Capítulo 32: Una puerta al otro lado del Velo

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Capítulo 32: Una puerta al otro lado del Velo

Palacio Imperial de Hésperos, 20 de enero de 1.812 CIS – 7 años antes



Después de la semana de luto nacional empezaron los problemas. Selyne Auren tardó ocho días en renunciar al trono de su padre. La Magister Suprema de la Academia prefería mantenerse al margen de la política como de costumbre, por lo que Albia quedó huérfana.

Profundamente afectado por lo ocurrido, Lucian se sumió en la más profunda tristeza. Día tras día lo veía más callado y distante, encerrado en sus propios pensamientos. De vez en cuando los curioseaba para ver en qué pensaba, y siempre encontraba lo mismo. Lucian estaba obsesionado con que Talos estaba detrás de lo ocurrido, y en cierto modo no estaba equivocado. En el fondo, yo también lo creía. Por desgracia, el país vecino no era nuestra mayor preocupación. Con el tratado de paz congelado por el momento, muchos eran los que exigían que alguien tomase el poder en Albia. Todos esperábamos con ansia el regreso de Doric, pero con el paso del tiempo las voces discordantes comenzaron a sonar con demasiada fuerza como para no preocuparnos.

Distintos grupos pacifistas se manifestaban a diario. La debilidad del Imperio empezaba a hacerse patente, y las "Voces Rotas" y las "Gacelas", entre otros, empezaron a hacer mucho ruido. En un principio lo hacían a través de revueltas pacíficas en las que se limitaban a manifestar su ideología pacifista a favor del pacto con Talos, pero con el paso de los días otras ideas mucho más descorazonadoras empezaron a sonar en las calles. Había quien nos acusaba de haber cometido un genocidio en Throndall: de haber abusado de nuestra superioridad y haber arrasado con cuanto habíamos encontrado en nuestro camino. Irónicamente, nadie parecía recordar lo ocurrido en Dankor.

Aquellas protestas molestaban especialmente a Lucian, que no entendía su razón de ser. Comprendía que los universitarios y la gente más joven, siempre en contra del sistema, se manifestase, pero no que a aquellos movimientos se hubiesen unido personajes influyentes de la vida pública e intelectual del país. Ni él lo entendía, ni yo tampoco. Por desgracia, sus declaraciones cada vez más revolucionarias nos obligaron a responder. Lucian aumentó la presencia de agentes de las fuerzas de seguridad en las calles para contrarrestar las manifestaciones más agresivas de los anti-sistema y activó los mecanismos de propaganda del Nuevo Imperio para conseguir más apoyos. La situación se nos estaba escapando de las manos, y con el Senado limitándose a debatir sin llegar a ninguna conclusión, todos empezábamos a ver a Lucian como la única salvación de Albia. Por desgracia, no era tan fácil. Mientras que Selyne podría haber aceptado el trono y haber gobernado como regente hasta la llegada de su hermano, en el caso de la sucesión "horizontal las leyes imperiales obligaban al Senado a iniciar un proceso de ratificación del trono que, dadas las circunstancias, lo complicaban todo demasiado.

En definitiva, estaba siendo una época muy difícil. Me había instalado en el Palacio Imperial junto a Lucian y ahora vivíamos juntos, sin importarnos ser vistos juntos y al margen de las habladurías, pero era imposible que no nos afectase lo que estaba pasando. Con cada día que pasaba, la situación era peor en las calles y mayor el desconcierto de una población que, más que nunca, tenía el corazón en un puño.

Durante aquellas semanas Lucian fue recibiendo las visitas de la mayoría de los generales y militares destacados del Ejército. Lo hacían para mostrar su inquietud ante la situación, pero también para mostrar abiertamente su apoyo a mi marido. Nadie quería hablar de ello, pero con el paso del tiempo empezaban a disminuir las esperanzas de encontrar con vida a Doric.



El 20 de enero recibimos la inquietante noticia de que la Unidad Reiner, que había desaparecido junto al príncipe, había sido localizada en Throndall. Junto a ellos se encontraba también un agente de la Corona, casualmente miembro de la Unidad Hielo. Al parecer, estaban totalmente desorientados. Fuera como fuese, Lucian ordenó que los enviasen de inmediato a Hésperos para poder interrogarlos, lo que despertó ciertas sospechas en mí. No dudaba de Tristan Reiner ni muchísimo menos de su optio, Vanya Noctis, pero la presencia de un agente de la Unidad Hielo en el momento de la desaparición de Doric me hizo sospechar, y así se lo hice saber.

Nyxia De ValefortDonde viven las historias. Descúbrelo ahora