Capítulo 15: El fantasma de los últimos días

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La Portadora de Luz o Lux Ceryx, como la llamaba Lucian. Nyxia es el epicentro del pasado y del presente de Albia, aunque muchos han tardado en darse cuenta de ello. Incluso sin haber nacido en el Imperio de la Luz, por sus venas corre más sangre solar de la que probablemente tengan muchos albianos. Sin embargo, el haber nacido más allá de la frontera es algo que muchos nunca aceptarán... por suerte,  Nyxia tiene esa fuerza infinita gracias a la que sigue manteniéndose en pie a pesar de todo, y nada ni nadie va a detenerla. Es lo que tiene ser la madre del auténtico emperador de Albia, una no tiene derecho a vivir su propia vida... :)


Aquí tenéis una maravillosa adaptación de nuestra protagonista. Su expresión severa, sus pecas y el colgante del copo de nieve al cuello representan a la perfección a un personaje que aún tiene mucho que contar.

¡Espero que os guste!



Capítulo 15: El fantasma de los últimos días



Sacramentum, 18 de enero de 1.809 CIS (Calendario Imperial Solar) – 10 años antes



Fría y misteriosa, Sacramentum se alzaba en mitad del páramo de nieve como un gran bastión en honor al Sol Invicto. Un lugar inexpugnable hasta aquel entonces que había vivido tiempos mejores. Años en los que el padre Kyburn había logrado convencer a sus ciudadanos de que había un papel vital en la historia para ellos. Que llegaría el día en el que lograrían cambiar el curso de las cosas... irónicamente, no había mentido. Sacramentum y sus habitantes eran la pieza clave de la historia que marcaría el futuro de Albia y su momento estelar estaba a punto de empezar.

Nos infiltramos en la ciudad tres horas después de abandonar el campamento de la Vulcana, ocultándonos bajo el manto de oscuridad de Luther Valens. El pretor estaba convencido de que con su protección podríamos cruzar la muralla sin ser vistos, y no se equivocaba. Cruzamos una de las entradas laterales sin levantar sospecha alguna en los dos guardias que había apostados en los pilares maestros y nos adentramos en la ciudad. Una ciudad que, tal y como recordaba, seguía con sus calles cubiertas de nieve y sus grandes edificios de piedra a oscuras. No había luces ni ruidos, ni voces ni música, pese a que sus habitantes deambulaban por sus calles. Era como si el mutismo absoluto se hubiese apoderado de Sacramentum.

—¿Qué les pasa? —pregunté en un susurro mientras avanzábamos entre ellos, esquivándolos con facilidad—. ¿Por qué se mueven así? Parecen adormilados.

Adormilados o atontados. En aquel entonces no sabía qué término encajaba mejor con la inquietante escena con la que nos estábamos encontrando. Las gentes de Sacramentum habían salido de sus casas para prepararse para el inminente enfrentamiento, pero lo hacían con una actitud tan sospechosa que preferimos no ahondar en ella. Se movían con lentitud, como si les meciese el aire, con los ojos entrecerrados y la mirada perdida en el horizonte. No hablaban ni se relacionaban entre ellos. Sencillamente se dejaban llevar hacia un mismo lugar: la catedral.

Quise seguirles y descubrir qué era lo que les aguardaba en su destino, pero siguiendo las órdenes de Luther, que parecía saber más que yo sobre lo que estaba pasando, nos desviamos hacia los alojamientos donde inicialmente nos habíamos instalado: unos fríos y amplios barracones situados en la zona este de la ciudad.

Nyxia De ValefortDonde viven las historias. Descúbrelo ahora