Decimonovena Parte
Desearías tener algo que sostener en ese momento, algo de Heren a lo que aferrarse. Quedaba su casa, quedaba… saber. Saber que ahora, todo el propósito del viaje se había cumplido. Loki viviría. A pesar de que Cambiante estaba ahí, intentando calmar tu llanto, te sentías sola. Mientras, te calmas, sabiéndote en medio de una tarea importante, y que una niña que por nada en mundo debía enterarse de lo que acababa de pasar, esperaba por ti. Dejas se sollozar, respirando acompasadamente, las lágrimas aún se acumulan, bajando por tus mejillas. Sólo puedes observar con fingido interés la hierba bajo tus rodillas, en el intento de dejar la mente en blanco. Contienes la respiración y cierras los ojos en uso de un último recurso por dejar de llorar al fin. Limpias tu cara, los guantes de arquería que la prenda incluía son algo ásperos al tacto.
-Bien… todo está… bien- lo decías para ti, aunque se te quebraba la voz.
Clavas la vista en el bosque mientras tus dedos se enredan entre los brotes de hierba. Volteas a ver a Cambiante. Esta sentada en el suelo justo a tu lado, solo observa sonriendo compasivamente. Su apariencia es la de una criatura femenina, de grandes ojos negros de insecto, antenas de polilla en lugar de cabello y un vestido corto y amarillo, sus piernas eran patitas de insecto igualmente, pero sus manos parecían acorazadas y eran bastante más grandes de lo sus proporciones mandaban que debían ser. Sonríes ante su adorable apariencia nueva. Tienes preguntas, muchas.
-Tengo entendido que ya estás llevando a la versión tuya de esta tiempo a otro lugar -Cambiante habré la conversación una vez más.
-Sí… ella tiene que hacer nuestros sueños realidad -tu expresión nostálgica lo dice todo -Amo a Loki, pero ella no tiene que hacerlo, no tiene perder todo lo que yo, por eso y creo yo tampoco debería… ¿Cuándo se tejió todo este juego, Cambiante? ¿Por qué la poción, por qué mi infancia, por qué mi nueva familia en la tierra?
-Puedes hacer todas preguntas que quieras. La respuesta es la misma, paso porque pudo pasar.
Silencio. Hay muchos agujeros en esta historia… no lograbas entender donde estaban exactamente los dobleces correctos de cada una de las determinantes.
-Que tal esta… si recuerdas los eventos sólo cuando algo que estuvo presente en dichos está a tu vista ¿Entonces porque no recuerdas este momento en el futuro?
-¿Cuál futuro Aleth? Esto acaba de pasar. No soy “yo del pasado" eso no existe para mi. Sólo soy una línea de tiempo, un momento, tú eres la que viajó, yo no.
- No entiendo nada… - tomas el tabique de tu nariz entre tus dedos, esperas que tu química se olvide de darte dolor de cabeza después de llorar.
-¿Es necesario? Realmente yo tampoco se como funciona.
-Sí esto acaba de pasar… ¿Cómo es que viste a Loki y te dio la capa?
-Bueno- Cambiante desvía la mirada, bastante incómoda.
-Vamos, dime…- no responde, el silencio se profundiza y prolonga, escuchas claramente el viento soplar y la maleza moverse a la distancia, alguien está buscándote -Tienes que ayudarme… yo de repente he perdido a mi padre y ni siquiera que pasó, por qué o cómo…
-Cuando decidiste viajar en el tiempo, sin pensar en el regreso siquiera, creaste nueve tangentes temporales. Eso quiere decir, tu pasado original, y tú futuro a partir de ahora. Este pasado que ahora es presente. El pasado original de Loki, sin el cual no estarías acá y su muerte, que tampoco puede ser borrada del todo. El pasado de este Loki, que se crea día tras día y su presente, que coincide con el tuyo y existe de forma separada para justificarse del los cambios realizados. Y el pasado y presente de la joven tú, que se a generado de la nada para hacerlas dos personas diferentes… pero el orden es prácticamente aleatorio… parece que el presente tangible sólo te ha perseguido a ti…- intentas repetir sus palabras en tu cabeza, probando todas las combinaciones posibles para darles un sentido que fuera más sencillo de digerir.
-pero... y… ¿Y mi padre?- balbuceas lo que puedes mientras cada respuesta genera más preguntas.
-¿Quién?- Incluso esa respuesta frustrante destinaba otras dudas. Si no recordaba a Heren no sabía que era tu padre, pero también...
-¿Cómo supiste quién era para darme la capa? ¿Cómo me recordaste cuando Loki te la dio?
-Tú estabas ahí… por supuesto- al menos algo bueno salía de todo ello. Como sea que el tiempo estuviese mezclado ahora, con todos los eventos existiendo a la vez que deberían ser borrados, en paradojas y coincidencias, ibas a terminar el trabajo.
