Capítulo 27: La elegida

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Capítulo 27: La elegida

Palacio de Verano de Delphys, 2 de septiembre de 1.811 CIS (Calendario Imperial Solar) – 8 años antes



—Deja de moverte —me ordenó Wolfram Kobal en tono cortante, dedicándome una vez más una mirada llena de desprecio—, así es imposible poder trabajar.

—Nyxia, por favor —intervino Lucian. Se encontraba en lo alto del altar, observándonos con fijeza desde la distancia—, relájate.

Relájate. Fácil de decir, pero complicado de hacer teniendo en cuenta las circunstancias. Lucian me había explicado que jugaría un papel clave en el futuro: que me convertiría en la llave que abriría todas las puertas, pero en ningún momento había hablado de ningún ritual... ni mucho menos de aquello.

Totalmente desnuda en el centro de la capilla y a merced del pincel con el que Wolfram Kobal estaba llenando mi cuerpo de símbolos arcanos, resultaba complicado mantener la calma. El tecno-mago ballaster evitaba en todo momento el contacto físico, rozando mi piel solo con la punta de su pincel, pero incluso así estaba en completa tensión. La cercanía de nuestros cuerpos y el modo en el que me había mirado al desprenderme de la ropa me había arrastrado a un estado de nerviosismo por el cual no podía hacer nada.

Y si la presencia del siniestro magus no fuese suficiente, estaba Lucian. No me importaba que estuviese con nosotros en la capilla, ni muchísimo menos. A lo largo de aquellas semanas me había acostumbrado tanto a él que incluso lo echaba de menos durante sus ausencias. Sin embargo, las circunstancias eran totalmente distintas. Aunque en ningún momento había apartado la mirada de mis ojos, era consciente de que su posición le ofrecía una imagen completa de mi cuerpo desnudo.

Iba a ser francamente complicado volver a mirarle a la cara después de aquella noche.

—Separa un poco más las piernas, por favor —me pidió Kobal mientras untaba la punta del pincel en el tintero—. Una vez acabe con la cara interior de los muslos empezaré con el vientre, así que no te asustes.

—¿Cuánto más vas a tardar?

—Mucho más de lo que ambos desearíamos.

Kobal empezó a tararear distintas plegarias mientras seguía dibujando símbolos. En un principio su voz era prácticamente inaudible, un silbido en el silencio total de la iglesia, pero con el paso de los minutos fue aumentando de volumen hasta clavarse en mi mente. No entendía lo que decían sus palabras, y de hecho ni tan siquiera sabía en qué idioma las pronunciaba, pero había una sonoridad tranquilizadora en ellas que logró serenar mi mente. Dejé caer la cabeza ligeramente hacia atrás, siguiendo sus consejos, y cerré los ojos.

Todo se tiñó de violeta.

La Luz. Tres días atrás, tras cenar juntos a la luz de las estrellas en una de las terrazas, Lucian me había guiado hasta un ala algo aparada del palacete, donde habíamos descendido hasta las grutas inferiores a través de un ascensor. En las profundidades del Palacio de Verano, enterrada en una de las múltiples cuevas subterráneas bajo el subsuelo, el príncipe había mantenido escondido durante dos años el gran secreto que se había llevado de Sacramentum. Algo cuya mera visión logró estremecerme.

La Esencia.

—La transportamos en secreto —confesó Lucian ante mi estupefacción—. Nadie sabe de su presencia... nadie salvo tú y unos cuantos de mis hombres. Ni tan siquiera mi hermano lo sabe.

—Sol Invicto —murmuré, atemorizada y fascinada por igual ante la visión de la columna de luz—. Jamás imaginé que volvería a verla. Creía... creía que la habría destruido. Después de lo que hizo Kyburn con ella...

Nyxia De ValefortDonde viven las historias. Descúbrelo ahora