Capítulo 28: El principio del fin

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Después de unos días en los que creo que me han envenenado, o al menos yo me he sentido así, os traigo un capítulo nuevo de Nyxia De Valefort... espero que os guste :)



Capítulo 28: El principio del fin

Palacio de Verano de Delphys, 6 de septiembre de 1.811 CIS (Calendario Imperial Solar) – 8 años antes



—Debería estar muerto.

—¿Por ser su hermano? —Negué con la cabeza—. Lo siento pero no. No hay pruebas evidentes de que Hoster Jarrus esté implicado. Serrex Jarrus dirige la Corte Carmesí, sí, ¿pero acaso eso lo convierte automáticamente en su cómplice? Es como si por el mero hecho de que el Emperador esté negociando con Talos, tú estuvieras de acuerdo.

Tras dos largas jornadas de trabajo en las que el olor de la sangre aún no me había abandonado, aproveché la madrugada para ir a la playa en busca de un poco de paz. No esta estúpida, sabía perfectamente que Lucian había ordenado acabar con la vida de Hoster Jarrus, el hombre que me había encomendado localizar, pero yo me había negado. No era una asesina. Y comprendía su desesperación, por supuesto. Senex Jarrus y su diabólica Corte Carmesí habían estado a punto de acabar con la vida de Selyne Auren, pero mi código de honor me impedía cometer aquel crimen.

Entristecida al ver la decepción en sus ojos, me puse en pie hasta alcanzar la orilla de la playa. Aquella noche la temperatura era más alta de lo habitual, por lo que era de agradecer que la brisa fuese más intensa. Además, desde que había acabado el ritual me sentía extraña. Mi cuerpo emitía más calor de lo normal. Sentía cómo la energía solar fluía en mi interior, surgiendo a través de mis poros en forma de vapor y de una tenue luminiscencia gracias a la cual había mi piel había obtenido un peculiar color dorado. Al verme, Héctor había creído que me había quemado por tomar demasiado el sol. Lo cierto, sin embargo, era mucho más complejo. El ritual me había cambiado de muchas formas, pero aquella era la más visible.

Lucian se puso en pie para acercarse a mí. Se situó a mi lado, con la mirada fija en el horizonte, y durante unos segundos permaneció en completo silencio. Su mente estaba llena de ruido: de palabras y conceptos que, mezclándose entre sí, conformaban una compleja tela de araña que le impedía pensar con claridad.

—Demasiadas preocupaciones —dije, dedicándole una fugaz mirada—. No quiero que te enfades conmigo, Lucian, pero...

—No estoy enfadado —aclaró—, ni tampoco decepcionado. Sé cómo eres, y en parte es por ello por lo que te elegí. Simplemente creía que tardarías un poco más en desobedecer las órdenes.

Sonreí algo avergonzada.

—Lo lamento.

—No lo hagas, insisto. No tengo más remedio que mantener prisionero a Hoster un poco más. En los interrogatorios están saliendo cosas muy interesantes. No sabe demasiado, pero ha mencionado cierto nombre que ha hecho saltar todas mis alarmas. ¿Sabes quién es Lilian Verdian?

—¿La senadora?

Lucian asintió. Verdian era una popular senadora del Partido Reformista conocida por sus contribuciones a causas benéficas.

—Senex Jarrus tenía dos grandes benefactoras: una de ellas es una mujer extranjera conocida como la "Tejedora". La otra, muy a mi pesar, es Lilian Verdian, la senadora. Como comprenderás, su participación en esta causa es algo muy grave. Ha financiado el intento de asesinato de la princesa. —Negó con la cabeza—. La corrupción ha llegado al Senado, Nyxia.

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