Normalmente son los personajes principales los que juegan un papel clave en las historias. Solemos perdernos en sus vidas, recorriendo caminos imposibles hasta desenlaces inesperados. No obstante, hay ocasiones en las que precisamente esas vidas se vuelven tan complejas por personajes secundarios, y en el caso de los habitantes de Albia, no cabe la menor duda de que una de esas personas que han cambiado la historia es un personaje secundario: Doric Auren. El príncipe heredero cambia el rumbo de los acontecimientos de tal forma que creo que lo justo es que le pongáis cara ^^ ¡Espero que os guste su foto!
Capítulo 14: Malphas, el Destructor
Campamento de la Legio Vulcana, 18 de enero de 1.809 CIS (Calendario Imperial Solar) – 10 años antes
No recuerdo cuándo me quedé dormida. Agotada tras más de tres horas de feroz lucha cuerpo a cuerpo en la niebla, espalda contra espalda con el general y su escolta personal, me dejé caer frente a una de las hogueras en busca de su calor. Extendí las manos hacia las llamas, con el corazón aún latiendo acelerado en el pecho, y recé porque el amanecer borrase aquella terrible oscuridad bajo la cual me sentía tan vulnerable. Tenía el uniforme empapado de sangre, tanto propia como ajena, y los dedos llenos de heridas de tanto apretar los dedos contra la pistola. Había disparado y recargado en tantas ocasiones que había perdido la cuenta. Simplemente había visto un enemigo tras otro surgir de entre la niebla con un único objetivo, matarnos, y me había defendido con uñas y dientes. Había sido agotador. De hecho, estaba tan cansada cuando todo acabó que tan solo necesité sentarme en la nieve para quedarme profundamente dormida. No podía más.
La luz de la mañana me despertó. Abrí los ojos, sintiendo que en vez de pestañas tenía piedras en los párpados, y contemplé en completo silencio el cielo encapotado. Los rayos de luz se colaban por entre las nubes, resistiéndose a abandonarnos. El Sol Invicto quería estar presente en la última batalla: quería acompañarnos hasta Sacramentum...
—Vaya, empezaba a creer que no ibas a despertar nunca —dijo de repente una voz.
Descubrí con sorpresa que a mi lado se encontraba el príncipe Doric Auren, sentado frente a la hoguera y con dos copas de vino caliente entre manos. El mismo Doric que el día anterior había vencido a Alaric en combate singular; el mismo que horas atrás no me había querido escuchar cuando había suplicado que viajásemos de inmediato a Sacramentum.
El que no me había creído cuando le había advertido sobre lo que acababa de pasar.
—Alteza —respondí, apresurándome a incorporarme para bajar la cabeza a modo de saludo. No sabía qué aspecto debía tener, pero teniendo en cuenta las circunstancias imaginé que era pésimo—. Disculpad, no sabía que...
—¿Que estaba aquí? Obvio, estabas dormida. —Doric sonrió, sincero en apariencia, y me tendió una de las dos copas—. Toma, te irá bien para entrar en calor. ¿Quién me iba a decir que hacía tanto frío en Throndall? Por algo lo llaman el infierno blanco.
Acepté la bebida y le di un buen sorbo, agradecida. El vino caliente cayendo por mi garganta fue mucho más efectivo que la hoguera: sentí un inmediato alivio en la tensión de mis músculos.
—Has luchado con mucha valentía durante estos días, Nyxia —prosiguió el príncipe, con la mirada fija en mis ojos—. Sobre todo contra esos striders. Te vi en la distancia y te aseguro que lograste estremecerme. Tu fuerza de voluntad es admirable. Ojalá tuviese a más mujeres como tú a mi lado. Todo sería mucho más fácil.
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Nyxia De Valefort
FantasyOcho años después del final de la guerra que cambió el destino de Albia, aquellos que fueron expulsados de su patria están preparados para volver. Ha llegado el momento del regreso del Nuevo Imperio y Nyxia De Valefort está lista para reclamar de nu...