Hoy os traigo a la emperatriz Vanya Vespasian, la mujer que logró empezar una revolución con su absoluto convencimiento de que Doric estaba vivo... y vaya si tenía razón. Una lástima que su decisión conllevase tantas muertes. Ella provocó el cambio y el destino quiso premiarla convirtiéndola en la nueva Emperatriz de Albia... ¿Casualidad? Sin duda Nyxia no es a la única que se considera una oportunista en esta historia...
Capítulo 19: Parthia
Sacramentum, 18 de enero de 1.809 CIS (Calendario Imperial Solar) – 10 años antes
—¡Nyxia, apártate!
El arma giró en sus manos, dibujando una ágil estocada con la que obligó a retroceder al paladín de Kyburn. Lucian lanzó un segundo ataque, un arco horizontal a la altura de su cintura, y avanzó aún más, interponiéndose entre nosotros, logrando así darme el espacio suficiente como para poder levantarme.
—¡Vamos! —insistió al ver que no reaccionaba.
Aún seguía demasiado aturdida como para poder actuar con normalidad. Desde la explosión y la caída del strider mi mente trabajaba con dificultad, y bajo el resplandor púrpura de la columna luminosa, aún era más difícil. Por suerte, el general logró conseguirme el tiempo suficiente como para que me recompusiera.
Mientras ellos combatían con ferocidad, intercambiando un golpe tras otro, yo acudí al encuentro de Orpheus Serra. A aquellas alturas ya estaba muerto, con el cuerpo aún caliente y la sangre empapando su uniforme. Me agaché a su lado, sin atreverme a mirarle la cara o el pecho, temerosa de descubrir que ya no respiraba, y tomé prestada la pistola ligera que cargaba en la cintura. Inmediatamente después, olvidando por un instante a Lucian y su adversario, mis ojos volaron hasta Kyburn. El párroco estaba apoyado contra la pared, con la mano en el estómago, manchada de sangre. Al parecer, alguno de los disparos de Alexander le había alcanzado. De hecho, por su expresión sospechaba le quedaban tan solo unos minutos de vida.
Demasiados.
Dirigí el cañón hacia él y apoyé el dedo en el gatillo. Antes de presionarlo, sin embargo, un grito de advertencia de Lucian me hizo retroceder justo a tiempo para esquivar el martillo del paladín. Me lancé hacia atrás con rapidez, sintiendo mi cabello agitarse por la ráfaga de aire que acababa de levantar el ataque, y por un instante perdí el equilibrio.
—¡No!
Me tambaleé durante unos segundos, tiempo que el paladín aprovechó para recuperar su martillo y apartar a Lucian de su camino de un golpe seco en el filo de la espada. Inmediatamente después, se dirigió hacia mí a grandes zancadas.
El suelo tembló bajo mis pies, derribándome. Alcé la pistola y disparé contra el ser, atemorizada al ver su sombra proyectarse sobre mí, pero no sirvió de nada. Una vez más, la oscuridad que lo envolvía absorbió mis balas. El paladín siguió avanzando implacable, como una gran montaña de odio y muerte, y lanzó un poderoso barrido con su arma, arrancándome la pistola de entre los dedos. Grité de dolor al sentir el metal chocar contra mi mano, pero logré apartarla a tiempo antes de que me rompiese los huesos. Desafortunadamente, el siguiente ataque no se hizo esperar. El guerrero volvió a blandir su arma, obligándome a lanzarme de espaldas al suelo, mientras sentía cómo el martillo rozaba la punta de mi nariz. Giré sobre mí misma, desesperada, e intenté escapar.
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Nyxia De Valefort
FantasyOcho años después del final de la guerra que cambió el destino de Albia, aquellos que fueron expulsados de su patria están preparados para volver. Ha llegado el momento del regreso del Nuevo Imperio y Nyxia De Valefort está lista para reclamar de nu...