-Odio esto… yo… si no hubiera sido por la maldita poción… estoy aburrida de… parecer una mártir- sólo observas el cielo un par de segundos, cierras los ojos, si tus palabras sonaban cargadas de rabia, lo cierto es que estabas dejando dichas emociones irse, fluir en su justo turno y desaparecer al igual que el color del cielo se perdía detrás de tus párpados a contraluz. Unos pasos demasiado cerca se delatan como la presencia de Loki llegando a la suerte de claro o camino paralelo en el que estabas.
-¿Sigyn?- lo observas, tus ojos hinchados han de delatar lo que habías estado pasando minutos antes. Tiene un ojo puesto en Cambiante. Que ahora es una pequeña jovencita con un par de curiosas alitas en la espalda. Si era un hada o no, podía ser discutible. El recién llegado avanza con mucha cautela, aún si esta apresurado por llegar a tu lado.
-Estoy bien… no ha pasado nada- te pones de pie al fin, limpiando tus rodillas a manotazos, aunque es la humedad de la hierba la que no puedes quitar. Caminas hacia Loki, instintivamente buscas que te extienda y tome de las manos, lo cual hace, dándote un buen vistazo de pies a cabeza para estar bien seguro que estas íntegra.
-¿Algo que de deba saber? ¿Por qué gritaste?
-Larga historia, larga y complicada…- estas rendida, cada que llorabas te pegaba un sueño anormalmente pesado, necesitas recargarte en algo y lo más cómodo y familiar cerca, era él. Lo abrazas rodeando su tórax con los brazos, apoyando la cabeza en su pecho, intentando que el cansancio ante el que te das por vencida no te derribe por completo. El Dios te sostiene de la cintura y con una mano acaricia tu cabeza, aceptando y dando por completamente natural cada una de tus acciones.
-Tenemos tiempo para eso en casa… ¿Y eso quién y qué es?- Es Cambiante de la que habla, sólo volteas a verla, esta bastante entretenida con la escena que te montaste.
-Una… un… amigo, no te asustes si de repente luce completamente distinto. Suele cambiar mucho de forma.
-No es el único que puede- su respuesta es como quien dice “No me sorprende en lo absoluto”.
-Va estar bien entonces… ¿Dónde está ella mi…- piensas bien tus palabras y finalmente decides que da igual -mini yo?-
-¿Aleth? Justo donde nos dejaste a ambos… te estabas tardando y luego gritaste, no pude más que venir a verte…- eras consiente de que sentía algo tonto justificándose así.
-Entonces vamos ya a encontrarla…- te separas de él y le haces una señal a Cambiante para que los siga.
El camino por el bosque se hace corto, Loki no a soltado una de tus manos, deja que guíes el grupo, tal vez como método discreto de “cuidarte". Ríes internamente, segura de que si preguntases, lo negaría todo y que a lo mejor ni siquiera se daba cuenta de lo que hacía. La niña, que esperaba sentada en el suelo del bosque, los ve llegar, sus ojos están fijos en la nueva integrante de la pandilla. Cuando puede, se acerca a ti. Le arrebata el agarre de tu mano al Dios.
-¿Lloraste?- te pones a su altura, asientes, intentase lucir más animada -¿Por qué? ¿te duele algo?
-No, cosas de adultos, Aleth- con tan sólo decirte eso, ella dejaría de preguntar y aceptaría lo que fuese, lo recordabas bien saliendo de la boca de tu madre. “mamá ¿Por qué no puedo ir contigo? Mamá ¿Por qué siempre te vas sin mi? Mamá ¿Por qué no quieres que vaya a la escuela como los demás?” Y todas y cada una de las veces la respuesta era “cosas de adultos" que había perdido todo su significado y ahora simplemente era “Calla y deja de hacer preguntas". Te lo dices con todo el peso del pasado sobre tus hombros. Y ella entiende lo que significa, que no es calla, que es “no puedo hablar de esto, duele" y en lugar de bajar la mirada y dar la espalda, como lo hacía con su madre, da un paso al frente y te abraza. Le devuelves el gesto. Vuelves a estar totalmente de pie, pero la pequeña no suelta tu mano.
-¿Entonces como llegamos a…- dice Loki, dudando de donde está realmente ubicado su destino.
- La Capital… en la Academia- le dices, y antes de que poder seguir con los planes, Cambiante, ahora una gigantesca criatura con similitud a un koala, que era muy grande y caminaba a cuatro patas. Se siente perezosamente tras andar un par de pasos, somnoliento y feliz. Es gracioso y bastante adorable verle de esa forma.
-Yo los llevo- dice con una voz profunda y lenta, tomándose todo el tiempo del mundo.
-Tú no tienes magia, Cambiante…- le reclamas, aguantando las carcajadas.
-No olvides que tiempo y espacio son lo mismo- estabas segura de haber escuchado eso antes, tiene mucho más sentido en ese momento, así que le dejas hacer lo que vea prudente.
