Capítulo L: Lágrimas de hermanos

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Los llantos del chico habían cesado luego de un largo rato y el silencio trajo consigo la incomodidad, al menos para él pues su hermana no le importaba mucho el silencio, sin embargo gracias a la calma el demonio de ojos azules pudo estudiar los rasgos de su hermana y notaba que algo no andaba bien. Finalmente pudo centrarse en lo que tenía frente a él y era el pecho de la fémina cubierto de sangre, y al levantar la mirada el rastro de aquel líquido era más notable.

- Perdona por esto. Soy yo el que debe de atenderte no tú a mí... Hmm, disculpa pero ¿podrías decirme tu nombre hermana?- Dicho esto Kalvin se enderezó limpiándose las mejillas.

- Demonie, ese es mi nombre y no te preocupes por mí que me encuentro bien.

- Pero... esa sangre y tu vestido está roto. Todo eso me indica que algo no va bien.

- ¿Esto? No es mío, por eso te dije que estoy bien.

- ... Al menos déjame buscarte una toalla para limpiarte.

Así el chico se levantó del suelo y luego ayudó a su hermana, antes de irse a buscar la toalla le indicó que se sentara en el sofá a esperar y la chica obedeció. Ella al estar sola comenzó a echarle un vistazo alrededor del salón pero no pudo ver más detalles puesto que el chico había regresado corriendo hacia ella entregándole la toalla, le agradeció el gesto y antes de comenzar a limpiarse el chico dio un grito ahogado de asombro.

- ¡Dem tu cabello! ¡Juro que era blanco! ¡¿Que pasó?!- Soltó rápidamente Kalvin.

- Ah, eso... Yo tampoco entiendo el porqué pero lo único que te puedo decir es que cuando el sabor de la sangre desaparece de mi boca mi cabello vuelve a ser negro, como el tuyo.

- ... ¿Y por qué tenías sangre en tu boca...? Quiero decir... ¿por qué estás tan desastrosa? ¿Por qué estás aquí? ¿Qué sucedió? ¿Por qué mi madre te trajo aquí?

Demonie no se molestó en responder, ella simplemente limpió su rostro, cuello y pecho, al terminar dejó la toalla en la mesa que tenía al lado y se levantó camino a la puerta principal dejando atrás al chico.

- Eso no importa, ya que estoy libre debo de volver. Tengo que ver a alguien... debo asegurarme que todo esté bien.

- ... Y ¿sabes llegar?

- No, me guiarás tú.

- ¿Disculpa? Dem... Yo no he salido de los alrededores de esta cabaña...

- ...

Nuevamente la chica no se molestó en dirigirle una palabra, ella buscaría la salida del sitio sin importar lo que cueste y no debía de perder el valioso tiempo pues cada segundo costaba mucho para ella, la ansiedad de no saber lo que ocurría con Emmett era insoportable. Por él, ella salió de la cabaña sin importar que las piedras y ramas lastimaban sus descalzos pies, el dolor físico no era nada comparado a su preocupación por su amigo.

Había pasado un buen rato y el sonido de las cigarras, ramas quebrándose y moviéndose gracias al viento no molestaban a Demonie, sin embargo el sonido de algo pesado cayéndose y acercándose a ella la alarmó y de manera inmediata ella giró dispuesta a atacar a lo que sea que se estaba acercando a ella, pero lo que estaba corriendo hacia ella era su hermano que rodaba sin control por el inclinado suelo y se detuvo al chocar contra un árbol, que estaba al lado de Demonie. Esa situación le fue suficiente para creer que su hermano era alguien bastante torpe y probablemente era por eso que no salía de la cabaña.

- ¿Por qué me seguiste? Debiste de quedarte con tu madre.- Habló Demonie mientras alargaba su mano para ayudar al chico.

- No sé porqué lo hice, solo salí sin pensarlo.- Respondió avergonzado.

Demonie no cuestionó más sus acciones, si él quería acompañarla así sería. Ella lo levantó y sacudió la tierra de los pantalones del chico, luego de eso ella limpió sus manos a los lados de su roto vestido y sin perder tiempo tomó la mano de Kalvin, pensó qué tal vez así evitaría que él volviera a tropezarse mientras que él pensaba que era para construir un buen lazo de hermanos. Cada uno vivía su teoría sin siquiera cuestionar al otro.

Antes de que ambos sentaran una simple conversación un extraño sonido los puso alerta, eran pesadas pisadas acompañados de algo que sonaba a una carreta en mal estado. Demonie fijó su mirada en dirección del extraño sonido y fue cuestión de tiempo en darse cuenta de qué se trataba, y por desgracia no se trataba de un aliado. Sus ojos carmesí se abrieron como platos al ver a una chica pelirroja despeinada, con el mismo uniforme de su instituto pero sucio y su brazo izquierdo enyesado, lentes quebrados y detrás de ellos habían unos ojos cafés muy desanimados, esa era Keaghlean Loughlin, la chica que había secuestrado a Verdammt tiempo atrás.

Keaghlean también se percató de los demonios que tenía delante de ella e inmediatamente cayó arrodillada llevando su brazo sano a la carreta a punto de caerse en pedazos, la pelirroja se quebró en llanto antes de poder soltar una palabra.

- ¡Por favor no me hagas daño! No ahora que estoy tan cerca... Perdóname la vida...- Exclamaba a llanto la pelirroja.

El llanto de Keaghlean dejó confundido a Kalvin pero prefirió no meterse en el asunto, al menos no por el momento. Mientras tanto Demonie solo observaba a la humana, pueda que a este inesperado encuentro se podría sacar información.

- No te haré nada si me dices que tan lejos estamos de la ciudad.

- Si sigues bajando te tomará como cuatro o seis horas en llegar...- Respondió con temor la pelirroja.

Con esa información le fue suficiente para Demonie y con esto dejó atrás a la chica pero al pasar al lado de la carreta sintieron un asqueroso hedor muy nauseabundo, eso bastó para que Kalvin se entrometiera y soltó la mano de su hermana corriendo hacia la carreta y sin pensarlo antes quitó la manta que ocultaba el interior de la carreta y lo que había adentro le provocó el vómito. Era el podrido cadáver infestado de gusanos comiéndose la piel de lo que fue un pequeño niño, era el hermanito de Keaghlean, Mark. La chica estalló en llanto nuevamente mientras gritaba el nombre de su difunto hermano, Demonie solo se giró tratando de evitar ver la escena, ver a ese niño muerto le dolió y mucho.

Kalvin entendió porque la chica estaba ahí y no había otra teoría, ella estaba para rogarle algún hechizo a su madre y conociendo a la bruja se negaría a traer a un ser de vuelta a la vida. Pero el dolor de ver a una humana llorando a gritos por su ser querido le fue suficiente para romper las reglas. Él traería de vuelta al niño sin importar que su madre le haya prohibido estrictamente no alterar la naturaleza de la muerte.

DemonieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora