Capítulo XL: Quisiera tener un hijo

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Pasaron tres días luego de aquellos dos sucesos que marcaron a los hijos de Asima, Daemon regresó con el único ser que en verdad amó y Demonie ganó un nuevo enemigo, pero como era de esperarse de ella no le daba importancia para nada aunque no se podía decir lo mismo sobre el demonio albino.

Katia se fugaba de su hogar para visitar a Kyle sin ser vista por Henry o eso era lo que ella creía pues su hermano sabía exactamente donde estaba, qué hacía y con quién estaba. Su querido hermano tenía una enferma obsesión con ella y lo escondía muy bien pues no levantaba sospecha alguna, él que también era un ángel ocultaba deseos tan impuros dentro de su corazón desde que tenía memoria. Henry no soportaba la idea que su pequeña hermana esté en brazos de otro, le hacía perder la cabeza.

Bárbatos no volvió a presentarse frente a Demonie ya que necesitaba darse un tiempo para idearse un plan más pacifico para tener a la pelinegra entre sus garras, por alguna razón algo lo detenía de usar la violencia. La vacía mirada de Demonie invadía su mente y le provocaba escalofríos sin embargo también se agregaban deseos de ver cualquier emoción en aquel pálido rostro de la chica, solo imaginarlo le excitaba a altos niveles.

~*~

El lunes por la mañana Katia llegó al apartamento de Kyle y fue recibida por Melody, ambas saboreaban la amargura con solo verse a los ojos y si no fuera por la estricta palabra de Kyle Melody ya hubiera protagonizado un escándalo en plena entrada del apartamento, así que no había más opción para ella que dejar pasar al ángel hasta la habitación de Kyle. Una vez que Katia se encontraba sola con Kyle ella se acunaba en sus brazos y él no la soltaba pues su terrible pesadilla era que no fuese real, sin embargo pasaron los minutos suficientes para probarle que no era un producto de su imaginación, él no estaba tan loco como creyó. Mientras tanto en la siguiente habitación se hallaba Demonie en cuclillas con la oreja pegada en la pared escuchando la conversación de los amantes, la pelinegra no solía espiar conversaciones ajenas pero por pura casualidad escuchó las palabras "nuestro hijo" y no soportó al bicho de la curiosidad.

- Kyle... no quiero hablar sobre eso. Déjame disfrutar este momento.

- Has evadido esa pregunta desde anoche, necesito saber que ocurrió no puedes ocultármelo por siempre. Katia por favor dime qué sucedió con Ethan, nuestro niño...

Los ojos de la castaña se cristalizaron mientras se encogía al llevar sus palmas sobre su plano abdomen.

- Kyle, Ethan no existe... No tuvo ni la oportunidad de venir al mundo.

El demonio estaba muy aturdido que no fue capaz de desempeñar el movimiento de un simple músculo, sus labios no se podían mover para hablar pero internamente pedía a gritos una explicación. Hubo una larguísima pausa entre ellos, la chica comenzó a temblar abrazándose así misma mientras las terroríficas imágenes de la noche que perdió al niño atormentaban su cabeza. Y en la habitación continua Demonie tuvo que llevar su mano a sus labios para evitar hacer ruido, ella ya sabía que Kyle iba a ser padre pero escucharlo de quién iba a ser la madre la dejaba totalmente atónita.

- Dime que no es verdad... Por favor, demuéstrame que es una pesadilla. Amor...

- ¿Por qué te mentiría Kyle?- Cuestionó Katia intentando no romper en llanto.

Kyle abrazó a la muchacha pero ella no correspondió al abrazo, sus tembloroso dedos se enredaban entre ellos y su triste mirada se fijaban en los desobedientes dedos.

- Sí tanto quieres saber ¡bien te lo diré!

Katia giró quedando frente a Kyle, ella no quería decir ni una sola palabra de aquella noche pero ya no tenía más opción. Tarde o temprano ella sabía que debía de contarle a Daemon sobre el destino que vivió la criatura.

