabra de que llegaría el momento en el que volvería a Albia y recuperaría lo que se nos fue arrebatado. Juré que cumpliría con el deseo del auténtico Emperador y jamás rompí mi palabra.

No fui nada y después lo fui todo.

Fui el espejo donde primero se reflejó la esperanza y después la muerte.

Fui tan solo un recuerdo; una pesadilla que todos quisieron olvidar, pero de la que jamás pudieron deshacerse.

Mi nombre es Nyxia De Valefort y esta es la historia de una venganza.

La historia del Nuevo Imperio.

La historia del regreso del auténtico heredero al trono de Albia.

La historia de cómo hicimos que el Sol Invicto dejase de brillar.

Mi historia.

Nyxia De ValefortDonde viven las historias. Descúbrelo ahora