Capítulo 33: El caballero junto al jabalí blanco
Palacio Imperial de Hésperos, 1 de enero de 1.812 CIS - 7 años antes
Soñaba que cabalgaba a lomos de Luminara. Me encontraba en los prados de Ballaster, en las Tierras de los Vinos, y Magnus estaba a mi lado. Normalmente soñaba con Lucian o con mis amigos de la Aurora, pero aquel día, bajo la brillante luz del Sol Invicto, tan solo estábamos mi buen amigo y yo, avanzando por la hierba con el horizonte como destino. No recuerdo de qué hablábamos, ni tampoco por qué nos reíamos, pero sí que nos estábamos divirtiendo. Durante los últimos minutos que compartimos antes de que me despertasen, fuimos felices. Fuimos libres... fuimos reales. Ni el pretor ni la esposa de nadie, simplemente Magnus y Nyxia, dos personas cuyos destinos se habían unido en el pasado y que volvían a reencontrarse.
—Nunca olvidaré cuando viajábamos juntos a bordo de Pantera —recuerdo que me dijo poco antes de despertar—. Incluso estando en mitad de una guerra, fui muy feliz.
—¿De veras? —respondí, incrédula, y volví a reír—. Estás loco, muñeco de nieve.
—Ya, estoy loco, sí... pero fui muy feliz. Te voy a echar de menos.
No pude responder. El nervioso golpeteo de Erica Lamm en la puerta me arrancó del sueño con violencia, catapultándome a una realidad muy distinta en la que me encontraba en nuestra habitación del Palacio Imperial, acostada junto a Lucian. Me incorporé en la cama, confusa ante el repentino revuelo que había en la sala, y tras los primeros segundos de desconcierto me centré en lo que en aquel entonces Erica le estaba comunicando a mi marido. La pretor parecía totalmente conmocionada.
—¿Un ataque terrorista en la Ciudadela? —repetía en aquel preciso momento Lucian, desconcertado—. ¿De qué demonios estás hablando?
—Han matado a un pretor, general. No sabemos qué está pasando, pero todo apunta a que nos están atacando.
Aquella fue la primera noche en la que un grupo organizado atacó un objetivo imperial en Hésperos. Estábamos acostumbrados a las incursiones en el norte por parte de Throndall, pero no a ataques en la capital.
La noticia nos sacó de la cama en plena madrugada. Fuera de sí, Lucian ordenó que se convocase a los generales del Estado Mayor y al Alto Mando Militar y Policial para que les diesen explicaciones. Marcellus Brax, el centurión al mando de la seguridad de la Ciudadela, estaba tan impactado como el resto, pero tras los primeros minutos de confusión confesó lo que muchos temíamos: que el objetivo del ataque había sido el prisionero que decía haber visto a Doric.
La noche se llenó de reuniones, noticias contradictorias y tensión cuando los rumores de inminentes ataques contra objetivos oficiales, incluido el Palacio Imperial, se apoderaron de la ciudad. El pánico se apoderó de Hésperos. Consciente de ello, Lucian ordenó blindar las calles con pretores y soldados. Aún no sabíamos exactamente quién estaba detrás de lo ocurrido, pero Lucian estaba tan convencido de que Talos había dado su primer golpe que nadie se atrevía a contradecirlo.
Alcanzado el amanecer, Marcellus Brax informó a Lucian de que las cámaras de seguridad habían logrado captar a los autores de los hechos. Unos autores que menos de veinticuatro horas antes habían estado precisamente en el Palacio Imperial, entrevistándose con Lucian tras su rescate en Throndall.
—Aidan Aldryn, Alexander Rienzi y Vanya Noctis... —susurró con perplejidad al reconocer en las imágenes a los tres pretores—. Sol Invicto, no me lo puedo creer.
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Nyxia De Valefort
FantasyOcho años después del final de la guerra que cambió el destino de Albia, aquellos que fueron expulsados de su patria están preparados para volver. Ha llegado el momento del regreso del Nuevo Imperio y Nyxia De Valefort está lista para reclamar de nu...