- Kyle, esa noche que nos separaron me llevaron a la mazmorra del angelus corrumpere... De alguna forma se dieron cuenta de mi relación contigo y decidieron mi castigo en segundos... Me arrancaron las alas... Me quitaron el puesto de cazadora de demonios y ahora soy la "niñera" de un arcángel que cree que es humano, también me asignaron a otro ángel para vigilar mis pasos... Creí que solo eso me iba a suceder pero, mi esperanza se quebró cuando escuché al Mayor Arcángel decir que no debía de salir con el niño en mi vientre, que mi cuerpo debía ser purificado de inmediato... Kyle, no tuvieron piedad de mí ni del bebé, me lo arrebataron desde mi interior... No tuve la fuerza de luchar por él, me estaba desangrando y el dolor era demasiado, no pude... no pude... ¡NO PUDE SALVARLO! ¡DESCUARTIZARON A NUESTRO NIÑO!

La habitación se inundó de los desgarradores gritos llenos de dolor de Katia, nadie jamás la había visto llorar de esa manera. Demonie en cuanto escuchó los amargos lamentos se levantó con rapidez y huyó de su escondite tomando su mochila y dejando atrás a todos, se sentía muy mal por haber escuchado conversaciones ajenas.

Demonie seguía el mismo camino que su hermano le había mostrado para ir al instituto o eso era lo que ella creía pues estaba tan distraída que apenas y sabía por donde se dirigía. Varios pensamientos se le cruzaban a la mente pero la primera pregunta que le estorbaba era ¿cómo se siente ser madre? Ella no podía imaginarse la respuesta y no se le ocurría a nadie a quién preguntarle, ni siquiera a su propia madre pues Asima apenas y le dirigía la palabra, agregando que ella estaba refugiada en la casa de Emmett. La pelinegra solo resopló mientras llevaba sus palmas a su cabello.

- ¡Chloe!

La chica al escuchar ese nombre giró de inmediato en dirección de aquella alegre voz, era su amigo Emmett quien la alcanzó en un abrir y cerrar de ojos.

- Me alegra mucho que decidiste regresar a clases. Pero para empezar ¿Por qué no ibas? Me tenías preocupado Chloe.

Demonie solo observó los celestes ojos del chico y sin descaro alguno tomó su rostro evitando que viese a otro lado.

- ¿Emmett has tenido un hijo?

- ¡¿De donde sacas eso?! ¡Por supuesto que no!... Todavía soy virgen.

- Solo es curiosidad pero no me ayudas.

- ¿Perdón por ser decepción?

La chica bajó su mano y siguió caminado, Emmett le siguió y esta vez muy intrigado por la pregunta de ella.

- Hey Chloe ¿ocurrió algo?

- Solo quería saber que es tener un hijo, nada más.

En sólo segundos dejaron de estar solos y se agregó la indeseada presencia de Bárbatos, él tomó por la cintura a la chica y la acercó a su cuerpo mientras que con su mano libre acariciaba la pálida mejilla de la chica.

- ¿Entonces quieres tener mi hijo? Mi querida Demonie, si quieres podemos empezar ya.

- No que asco, piérdete.- Rugió la chica mientras forcejeaba para liberarse de los brazos del tipo.

Emmett se indignó al ver los actos del rubio y sin perder tiempo intervino empujándolo y así soltó a la muchacha. Bárbatos observó con desprecio a Emmett pero no daba marcha atrás, no se iba a dejar intimidar por cualquiera.

- ¡¿Quién crees que eres para tocar a Chloe de esa manera?!- Cuestionó Emmett mientras se colocaba frente a él y a la vez, cubría a Demonie.

- ¿Qué quién soy? Escúchame maldito gusano, soy el novio de Demonie y por eso puedo tocarla a mi gusto. Ella es mía.

DemonieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora