Capítulo XLI: Promesa

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La sangre de Emmett hervía en ira con solo escuchar las grave voz del muchacho rubio, sus palabras eran tan molestas como el chirrido que se provoca cuando rascas un tenedor con un vaso de vidrio, así de molesto lo sentía Emmett.

- Por favor déjate de jueguitos estúpidos Chloe no se fijaría en alguien tan engreído como tú.- Respondió Emmett intentando sonar lo más calmo posible pero la actitud del muchacho se lo hacía imposible.- Pensaba que eras un buen ejemplo a seguir Anthony, pero veo que solo eres un pervertido calenturiento. 

- ¡JAJAJA! ¡No me hagas reír pedazo de idiota!- Interrumpió Barbatos en carcajadas, apenas se podía controlar.

Emmett le pedía a Dios que le diera la paciencia suficiente para no dejar ir su puño a la cara del loco risueño. Mientras aquel se reía como demente Emmett entrelazó sus dedos con los de Demonie con cierta fuerza que hizo sorprender a la chica pues él no solía hacer ese tipo de cosas.

- Vámonos de aquí Chloe.- Le susurró el castaño y sin perder un solo segundo comenzó a marcharse.

La chica no hallaba otra opción que seguirle, además no tenía nada que hacer en ese sitio pues se les hacía tarde para ir a clases y ninguno de los dos estaban buscando un regaño por parte del profesor. Mientras iban caminando Emmett no dejaba de pensar en las maneras que quería lastimar al chico de lentes, sin embargo Demonie no presentaba emoción alguna pues ella se planteó que aquel rubio no merecía tener su atención.

- Chloe... ¿Desde cuando conoces a Anthony? Siempre lo he visto en los pasillos como un lobo solitario, y ya veo el porqué, es un bastardo pervertido.

- Ah, no lo conozco. La primera vez que lo vi fue cuando entró en mi habitación.

Emmett casi se va de espalda cuando escuchó aquella confesión, se mostraba incrédulo ante esas palabras y tanta fue la impresión que se quedó completamente en blanco. Demonie se percató de la expresión del castaño.

- Tranquilo, no sucedió nada. No iba a dejar que me toque, me da asco.

A pesar de esa frase Emmett aún se encontraba muy intranquilo, lo dejaba pensando sobre qué otras cosas le había sucedido a Demonie. El chico tomó un largo y profundo respiro.

- Chloe desde que te conocí eres un completo misterio, dices cosas raras, actúas raro... Usualmente no me junto con personas como tú, pero desde que te vi sentada en la calle me sentí atraído a ti, no me confundas no es de la misma manera como Anthony, no sé cómo explicártelo.

- Quieres matarme.- Interrumpió Demonie.

- ¿Qué? ¡No! Es todo lo contrario ¿por qué piensas eso?

- Pues... Alguien una vez me dijo que un ángel que se involucra con un demonio es para poder matarlo.

- ¿Con qué tipo de personas te juntas? Pero para empezar ¿por qué les crees? Yo no soy capaz de hacerte daño, ni hoy ni nunca. Me escondes muchas cosas, no sé bien tu pasado, tus palabras solo me confunden y ni hablar de tus acciones pero aún así no quiero irme de tu lado.

No existió ninguna respuesta de parte de la chica y debido a ese silencio Emmett giró su rostro a su izquierda logrando ver los ojos carmesí que resaltaban por la pálida tez de la chica, había algo inusual en la mirada de ella. Claro, sus ojos estaban adornados de brillantes lágrimas que estaban a punto de resbalarse por sus mejillas que ahora habían adoptado un tono rosa. El demonio estaba llorando por primera vez en presencia de alguien.

- ¡¿Chloe!? ¿Dije algo malo?

Emmett detuvo la marcha y soltó la mano de Demonie, en un abrir y cerrar de ojos él se colocó frente a ella y levantó sus palmas colocándolas con delicadeza sobre las suaves mejillas del demonio que no dejaba de lagrimear.

- Chloe... ¿Te sucede algo?

- No lo sé.- Respondió la chica en un atípico bajo tono de voz.

- Nadie llora sin una razón.

- Es tú culpa Emmett, nadie me había dicho eso antes. Eres demasiado amable que me dejas inquieta, los pocos humanos que fueron amables conmigo terminaron traicionándome. Tú fuiste criado por ellos ¿que me hace creer que no actuarás de la misma manera? ¿Qué lo garantiza?

El muchacho no tenía palabras para responderle a su amiga, sin embargo sí tenía acciones, rodeó con sus brazos el cuerpo de ella y acariciaba su espalda dándole suaves palmadas. Demonie simplemente olvidó un poco la ansiedad y la angustia, en su lugar sonrió correspondiendo al abrazo de su ángel.

- Confía en mí Chloe, cuando me propongo algo no me doy por vencido fácilmente.- Emmett separó su cuerpo unos pocos centímetros y levantó su mano derecha a la altura de su pecho, le mostró una amplía sonrisa.- Te haré una promesa, enlaza tu meñique con el mío.

Demonie siguió sus instrucciones sin dudar ni un solo segundo de su amigo. Ella quería creer que él no actuaría de la misma manera que Grace, la primera humana en quien confió.

- Yo Emmett D'Valencia te prometo a ti Chloe, jamás herirte. Estaré a tu lado siempre que lo necesites, no dejaré de ser tu amigo pase lo que pase.

Muchos podían decir que era un acto infantil, pero para Demonie era suficiente para hacerla sonreír una vez más... Aunque esa sonrisa desapareció lentamente cuando ella comenzó a cuestionarse así misma sobre qué pasaría si Emmett se da cuenta de todos los pecados que cargaba en su pasado ¿seguirían siendo amigos?

- Emmett... ¿Qué tal si hice algo muy malo? ¿Seguirías a mi lado?

- Claro que sí, no importa lo que hiciste tiempo atrás.

El chico era demasiado inocente como para imaginar los verdaderos horrores que ocultaba el demonio y tampoco se daba la tarea de hacer una investigación por qué confiaba en ella. La imagen que proyectaba de ella era de alguien que necesitaba ayuda a gritos, no la de un demonio asesino.

- Chloe, hay un lugar donde quiero llevarte pero será después de clases. Te sonará aburrido el lugar pero paso la mayoría del tiempo en ese lugar, me gusta mucho la paz que emana y creo que te hará bien ir a la capilla conmigo.

DemonieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora