Capítulo LIII: Cariño estoy en casa

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Las rodillas de Demonie se doblaron obligándola a caer bruscamente contra el suelo y lo único que detuvo su cabeza de chocar contra la fría tierra fueron sus manos. Kalvin al ver a su hermana caer él sin dudarlo más de dos veces se arrodilló a su lado y antes de poder preguntarle si se encontraba bien la escuchó murmurar dejándolo muy alterado.

- ¡Dem! ¡Dem! ¡Dem! ¿Estás bien? No entiendo lo que dices.- Exclamó el chico.

- No logré herirlo, no pude atacarlo, no pude hacer nada.- Repetía Demonie monótonamente.

- Dem... No entiendo ¿qué te ocurre?

- Ese demonio...- Ella se enderezó y así le dio más vida a su voz.- No pude hacerle absolutamente nada, intenté hacerle daño como advertencia y el daño rebotó hacia mí.

Con dicha revelación Demonie levantó sus brazos dejando ver siete larguísimos rasguños en proceso de sanar, Kalvin tomó uno de sus brazos viendo con detalle cada una de las heridas, le revolvía el estómago aquella imagen pero él debía de asegurarse que su hermana no corría peligro. Él la miraba con mucha preocupación mientras que ella miraba con ansiedad al suelo, hace mucho que ella no se sentía débil, pequeña y frágil ante alguien, el simple sentimiento de inferioridad provocaba un huracán cargado de ira en su mente y ella sabía con perfección que debía de calmarse pues eran completamente inútiles aquellos pensamientos ¿de qué servía enojarse si no se puede hacer nada con el pasado?

Demonie lanzó un puñetazo al suelo y seguido de eso decidió levantarse para luego estirar su mano hacia su hermano.

- Vámonos de aquí Kalvin...- Dijo la chica con seriedad mientras miraba a su alrededor.- Conozco este lugar así que sé a dónde ir.

Kalvin miraba la mano de su hermana dudando en tomarla o no pero justo cuando ella iba a retirar su mano él se retractó y la tomó.

- Dem... ¿Siempre te pasa esto? ¿Te sigue gente loca a cada momento? Si es así, creo que ya no quiero continuar.- Habló el chico tratando de que el miedo no se note en su voz.- Lo siento.

- Esto es nuevo para mí también, créeme y ya me estoy hartando de esto. Lo único que quiero es llegar a casa darme un baño y estar con mi pequeña familia, estoy segura que deben estar preocupados por mí.- Tras decir eso Demonie esbozó una débil sonrisa.- Será mejor no perder tiempo.

La simple pronunciación de la palabra familia hizo sentir nostálgico al demonio de ojos azules, la imagen de la bruja se proyectó en su mente y gracias a eso comenzó a sentirse culpable por haberse ido. Él logró ocultar sus emociones y simplemente entrelazó sus dedos con los de su hermana.

- De acuerdo... Vámonos.- Respondió el chico.

Demonie comenzó a guiar a su hermano entre la oscuridad que en pocos minutos iniciaba a desaparecer con lentitud, el glorioso amanecer finalmente besaba aquellas áridas tierras, iluminando poco a poco el camino de aquellos dos demonios. Sin embargo cuando el sol llegó a cubrir cada rincón con su luz había algo completamente inusual y muy notable, la luz que emanaba no era aquella suave luz blanca, sino era una luz roja que perfectamente saldría en una película de horror.

Los dos hermanos hicieron comentarios acerca del fenómeno, la menor recordó que hace meses ella leyó el encabezado sobre un pequeño caso que ocurrió en Iraq en febrero del 2018 y ella asumió que estaba pasando lo mismo en ese lugar, así ambos le restaron importancia al extraño hecho. Lo que ella no sabía, era que en el caso de Iraq la razón por la que ese sitio se tiñó de rojo era por una tormenta de arena, era un fenómeno natural sin embargo alrededor de ambos demonios no había ni una sola partícula de arena revoloteando por el aire, este caso era sobrenatural y estos demonios ignoraban por completo ese hecho, se acercaban a un cambio extremo y ninguno lo sabía. Tenían un pie metido en la tumba.

Finalmente Demonie llegó al apartamento de su hermano y entró ignorando todo solo para poder irse a su habitación y por fin poder quitarse aquel vestido roto, Kalvin por supuesto la siguió sin embargo él si notó que algo andaba mal, primero no había absolutamente nadie, ni una sola alma y segundo, la puerta principal ni siquiera estaba cerrada.

- Dem... ¿Dónde están los demás? Este lugar me da escalofríos.- Cuestionó Kalvin al entrar a la habitación en donde estaba su hermana.- ¡Ah! ¡Pe-per-perdona!- Soltó y giró con vergüenza al ver que ella se estaba cambiando de ropa.

- Hmm... De seguro deben de estar buscándome.- Contestó Demonie mientras terminaba de vestirse con una sudadera lila súper holgada y sencilla.- Daremos un pequeño vistazo afuera y luego veremos qué hacer.

La chica antes de salir se colocó unas botas negras que le pertenecían a su hermano Kyle, ella siempre quiso hacerlo y como no estaba él aprovechó en usarlas ya que no había nadie que se lo prohibiera. Ya lista, salió hasta la calle y ahí observó a su alrededor, no había nadie más aparte de su hermano que se encontraba detrás de ella y eso comenzaba a inquietarla hasta que se topó con la silueta de una mujer, Demonie impulsivamente se acercó a esa mujer que estaba acostaba en la acera. La chica de ojos carmesí inició a hacer una serie de preguntas a la mujer acostada, claro que no recibió ni una respuesta pero Demonie no se iba a rendir, ella notó que la mujer tenía los ojos cerrados y antes que irse sin una respuesta ella levantó los párpados de la mujer descubriendo así una tétrica imagen, a aquella mujer le faltaban los ojos, y justamente cuando quiso avisarle a Kalvin sobre el hecho ella escuchó el grito del chico y buscó con la mirada la dirección de su hermano. Kalvin había encontrado a un muchacho tirado en unos arbustos con el mismo destino de aquella vagabunda, sus ojos habían desaparecido.

DemonieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora