Diario De Loki

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Decimoctava entrada

Estoy seguro de que, no solo una vez, Aleth insistió en que deberíamos ignorar al chico del barco. La había escuchado llamarlo Marco, y eso, sumado a que era un engreído idiota, era todo lo que sabía de él. No es que ese título estuviera fuera de mi alcance en alguna ocasión que ameritase, el problema es que incluso en esas situaciones hay que saber manejarse con la discreción suficiente. No ir de nuevo por la chica cuando ya está con su pareja oficial es una de las reglas a seguir. Sin embargo de he de admirar su iniciativa. Había resultado ser un tonto valiente, bueno para él, sólo si trataba con sujetos más bajitos o más tontos aún. No era mi caso, no era ninguno de los dos casos
Le apartó la silla a mi compañera para que tomase asiento. Algo mejor que el escote en V de la parte delantera su vestido era el de su espalda. Yo había escogido el vestido para molestarla, en parte. Mi otra intención clara era verla usándolo. Sí se removía con la suficiente brusquedad podía ver las cicatrices rosas que le había dejado anoche. Gracias, yo de otro futuro, tu idea es más que maravillosa. Se ve tranquila al saber que le he hecho caso con respecto a nuestro amigo del crucero, si supiera…
Hoy la cena se sirve mientras nadie ve, es una premiación local de literatura, hay invitados docentes de universidades, escritores y críticos especializados que a pesar de no haber calificado nada, espectaban como parte de la comunidad. Entre ellos, uno de tantos no va a asistir está noche, no admitiré haber quemado su traje ni haber pinchado sus neumáticos, cancelado su tarjeta de crédito y también a su cita. Sin embargo, aquí estoy, usando su nombre y ocupando su lugar.
-¿Leíste el nominado al premio por mejor drama?- me pregunta, no estoy seguro de si lo hice o no, ni siquiera de cual es libro del que habla. Sólo lo niego, no importa de todas formas. Veo que el joven Marco sale un segundo por la puerta de fumadores. Es mi oportunidad.
-Discúlpame, vuelvo enseguida- sujeta mi manga, no hay escusa que pueda decir que la convenza de creer que voy tras el italiano.
-No hagas nada tonto.
-Ese no es mi estilo-le beso la mejilla y camino a la misma dirección que Marco, Aleth no ha notado que él salió hace poco, la veo voltear hacia donde lo había visto la última vez, y luego hacia mi, claramente molesta.
Me encojo de hombros, como diciendo “Lo siento, querida" y cruzo esa puerta de metal grisáceo sin dejar de verla a ella, abriendo la con la espalda. El sujeto está ahí, viendo por un balcón en el segundo piso. Incluso la vista a un callejón es bastante exquisita en este lugar, me gusta esta ciudad, me gusta SU mundo… si Aleth quiere venir aquí a pasar el rato alguna otra vez, no me quejaré. Y eso que aún no he visto su pequeño pedacito de Alfheim.
Marco voltea a verme, arqueta una ceja y sonríe de oreja a oreja.
-Vaya, vaya, el mundo es pequeño- ante sus palabras, lo analizó de arriba abajo, fingiendo una desagradable sorpresa. Nos había seguido hasta acá y pensó que no nos resistríamos a sitios como este, tal vez nos encontró en alguna otra reunión sin que nos diéramos cuenta.
-Asquerosamente pequeño-le digo, el cigarrillo que enciendo y va a mis labios no existe, aunque eso a él no le importa. Ni lo notaría. Silencio de parte de ambos, así es como empieza el baile -Eras…
-Marco- extiende su mano, es la segunda vez que lo hace, pero actuó como se debe.
-Sólo Marco- se enoje de hombros y da un toque al su cigarro, dejando caer la ceniza por el balcón.
-y tú eres…- pienso en mentir, pero no tengo razones. Esto va a ser de lo más honesto que haga en mi vida.
-Loki Odinson, heredero de Asgard- es claro que va a reírse de ello.
-Vale, Loki, Aleth ¿De qué comic de superhéroes salieron ustedes?- mi respuesta es simplemente mirarlo de re ojo, otra vez sus manos me muestran sus palmas, retirando sus palabras ante mi mal gesto -Solo digo, ambos lucen como de cuento de hadas… especialmente ella, con ese vestido… uff.
