Capítulo 22: Cuerpo sin alma

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Capítulo 22: Cuerpo sin alma



Expreso Albiano, 21 de julio de 1.811 CIS (Calendario Imperial Solar) – 8 años antes



Viajábamos a toda velocidad a bordo del tren más rápido de todo el Imperio, el Expreso Albiano, una poderosa máquina de origen talosiano cuya mera existencia evidenciaba la posición cada vez más cercana entre los dos países.

Las cosas estaban cambiando, tal y como Loder me explicaba mientras viajábamos hacia Solaris. El mundo giraba a gran velocidad, creando nuevas alianzas frente a las que era complicado no sentir sorpresa. Ballaster se mantenía al margen por el momento. Llevábamos años estancados en nuestra destacada posición como aliados del Imperio de Albia, y esa comodidad nos permitía no tener que evolucionar a nivel político. En el Imperio del Sol Invicto, sin embargo, la rueda no dejaba de girar.

—Había oído algo al respecto, pero creía que eran solo rumores —reflexioné mientras miraba por la ventanilla, disfrutando de las hermosas vistas del norte del país vecino—. Albia y Talos jamás podrán ser aliados. ¿Cuántos años lleváis siendo enemigos? Siglos, diría yo.

—Siglos, sí, desde que se independizaron —respondió Loder con cierto hastío—. Nuestra enemistad es histórica, y más después de lo que sucedió en Dankor hace treinta años. Cuesta creer que el Emperador Konstantin lo haya olvidado.

—¿Te refieres a lo de la prometida del general?

Loder asintió con la cabeza. Hacía ya mucho tiempo de aquello, pero por todos era conocido el grave incidente que había acontecido en la ciudad de Dankor. En aquel entonces Lucian Auren estaba prometido con la baronesa Lydenia Corsic, una joven encantadora con la que formaba la pareja de moda. Se decía de ellos que su popularidad era muy superior a la de su hermano mayor, el Emperador Konstantin, y en gran parte era por la simpatía que ambos despertaban. El Lucian Auren del pasado era un joven muy apuesto y cercano por el que tanto la prensa como el pueblo sentían predilección.

—Tengo entendido que iban a inaugurar la primera Universidad Técnica de Albia —dije, tratando de rememorar las clases de historia del colegio—. En pleno discurso, Némesis provocó un atentado y Lydenia quedó gravemente herida.

—Murió unas semanas después, en brazos del general —confirmó Loder—. Fue terrible. Yo no conocía a Lucian por aquel entonces. De hecho, era apenas un niño, pero dicen que era una persona totalmente distinta de la que es ahora. Lo sucedido en Dankor lo marcó para siempre, y no es para menos. Talos le arrebató lo que más quería.

—Pero no fue Talos —repliqué, pensativa—. Fue Némesis, el grupo terrorista.

Ya, "Némesis". Loder dejó escapar un suspiro cargado de mordacidad.

—No creas todo lo que dice la historia o la prensa, Nyxia. El mundo real es muchísimo más cruel de lo que quieren enseñarnos. Piensa por un momento: si hubiese salido a la luz que Talos estaba detrás del atentado, ¿qué crees que habría pasado? Habría sido el inicio de una guerra. El statu quo que durante tantos años nos había acompañado habría llegado a su fin, arrastrando a los dos países a un conflicto armado de cuyo resultado tú y yo seríamos víctimas. —Loder negó con la cabeza—. El rey Tyrros Asatryan declaró la inocencia de su país públicamente y trató de ocultar su participación tras falsas muestras de apoyo. Poco después, casualmente, abdicó en favor de su hijo... —Suspiró—. El emperador Konstantin quiso creerlo. No era un buen momento para una guerra abierta contra Talos, así que decidió creer que no había ninguna vinculación entre Némesis y el país vecino. Al general, sin embargo, no pudieron engañarlo.

Nyxia De ValefortDonde viven las historias. Descúbrelo ahora