Capítulo 3: Harkon Vandalyen

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Capítulo 3: Harkon Vandalyen



Pabellón de Mando, Kromgard, 13 de diciembre de 1808 CIS (Calendario Imperial Solar) – 11 años antes



—Así que sois caballeros de Ballaster, ¿eh? He oído hablar mucho de vosotros... aunque creía que vuestra Cohorte estaba formada solo por hombres. ¿Hay muchas chicas aparte de ti, Nyx...?

—Nyxia, Nyxia De Valefort, Alteza, y no. La verdad es que no somos demasiadas. En Ballaster somos muy tradicionales: el ejército es para los hombres, los cuidados del hogar y los comercios para las mujeres. Yo soy una excepción. Por mucho que lo intentaron, mis padres no consiguieron evitarlo.

—Pero seguro que incluso así están orgullosos.

—Confío en ello.

Doric Auren sonrió con convencimiento, tan cercano que por un instante me perdí en su bella sonrisa. El hijo del Emperador de Albia, Konstantin Auren, era tan encantador como decían. Elegante, amistoso y ocurrente. Y guapo. Muy guapo. El heredero al trono de Albia parecía reunir todas las características necesarias para enamorar a todas las féminas de su país, y yo no era una excepción. Estando a su lado, en aquella maravillosa fiesta que habían organizado para celebrar la inminente campaña a la que nos íbamos a enfrentar, era complicado no sentirse pequeña. Aquel joven tenía luz propia, y no era el único. A mi alrededor había decenas de grandes personalidades albianas a las que había visto en múltiples ocasiones en televisión. Políticos, periodistas, militares... y yo estaba allí. Estaba codeándome con las más altas esferas, copa en mano y sonrisa en los labios, y todo gracias a mi querido decurión, Florian Gelt.

Jamás podría agradecerle lo suficiente que me hubiese elegido como uno de los dos miembros de su guardia de honor junto a Alexander Tiberian para asistir a la celebración.

—Nyxia forma parte del grupo de exploradores de la Aurora, Alteza —explicó el legatus Kaspar Orsini, nuestro gran líder, aprovechando el breve silencio para retomar la conversación donde anteriormente la había dejado—. Es la piloto de un strider modelo Tyranus, el más rápido. Ella y Ross Wolfgard conforman la avanzadilla del Escuadrón. Alexander Tiberian, en cambio, dirige un Dominator, uno de los striders más pesados que existen de tamaño medio. Ambos son jóvenes pero expertos en el manejo de sus máquinas de guerra.

—Siempre sentí auténtica curiosidad por vuestros striders —confesó el príncipe—. Yo viajo a bordo de una máquina parecida. De hecho, su constructora, Lilen Donerf, se inspiró en vuestros Rex para los diseños. Va a ser emocionante que marchemos todos juntos. Throndall no olvidará jamás esta partida.

Ni Throndall, ni ninguno de nosotros. Nunca olvidaría aquella increíble velada en la que tan cerca estuve por primera vez del príncipe Doric, pero mucho menos cuando, minutos después, la puerta principal se abrió y entró el príncipe Lucian Auren, el hermano menor del Emperador. Alto, ancho de espaldas, con el cabello de un intenso rubio dorado y los ojos azules encendidos. Misterioso. Imponente. Impresionante. Sentí vértigo al verlo entrar. Por aquel entonces ya rondaba los cincuenta años, pero ni tan siquiera su edad pudo evitar que un escalofrío me recorriese la espalda. Mi padre me había hablado en tantas ocasiones sobre él, sobre sus grandes hazañas al mando de la Legión Lúmina, que su mera visión logró dejarme sin palabras.

Su luz era cegadora. Lucian eclipsaba por completo a Doric Auren, que en aquel entonces no dejaba de ser un joven sediento de aventuras, pero también a su hermano. Lucian era el favorito de todos, el mejor legatus, el más valiente y el más apuesto, y por muy Emperador que fuera Konstantin, jamás lograría que lo mirasen de la misma forma en la que en aquel entonces todos mirábamos a su hermano.

Nyxia De ValefortDonde viven las historias. Descúbrelo ahora