Capítulo XLV: Prisionera

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Pasaron dos días desde que aquellos seres hicieron su pequeño trato a pesar que los involucrados presentarían obvias quejas, en especial la chica pues ella es la que pasaba por una peor situación al lado de la criatura que más detesta.

Kyle no le llamaba la atención la desaparición de su hermana pues él tenía la idea que ella se había marchado a explorar pero por la insistencia de Verdammt y Melody iniciaron una búsqueda claramente sin éxito, cada hora que transcurría era una tortura para Verdammt ya que él había prometido que era turno de él para cuidarla y se culpaba así mismo por hacer un mal trabajo pero lo sucedido no era su culpa y Melody se lo recordaba cada vez que él se alteraba a punto de quebrar en llanto mientras Kyle no ayudaba a la situación a parte de observar a sus dos compañeros.

Mientras los tres demonios buscaban sin parar Barbatos gozaba viendo cómo Demonie se retorcía entre sus sombras tratando de escapar pero todo era en vano y eso era lo que hacía reír a Barbatos.

- ¿ Cariño no te cansas de moverte tanto? Aunque la verdad me resulta más favorable tu cuerpo agotado.- Hablaba Barbatos mientras se acercaba a tocar las piernas de la pelinegra.- Cada vez que te agitas haces que me emocione, tu piel perlada por el sudor y tu desarreglado cabello que se pega a tu frente...- Terminando de decir eso él soltó un grito eufórico, tardó unos segundos en recobrar la compostura.- Me tienes encantado mi amor.

- ¡Cállate! ¡Cállate! ¡No me toques!- Gritó Demonie volviendo a patalear e intentó una última vez herir al risueño pero lo único que logró fue rasguñar su cuello, un inofensivo corte muy superficial dejando a Demonie anonadada.- No entiendo... ¡no entiendo porqué tu cabeza no se separa de tu cuerpo! He hecho esto tantas veces... ¿Qué has hecho conmigo?

Un escalofrío recorrió la espalda del rubio y una enorme sonrisa destacaba en su rostro, nada lo emocionaba más que tener frente a él a Demonie tan vulnerable.

- Yo no he hecho nada contigo ¿o tal vez si? ¿Quieres saberlo? Mi hermosa y querida Demmy ¿te sientes lo suficientemente curiosa?

- ¡Solo habla de una maldita vez en lugar de dar vueltas con lo mismo!

- Hmmm, esa agresividad tuya me enamora. De acuerdo te lo diré, después de todo no puedes hacer nada al respecto, primero que todo para poder atraparte tuve que hacer unas pequeñas cosas para evitar que me rebanes a la mitad.

- ¿Cosas? ¡¿Qué tipo de cosas?!

- Shhh... Tu amante está hablando aprende a callar Demmy... Ahora ¿dónde me quedé? ¡Aah! Cierto fue en la explicación, como sea lo que hice fue seducir a una sacerdotisa wiccana para obtener una especie de hechizo protector, no es muy efectivo contigo pero al menos solo logras hacerme un simple rasguño así que me conformo con el resultado.

Barbatos chasqueó los dedos y sus sombras desaparecieron provocando que Demonie cayera al suelo. El rubio no perdió la oportunidad para acercarse a ella y volver a tocarla, esta vez Demonie estaba demasiado agotada como para poner Barbatos en su lugar.

- Ven, vamos a darte un baño y luego tendremos una cena juntos.

- No quiero, no contigo.

- No te pregunté amor mío.

En un rápido movimiento Barbatos sacó un pequeño frasco y roció el verde líquido en el rostro de la chica, ella con sus últimas fuerzas golpeó el rostro de Barbatos logrando botar sus gafas pero él ni se movió.

- Esto también es un regalo de esa sacerdotisa, ya verás lo bien que te sentará Demmy.

Demonie no respondió no porque no quiso sino porque estaba asustada al sentir como las pocas energías que tenía desaparecían en segundos dejándola completamente inútil que ni siquiera podía sostener su propia cabeza.

DemonieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora