1 El Dios De La Mentira

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Primera parte

No estabas con ellos cuando esa gran sombra oscureció todo, ese mal presagio era una mera burla a la realidad que realmente significaba encontrarse cara a cara con aquel gigante. No sabías nada, ni lo harías si no, hasta el final. Escuchaste el temblor. Escuchaste el metal romperse y viste a los pocos que corrieron valientemente a ayudar. Escuchaste la voz aterrada de quien pidió rescate, y con cada explosión, tus músculos se tensaban. Sin embargo, no era ese el sentimiento normal ante el peligro, había todo un denso aire de terror que te impedía actuar. Habían pasado un par de largos años. Y no hace mucho que te lo habías vuelto a encontrar... necesitas verlo en ese instante. Quieres tomar una cápsula de escape y desaparecer. Es el único pensamiento lógico que puedes crear y usar para convencer a tu cuerpo de ignorar ese miedo atroz y correr. Todo, lentamente, se cae a pedazos. Y entonces llegan ellos. Los dividen, a ti y todos los demás tripulantes en dos mitades, dos grupos, sin preguntar, vas a la izquierda, todo en ti dice izquierda y sientes la potente mirada de un par de ojos desesperados sobre tu persona, sabes de cierta forma que él es la causa de esa elección... todos los de la derecha son brutalmente asesinados sin dejar ninguno. Los demás corren donde sea que puedan llegar a estar fuera de la vista de esos tiranos. Y él te indica que los sigas. Lo cumples. Lo pierdes de vista. Cuando vas a girar una esquina hacia una de las cápsulas de escape que quedan aparece. Lo ves esperando que lo sigas, corres tras su espalda, todo es borroso menos su silueta, casi un faro en medio de la oscuridad. Tienen que saltar por el vacío a otro fragmento de la nave desecha y correr un poco más, pero llegas a una nave de respaldo, él te recibe, aguarda fuera hasta que subes y una vez adentro la enciendes, Loki ya va esta dentro, cierras la puerta, tus dedos vuelan sobre el tablero de control mas veloces de lo que nunca lo han hecho antes. Y eso que no es la primera vez que estas en problemas... Ambos habían sido dos busca problemas durante sus "vacaciones" y escapar así era algo que estabas ya acostumbrada a hacer. Entonces sus vidas no corrían un peligro tal, no temías que realmente no pudieras salir con vida, no hasta ese día. Cuando vez frente a ti un negro perpetuo y estrellas distantes, detrás el caos , ese pequeño espacio convertido en un cementerio helado y oscuro, haciéndose mas pequeño, respiras... Loki camina lentamente desde la parte posterior de la nave para tomar lugar en la silla junto a la tuya, como copiloto. Lo observas, sonríes, tus latidos desaceleran, de repente el dolor palpitante de cada centímetro lastimado de tu ser también calma.

-¿Estas bien?- pregunta, su tono es serio.

-Sí, ¿Tú?- te ignora.

-Aleth... lo siento... - silencio, esperas que diga algo más, pero tus ojos se abren de par en par e incluso tus latidos parecen en pausa. Cada fibra de tu cuerpo sabe y suplica, debe de ser una pesadilla, tiene que serlo, por favor, que lo sea- nunca... sabrás cuanto realmente te amo- dice finalmente, y se siente como caer en una trampa en el suelo, directo al vacío, de la sartén, al fuego.

-¿Qué? ¿No sería mejor que aprovecharas desde ahora para dejármelo claro? - sientes alguna clase sonrisa enferma crecer en tu rostro. Te haces la tonta sin dudar, como si lo que ya sabes fuera a cambiar.

-Creo que entiendo algunas cosas ahora... - sus ojos reflejan paz, alguna neblinosa alegría - mi cielo, eres la primera promesa que puedo mantener hasta el final... tendrás tu final feliz... lo más que puedo darte.

-Cállate... me estas mintiendo... -intentas poner las manos sobre las suyas, pero terminas apoyándose en la silla, atravesando la ilusión -no... tú- se te corta la voz por el llanto, este es pesado, picante, raspa, duele, no habías llorado así jamás. En el momento, sin pensamiento lógico, saltas a tratar de atraparlo en tus brazos. ¿Cómo? Si hace nada se recostaba en tu pecho a dormir, cuando se sentía indefenso o solitario, como si fueras su refugio. Si hace horas te aferrabas a su cuello mientras eras de las personas más felices del mundo. Si hace días planeabas un futuro incierto. Si hace poco, podías decir que tenías la capacidad de apretar todo tu universo en un abrazo. Cuan fácil es caer, cuán fácil es perder, cuán lejos esta una realidad de la otra, por mucho que, en concepto, las difiera un solo verbo. Terminas abrazando la silla, casi gritando, mojándola de lágrimas -¿Por qué? - si servía de algo, viste sus ojos, lo mas cercano de lo que estarías de volverlos en ese momento -¿Por qué me haces esto? - sin respuesta, cualquiera de los dos podría ver al suelo evitando el confrontamiento, ello no obstante, no era la situación para ello, la hora en que nada queda, excepto sus últimas miradas -Loki... yo... te amo ¿lo sabes, verdad? Y... -al cerrarse tu garganta él intenta poner su mano en tu mejilla y aparenta ser así, aunque no sientas ningún tacto -¿Qué ves ahora mismo?

El Bucle -Loki y Tú-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora