Capítulo XXVII: El Hospital y la Niña.

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Emmett corrió como si no hubiese un mañana, al estar frente aquel edificio se detuvo recuperando el aliento mientras observaba detalladamente las paredes con fisuras de tamaños variados, al enderezarse sintió un escalofrío que recorrió por todo su cuerpo eso le dio motivos para retornar pero no podía romper una promesa. Respiró profundo recuperando el valor al instante y caminó hasta adentrarse al antiguo hogar del demonio de ojos carmesí.

Cada vez que veía hacia las paredes escritas con sangre se formulaba las mismas preguntas: "¿Quién es Demonie? ¿Por qué está escrito eso en las paredes?"  Se distraía intentando buscar una respuesta hasta que su pie izquierdo con un objeto haciendo que lo sacara de sus pensamientos inmediatamente, volteó a ver con que había tropezado y para su sorpresa era nada más que un viejo cráneo. Emmett intentó mantener la calma pero el tétrico lugar lo hacía imposible, quería huir a cualquier parte que no sea escalofriante pero él mismo se condicionó que no saldría de aquél lugar sin Asima en sus manos. Para tener menos miedo comenzó a recitar una oración que sus padres le habían enseñado cuando el miedo se apodere de su cuerpo.

- Padre Amado, la maldad ha logrado entrar en mi mente, hace que mi miedo crezca y me lastima, llenando mi mente y corazón de temores reales e irreales. Me inunda el terror en cada situación difícil, de rodillas te pido que me ayudes, lléname de fuerza... Te ruego que me ayudes, tú eres el único capaz de hacerme olvidar el miedo... ¡!- No siguió su oración pues un extraño ruido lo interrumpió.

Apretó los puños y apresuró el paso hacia la habitación que Demonie una vez lo llevó. Al entrar comenzó a buscar con la mirada y finalmente encontró a la muñeca sentada cerca de la ventana, Asima se veía totalmente descuidada causando así más miedo que antes, Emmett la tomó en sus brazos sin pensarlo dos veces pero al momento de guardarla en su mochila una tremenda fuerza sobrenatural lanzó a Emmett contra la ventana logrando pasar a través de esta y caer acompañado por varios trozos de vidrios. El castaño tenía en cuenta que era su final pues nadie sobrevive a una caída de gran altura, como último acto abrazó a Asima y así protegerla con su cuerpo cuando impactara.

"No puedo creer que así moriré, lo siento mamá, papá, Esmeralda, Emilie a pesar que ya no los volveré a ver no me despedí correctamente de ustedes... Chloe, lo siento no podré cumplirte mi promesa..."- Sólo pensar en Demonie una sonrisa se le escapó junto a sus lágrimas.

El cuerpo de Emmett se detuvo en el aire por unos segundos a pocos centímetros del suelo dejándole caer encima los trozos de vidrio y luego cayó con suavidad al frío piso sin salir herido a parte de los rasguños. Él abrió los ojos lentamente pues esperaba su muerte y no aquella salvación inexplicable, se sentó con rapidez observando a la muñeca a punto de agradecerle por el acto.

- Yo no fui niño.- Decía la voz que provenía de la muñeca.

Antes de que Emmett pudiera hablar él intentó levantarse pero no logró mantener el equilibrio y cayó nuevamente entre los vidrios, se sentía débil como si toda su fuerza hubiese sido robada lo único que lograba hacer era sostener a Asima, respiraba con pesadez, giró delicadamente su cabeza rasgándose la mejilla contra un fragmento y logró ver la figura de un infante acercarse, el contraste del ocaso no lo dejaban distinguir quién era pero lo más sorprendente eran aquellos brillantes ojos morados de aquél que se acercaba. La vista de Emmett se hacía borrosa mientras que aquella niña se acercaba saltando y riéndose.

- Pero mira cuánto daño te haz hecho por salvar a esa cosa que ni siquiera puede adoptar su verdadera identidad y lo peor su estado bipolar, la muy estúpida intentó matarte con sus pocas fuerzas y no miró las consecuencias.- Decía la niña con su aguda voz, se agachó y comenzó a tocar la herida de la mejilla del chico.- Ah... Voy a curarte esos feos rasguños pero no creas que lo hago por ti o por lástima, lo hago por mi nueva hermanita Demonie... No sabes cuánto te aprecia a pesar de ser un ángel. Yo los ODIO por quebrarle el corazón a mi Daemon... Quisiera matarte.

Emmett tenía tantas preguntas en su mente pero ni una sola palabra salía de su boca en especial tras escuchar "Demonie" en las palabras de la niña, quedó inconsiente a los segundos. La niña al notar que estaba desmayado, tomó la muñeca y la tiró a un lado decidiendo ocupar el lugar donde Asima estaba para molestarla, la infante se sentó en el torso de Emmett a ver el cielo.

El ocaso se había apoderado del cielo, la temperatura había bajado, y la pequeña quién estaba jugando con el torso del chico tocando el firme abdomen.

- Huuuh... ¿Esto cuenta como infidelidad contra mi Daemon?- Se cuestionaba a ella misma con un leve rubor en sus mejillas.

Miró al cielo nuevamente viendo que ya era tarde así que prefirió llevar al castaño a su hogar. Mientras ella abotonaba la camisa de Emmett cuyo torso estaba expuesto por culpa de la chiquilla, ella encontró una tarjeta de identificación en el bolsillo de la camisa.

- Vaya, Emmett D'Valencia 17 años... Wow... Vive bastante cerca de nosotros, me saldrá bien ir a dejarlo pero me será difícil con este cuerpo, todo por culpa de Kyle... por ser malditamente atractivo.- Se quejaba Melody ya que había sido atrapada en el cuerpo de un infante por el hecho que Kyle había tomado casi la mitad de su sangre y carne. Como el cuerpo de un niño no tiene la misma cantidad de sangre le era más fácil adaptarse a ese cuerpo con poca sangre en su sistema hasta regenerarse totalmente.

Melody no tenía la fuerza suficiente para cargarlo, tomó a Asima y la colocó dentro de la camisa de Emmett para evitar que se cayera en el camino, guardó la tarjeta de él en la mochila antes de colocársela en su pequeña espalda mientras ejecutaba su plan para movilizarlo. Ella tomó el pie del chico y comenzó a arrastrarlo donde el suelo era firme y sin obstáculos hasta llegar al hogar de él, tocó el timbre tirando la mochila al lado de él e inmediatamente salió huyendo.

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