Sólo había oscuridad en aquella gran habitación, el sonido de cadenas sacudiéndose y un grito desesperado y desgarrador se escuchaban. Cualquiera preguntaría ¿Qué sucede con los vecinos que no escuchan semejante escándalo que provenía del sótano de Keaghlean? Simplemente, era que todos estaban metidos en asuntos propios como para escuchar lo que sucedía alrededor.
Un niño delgado, con una piel muy pálida remarcada con varias manchas violáceas, heridas hinchadas y rojas. Sus ojos con iris color rojo y ciertos tonos amarillentos sólo expresaban terror, su cuerpo tan frágil que parecía que pronto se quebraría. Él era el que se encontraba encadenado en el sombrío sótano, de frente estaba Keaghlean muy corta de paciencia, ella golpeó al pequeño en la cabeza.
- ¡Ya cállate! ¡Tus malditos gritos me dan dolor de cabeza!- Gritó la pelirroja.
El niño asintió temeroso mientras respiraba muy alterado, le era difícil seguir las órdenes de la chica. Keaghlean tomó un afilado cuchillo y antes de clavárselo en el torso del chico se oyó una fina voz.
- Hermanita... Regresa arriba me siento solo.- Dijo Mark, el hermano menor de Keaghlean.
Eran bastantes parecidos, los mismos tonos de color del pelo y ojos, pero la piel de Mark era muy pálida, su cuerpo era bastante pequeño y delgado, a pesar de sus nueve años parecía de seis.- Mark...- Keaghlean clavó el cuchillo y el peliblanco mordió su labio para evitar gritar.- Regresa, estaré ahí en un instante, sólo déjame preparar tu "medicina".
- Hmm...- Mark bajó la cabeza.- Pero no me gusta que lastimes a ese niño, y tampoco me gusta tomar su sangre.
- Nene, sabes perfectamente que es por tu bien, además sabes que él no es humano, es un asqueroso demonio. Una maldita criatura que puedo sacar provecho.
Keaghlean clavó nuevamente el cuchillo en el brazo del peliblanco quién soltó un grito desgarrador, Mark se abrazó así mismo sintiendo culpa; la idea de que su hermana lastimara a otro ser por el bien de él lo hacía sentir que era una gran carga, no le agradaba que su hermana mayor manchara sus manos por aquella sangre, aquel líquido que era lo único que le daba vitalidad.
Mark Loughlin sufría de soplo del corazón y tomar aquella sangre demoníaca lo mejoraba pero no del todo.El menor cerró la puerta y se dirigió a la sala de estar tratando de ignorar aquellos gritos, además de los ojos de súplica de aquél chico. Keaghlean no sentía lástima alguna hacia el demonio, ella le desgarraba la piel e incluso lo apuñalaba sin cesar. Aquellos dulces y tiernos ojos de Keaghlean ahora estaban llena de ira, desesperación y locura, sus delicadas y pequeñas manos estaban totalmente manchadas de sangre, su cabello que antes estaba trenzado ahora estaba totalmente desarreglado, ella se convirtió en una psicópata por amor a su hermanito, por querer verlo sonreír otro día haría lo que fuese necesario pues era el único que tenía a su lado... Incluso lo que muchos tienen miedo de hacer: Matar.
La pelirroja dejó el cuchillo clavado en el torso del chico mientras se levantaba a buscar un recipiente, al encontrarlo lo situó debajo del brazo de él, donde la sangre se acumulaba y caía. El pequeño demonio lo único que podía hacer era temblar y sollozar, Keaghlean clavó la mirada en los ojos de éste mientras se reía burlescamente de él, ella le quitó la gruesa tela de la boca.
- Oye ¿cómo era que te llamabas?- Cuestionó Keaghlean.- Sé que tenemos dos maravillosos años juntos pero la euforia me hace olvidar.
- ... Verdammt... Qué asco, hoy... Estás muy habladora.- Respondió el demonio con sus pocas fuerzas.
Keaghlean retorció el cuchillo dentro del torso de él, Verdammt apretó los dientes por el insoportable dolor.
- ¿Verdammt? Qué nombre tan horrible y estúpido. Te lo cambiaré te nombraré-
- ¡NO!... No... Por favor no... No me otorgues un nombre, esa sería una peor humillación que esto. No puedo soportarlo.
-... ¿hah? ¿prefieres que te haga lo que yo quiera pero no puedo cambiarte el nombre? Explicame eso, pero ya.
El peliblanco dio un largo respiro y bajó la mirada dispuesto a hablar.
- En... En mis 125 años ningún humano ha logrado otorgarme un nombre, y si me nombras tendré que usarlo por ley... y eso daría a entender que me relacioné con ustedes... sucias cucarachas.
- Ugh, que cosas tan imbéciles dices, será todo un halago ser la primera en nombrarte. De ahora en adelante te llamaré-
- ¡NO! ¡detente por favor!- Interrumpió Verdammt, moviéndose bruscamente hacia adelante.
- Hmmm, te llamarás Harry a partir de hoy. Bien, HARRY, explicame por qué si tienes 125 años eres un niño, si eres más viejo que esta casa.
- ... Porqué me encuentro muy débil y en este cuerpo soporto más por lo que no ocupa mucha sangre.
- Hoh... ¡Me encanta verte sufrir!- Dijo Keaghlean muy alegre.
Luego de llenar el recipiente con la sangre de él sacó el cuchillo del frágil cuerpo. Ella se levantó dispuesta a irse pero al dar tres simples pasos giró bruscamente sobre un pie estirando el brazo con mucha fuerza logrando apuñalar nuevamente al demonio, la chica soltó una carcajada comenzando a apuñalarlo repetidamente mientras el volumen de su risa aumentaba. Finalmente Keaghlean se cansó y sacó el cuchillo de aquél cuerpo manchado de sangre, el suelo se había mezclado de aquél líquido rojo del recipiente y la que caía por los pequeños pies del chico.
Keaghlean se retiró del sótano, dejando atrás al demonio peliblanco con deseos de acabar con su propia vida. El silencio volvió a reinar el lugar. La chica se encontraba en la cocina sirviendo en un vaso plástico la sangre recogida del recipiente, dejó el cuchillo sobre una vieja mesita, la expresión de Keaghlean al ver el vaso llenarse era tan serena. Al tener el vaso lleno lo tomó llevándoselo a su hermanito quién estaba hecho bolita en el sofá.
- Mark, nene.- Le llamó Keaghlean suavizando la voz.- Aquí tienes tu medicina.
Mark levantó la mirada sorprendiéndose por un beso en su coronilla por parte de su hermana mayor. El menor comenzó a sollozar al ver la ropa de ella.
- No me gusta que... te ensucies... eres muy linda para... hacer eso.- Logró hablar el niño aún con un nudo en su garganta.
- Mark... Te dije que haré lo necesario para que te mejores... y estés conmigo para siempre.
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Demonie
FantasyDemonie: Los demonios también pueden enamorarse. Esta historia narra sobre una chica sobrenatural que ha sufrido solo por ser diferente a los demás, pero encontró a un chico que tampoco era normal, pero le es dañino estar con el único chico que apre...