Le prestas algo de energía de la chispa, nada que te afectase de sobremanera y en un parpadeo estaban en medio de La Capital. La gente se acumula a su alrededor, aunque supones que están algo acostumbrado a que un par de extraños se materialice de la nada, era mundo bastante sorprendente donde lo raro estaba a la orden del día. Se las arreglan para ir con el aquel gigantesco Koala lento y gordinflón por las calles flotantes de la capital, hasta una estructura formidable. Eran un montón de rocas, montañas prácticamente, talladas hasta parecer diamantes gigantes con puertas y ventanas, unidas por puentes de nada más que placas de cristal, que al igual que las enormes rocas, flotaban sobre un vacío inmenso. Cerca de donde acaba la calle por la que llegaban, lo más cerca posible de la Academia, unas placas de cristal de un tono azulado esperaban juntas a una suerte de mecanismo similar la parte superior de un elevador unido al suelo firme por barras y cadenas de alguna clase metal blancuzco. Loki toma la iniciativa de subir a dichas formas extrañas de tecnología o lo que fuesen, pero se ponen a brillar en rojo, así que el heredero vuelve encogido de hombros. Aleth, sin miedo, camina el mismo recorrido y se sube en una de las placas apenas pensando en que pasaría, se iluminan en dorado al instante, pero una segunda brilla en rojo, y vas a pararte en ella, esperando que así también se iluminar en dorado. Efectivamente, sucede como esperas. Ambas parecen reconocer, tal vez, que son Elfos y que tienen motivos obvios por los cuales subir en dichas plataformas. Antes de lo que esperaban ambas, estas se mueven con la intención de subir hasta las puestas del edifico más grande de la intrincada maraña de puentes y montañas. Casi pierden el equilibrio, y se mueven completamente coordinadas al recuperarlo. Se ríen al darse cuenta de que son más parecidas de lo que esperaban. Y finalmente, están en las largas gradas que llevan hasta la puerta principal, más grande aún que las del mismísimo castillo en Asgard. Alfheim no tenía nada que envidiarle a la ciudad dorada. Los protones imponentes se abren a penas un par de metros, lo suficiente como para que un grupo de cuatro personas, dos guardias y dos elegantes elfos vestidos con trajes que sin duda dejaban muy claro que serían alguno de los maestros y el director o dueño de la institución. Las reciben amablemente, pero no las dejan entrar.
-¿A qué se debe su visita, jóvenes?-la voz del principal era como escuchar soplar el viento, pacífica y parecía tener muchas cosas que decir.
-Ella es Aleth, hija de la exiliada de la aldea del oeste. He venido a devolverla al buen camino lejos de su madre -prácticamente empujas un par de pasos a la pequeña tú, más aterrada que tú misma, aunque pareciera, más bien, difícil de lograr.
-Hemos escuchado de esa a la que te refieres… ¿A tenido una hija con el buen Heren después de todo? Que vergüenza que no la hayan traído inmediatamente después de su primer solsticio…
-Había que arreglarlo, sólo tiene siete… está a tiempo.
-Puede que tengas razón, pero va a tener que hacer un esfuerzo extra especial… ¿estas dispuesta a ello jovencita?- le habla a la niña, ella cambia esos ojos admirados y nerviosos por unos decididos, si esa mirada pudiera acompañarla el resto de su vida jamás nada podría pararle… puede que como a alguien que ya estaba más grande, pero jamás perdió el espíritu.
-Sí, un esfuerzo, ultra extra especial- el director le sonríe, era exactamente lo que quería escuchar.
Extiende la mano hacía la pequeña, ella la toma dudosa. Y con una última mirada de agradecimiento la guía con cuidado dentro de la Academia. Segundos antes de cerrar la puerta, Aleth sale corriendo, salta a darte un abrazo y escuchas su sentido “gracias" justo después, ya está de retraso dentro y las puertas se cierran. Al volver, sola ahora, no puedes evitar que otra vez se te mojen las mejillas con un par de traicioneras lágrimas… llegas con Cambiante y Loki. Este último, se adelanta a ayudarte a bajar de la plataforma y toma tu rostro entre sus manos, limpiando el rastro húmedo con sus pulgares.
-Vamos a casa… Aleth- te dice y ante el nombre te congelas un par de segundos… terminas de procesarlo y todo aquello que le debes contar.
¿Cómo le cuentas a quien más quieres la historia de como su vida se hunde en las sombras y lo pierde todo? Maldices con más ganas que nunca antes, deseas no tener que, sabes que en realidad no puedes…
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El Bucle -Loki y Tú-
FanfictionSecuela de "No lo Respires" Es el fin, mientras los últimos esbozos de esperanza tejen sus planes para salvar lo que queda del universo, se te ha encargado una única misión. Resistir. Todo va como se pensaba, hasta que cometen un error, uno que debe...