-Sí, le insistí mucho para que se lo pusiera- estaba haciendo el esfuerzo final para contener mi mal genio.
-Pues le hiciste un favor al mundo- Ríe, le encanta reírse de sus propios chistes, seguramente habla solo cuando nadie lo ve y se moriría si alguien lo escuchara. Sin que termine de analizarlo todo, ya estoy muy, muy cerca, encarándolo frente a frente, viéndolo desde arriba. Sonrió con las ganas de patearlo en el suelo bien sujetas entre los dientes.
-¿ah sí?- en un inicio se asusta, pero luego regresa a su estado relajado y se desenvuelve de forma coqueta, como siempre.
-Pero no te había visto con traje formal hasta ahora ¿cuál es tu sastre? ¿O es que el secreto es que luces bien en todo?- volteó con gracia hacia el balcón y devuelvo la mirada que hemos mantenido, no sé si sabe que aún estoy repasando los contras de apuñalarlo como medio preventivo.
-Entonces ella tenía razón, nos estabas viendo a ambos- observa al suelo, fingiéndose atrapado, luego regresa su vista, aún más cerca que antes, este sujeto está loco de verdad, pero le concedo el crédito, no todos se meten con la chica de alguien y luego con el alguien de esa chica. Pienso por un segundo, entre mi idea de secreta venganza, hasta mi espíritu deportivo, que debería dejar que me besara, pero luego la idea fue descartada cuando el argumento de peso “lo odio con ganas", terminó de pronunciarse.
-Que quieres que te diga, sólo sé que me gusta lo mejor.
Me río un poco, luego sostengo la solapa de su traje, durante los primeros milisegundos debió estar convencido de que lo besaría violentamente, pero termino sin oxígeno cuando alzandolo, lo jalé violentamente para dejarlo recostado sobre la barandilla del balcón. Era bastante gruesa, tallada en piedra. Esta sudando frío cuando, aún con la misma juguetona expresión lo veo de cabeza, nuestros labios aún están tan cerca como antes.
-Solo olvidas lo mucho que suele molestarle a la gente que besen a las personas con las que se van a casar.
-Wow, amigo, mira, no la obligue a nada ¿sabes?
-Claro que no, fui yo el que metió la pata y esa fue su venganza… pero ¿con quién me desquito? Ya que estamos felizmente comprometidos otra vez y ella es absolutamente fantástica y fuera de tu alcance, creo que tendré que desquitarme contigo.
-Mira, lo siento ¿si? Ya déjame bajar- me quedo un segundo pensando con una sería expresión en el rostro.
Retrocedo, incluso le tiendo la mano para que se ponga de pie y se arregla el traje. Cuando esta más distraído, pensando qué decir, aprovecho el momento para que sienta su bonito tabique reducirse a un mínimo de 15 pequeños fragmentos contra mis nudillos, al igual que su sangre manchar su cara y posteriormente su ropa. Mientras se queja en alaridos patéticos por su rota nariz, lo empujo y cae los dos metros y medio hasta el suelo húmedo del callejón. Donde nadie podría escucharlo sollozar como una niñita. Me arreglo la ropa, algo desalineada después de mi pequeño despliegue. Vuelvo al interior y recuperó mi lugar con la aburrida Aleth que está algo molesta por estarme esperando.
-Estas en problemas- me dice ni bien me acomodo y apoya por segundos su mejilla sobre mi hombro, no importa tanto lo que dice, me encanta corresponder su gesto rodando mis labios sobre su cabeza, la suavidad natural de su cabello y su suave olor a shampoo.
-¿Y porque?- no voy renunciar a tenerla viéndome frente a frente, no puedo negarlo, he quedado con ganas de besar a alguien.
-Lo escuché todo, Loki- había olvidado eso.
-Fue gracioso, admítelo- su expresión se suaviza.
-¿Qué le hiciste?
-Le rompí la nariz y lo arrojé del balcón.
-¡Loki! ¿y si vuelve a entrar?- susurra al regañarme, es mejor si la beso ahora.
-No lo hará, seguro está muy asustado para eso…
Lastimosamente Marco era un poco más divertido de lo que pensaba, un poco más sorprendente también. Una pena, la cena aparentaba ser apetitosa.

El Bucle -Loki y Tú-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora