Capítulo 30: Caída sin freno

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El mundo poco a poco se va dividiendo para posicionarse del lado de los emperadores en los que realmente creen. Por un lado tenemos a los aliados de los Vespasian (en rojo) y por el otro los del Nuevo Imperio (gris oscuro). Finalmente, tenemos a aquellos que por el momento se mantienen neutrales... al acabar la historia os volveré a poner este mapita actualizado, a ver cómo queda la cosa... pero vaya, ¡que la cosa pinta mal, mal! Jajajaja.

Espero que os guste el capítulo :) ¡Un besito!




Capítulo 30: Caída sin freno

Algún lugar de Throndall, ¿Noviembre? de 1.811 CIS (Calendario Imperial Solar) – 8 años antes



—¡Janus! ¡Loder! ¿¡Dónde estáis!?

Me desperté enterrada en la nieve, con las pulsaciones de la explosión aún palpitando en mi cabeza. Nos habíamos librado por poco, apenas unos segundos de huida campo a través que habían acabado con los tres saltando por los aires, víctimas de la onda expansiva.

—¡¡Janus!! —volví a gritar, poniéndome en pie.

Me bastó con dar unos pasos para percibir mi debilidad. La cabeza aún me daba vueltas por todo lo ocurrido, pero al menos me sostenía en pie. Busqué con la mirada a mi alrededor, perdiéndome en el gélido paisaje nevado que me rodeaba, y avancé unos pasos hasta localizar a Janus en el suelo, a los pies de un árbol. Corrí hasta él y me arrodillé a su lado. Tenía una fea herida en la pierna, pero estaba vivo.

—¡Janus! —exclamé, tirando de su chaqueta para incorporarlo. Lo sacudí hasta despertarlo—. ¡Janus, por tu alma, despierta! ¡Despier...!

—Lo vas a matar —dijo de repente Loder detrás de mí, surgido de entre la nieve.

El centurión tenía muy mal aspecto, con el rostro cubierto de heridas y el uniforme algo ennegrecido por el fuego, pero estaba vivo, que era lo importante. Se dejó caer a mi lado, mucho más agotado de lo que lo había visto jamás, y comprobó la lesión del cronista. Frunció el ceño.

—No va a poder caminar —me advirtió—. Intentaré llevarlo a cuestas, pero no prometo nada. Estoy... —Alzó la mirada hacia el cielo cubierto de nubes y negó con la cabeza—. Estoy agotado. Es como si me estuviesen drenando la energía, ¿no lo notas?

Tenía una sensación extraña, pero no lo habría descrito de aquella forma. Sencillamente estaba agotada, con el cuerpo molido de tantos golpes y la mente aturdida por todo lo ocurrido.

Llevábamos tan solo veinticuatro horas en Dankor y el mundo había enloquecido. Lo que se suponía que iba a ser una misión relativamente tranquilad para organizar la resistencia ante el inminente ataque de Throndall había acabado siendo una loca aventura en la que una vez más un agente de la Unidad Hielo había mostrado el lado más oscuro de la organización. Persephone Levane, una pretor al servicio de Lucian, y su equipo de magi, habían diseñado un potente generador alimentado por Esencia que, lejos de crear un escudo protector alrededor de la ciudad, tal y como había previsto el general, estaba preparado para convertir en guerreros inmortales a todos aquellos hombres y mujeres que muriesen durante la invasión de Throndall, tal y como había hecho Kyburn en Sacramentum. Un plan demencial frente al cual no habíamos dudado en oponernos, viéndonos obligados a enfrentarnos a nuestros propios hermanos en una intensa pero breve batalla que había finalizado con la destrucción del temible generador.

Nyxia De ValefortDonde viven las historias. Descúbrelo ahora