Capítulo 17: El regreso a Albia

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Hoy es un día especial ^^ Un día especial porque ya estamos en un año nuevo y hay que celebrarlo, pero sobre todo porque hoy, 02 de enero de 2019, he acabado la historia en curso. Por el momento está publicada poco menos de la mitad, pero en mi poder ya está completa, y me siento tremendamente orgullosa de cómo ha quedado. Ahora viene una temporadita de tormenta de ideas y, con el tiempo, empezar una nueva aventura, pero de momento saborearé un poco este dulce momento. He sido tremendamente feliz escribiéndola, así que confío en que la estéis disfrutando ^^

Y bueno, como hoy es un día especial... ¿qué menos que celebrándolo con la imagen del hombre por el cual todo empezó? El hombre que lo tuvo y lo perdió todo... el general que se convirtió en emperador y por el que existe el Nuevo Imperio: Lucian Auren. Espero que os guste.


Feliz año a todos :)



Capítulo 17: El regreso a Albia



Sacramentum, 18 de enero de 1.809 CIS (Calendario Imperial Solar) – 10 años antes



—¡¡Están allí!! —grité—. ¡Es Doric!

Sí, era Doric, pero también Tristan Reiner, Vanya Noctis, Nathanatiel Trammel y su grupo de legionarios. El heredero había formado una comitiva dirigida por él mismo para negociar con Kyburn la liberación de la Aurora. Una comitiva que, por desgracia, a aquellas alturas no servía de nada. Con un ejército entero preparado para hacerles frente más allá de las murallas, el párroco estaba dispuesto a darlo todo con tal de seguir gobernando impunemente su ciudad...

Pero no se lo íbamos a permitir. Tras liberar a Florian Gelt y reunirnos con el resto de la Aurora, el escuadrón completo había viajado a través de las neblinosas calles de Sacramentum hasta una de las salidas laterales, dispuesto a avisar a la Legio Vulcana de lo que aguardaba en la ciudad.

—¡Tenemos que intervenir! —exclamé con nerviosismo a través del canal de comunicación interno del Dominator de Alexander Tiberian, donde nos encontrábamos Luther Valens y yo junto a él y su escudero—. ¡Florian, es una trampa!

—Calma —respondió él a través de la radio—. Parece que Kyburn va a parlamentar. Con suerte, quizás la superioridad de Doric le haga replantearse toda esta locura...

Ojalá, pensé, pero no tardamos más que un par de minutos en descubrir que, tal y como había supuesto, se trataba de una gran trampa. A tan solo doscientos metros de la entrada principal de la ciudad, la nieve bajo los pies del grupo comandado por Doric se derrumbó y la tierra los engulló, apartándolos momentáneamente de nuestra vista. Inmediatamente después, anunciando su aparición con sus aullidos de rabia y locura, miles de cuerpos surgieron de entre la nieve, armados con pistolas y con espadas...

Las sirenas de alarma empezaron a sonar por toda Sacramentum anunciando lo inevitable.

—¡¡No!! —gritó alguien por la radio.

Pero ni tan siquiera me paré a intentar adivinar quién era el dueño de la voz. En lugar de ello descendí la escalerilla que conectaba con la cabina del escudero de Tiberian, e ignorando sus súplicas, abrí la escotilla inferior. Unos segundos después, Luther y yo ya estábamos corriendo por la nieve, con nuestras armas entre manos y un objetivo claro: salvar al joven heredero.

Nyxia De ValefortDonde viven las historias. Descúbrelo ahora