Vuelta

159 13 5
                                    

Veinteava Parte
Regresando al palacio, en un camino largo y silencioso dedicado a ignorar, desde ese momento y en adelante, lo ocurrido. Ni bien habían pisado Asgard de vuelta y Heimdal los recibía, a ti en especial, con una palmadita en el hombro y una mirada de preocupada consternación, Sleipnir esta fuera de la edificación, en el puente, esperándolos. Acaricias el hocico del animal y lo contemplas con animo, mientras Loki parece algo molesto, aguardando que algún sirviente del establo llegara a pedir perdón por haber descuidado el corcel del Rey. Sin embargo, nadie se aparece antes de que ya estés sobre su lomo, esperando al verdadero amo del caballo para que se suba a tu lado. Cambiante ya se había despedido de ambos antes de volver al reino dorado. No debes esperar mucho antes de que el Dios este sentado a tu espalda, y tomas las riendas para guiar a Sleipnir directo al lugar que ocupa en el Castillo. Avanzan contra el viento que arrastraba el olor del mar, e ignorando el arrebato rítmico que el galope del corcel mantenía, sólo tienes atención para el entorno, enfocándote únicamente en el momento y el lugar. En destino desmontan, siendo Loki el primero en tocar tierra, sabe que no es necesario, pero te ayuda a bajar del caballo. Para el momento no estas muy segura del siguiente paso, ni siquiera de que debías hacer o decir, no solo ante las nuevas circunstancias, si no hasta que guiasen a los Jonuhts hasta el salón de tesoros, que aun estaba lejos de pasar, especialmente si ya habían hecho ilusiones a la corona con aquella relación que se cuajaba entre ambos. Simplemente permaneces de pie, indecisa, jugando con la gravilla del suelo, pateando las pequeñas piedras.
-Tal vez sea estúpido de mi parte preguntar, pero ¿estas bien?- realmente no tenias nada en mente antes de escucharle romper el silencio, aunque no impidió que te molestara una súbita intervención en medio de la especie de bloqueo creativo en el que hundías cada vez más.
-No… bueno sí, lo que… ¿Qué hacemos ahora?- tus palabras se atropellan, no sabes que frase empezar ni terminar durante unos segundos, aunque tampoco te toma demasiado centrarte y expresar correctamente lo que querías.
Loki sabía cómo guardar sus miradas, mejor dicho, sabía cómo mirar. Tal vez su talento incuestionable mintiendo empezaba ahí, ese control de lo que transmitía, no solo palabras, el aire entero que su persona transmitía a cada momento ¿estaría consiente de ello todo el tiempo? Como fuese, aun con los pocos años que estuviste con él no eras capaz, no del todo, de diferenciar verdades de mentiras, no si salían de su boca. Eso no quería decir que lo desconocieras. Todos tienen sus maneras… desde la forma en que mueven las manos al hablar o la postura que mantienen al sentarse, la voz que ponen cerca de desconocidos y la que usan en confianza. Las frases que usan al pedir favores y las muletillas que les suelen ser comunes. Loki no era la excepción, habían cosas con la curvatura de sus ojos cuando sonreía o incluso los silencios dramáticos que le gustaba meter entre diálogos, lo que hacia posible leer muy por encima aquello que planeaba. Más bien, que estaba planeando algo, porque entre sus miles de planes, todos pasando y siendo descartados casi al instante tras un acontecimiento, lo que planeaba realmente era algo indescifrable. Así es que se delataba, en especial al estar fuera de peligro, contigo siempre dejaría una rendija abierta, antes y al parecer, una vez más, ahora. La rendija era muy pequeña por el momento, muchísimo más que antes, pudiera ser que jamás creciera a su anterior tamaño. Pudiera ser que esa clase de cosas fuesen los verdaderos efectos de una poción de amor, apertura, vulnerabilidad, encantamiento sencillo. En ese momento en especifico, por supuesto que notabas la presencia de segundas intenciones, mas ni era claro si es que fuesen malas. Se debe de pensar que no hay absolutamente nada desinteresado en esta vida, ni la bondad más pura llega a este mundo por mera virtud, todo tiene un propósito secundario, benigno en ocasiones, pero real. Así pues el amor, como la mayoría de las buenas obras, busca una paga mucho menos tangible que algún bien material, busca una recompensa emocional que empieza y termina en el propio individuo. El amor y cualquiera de sus formas, incluyendo las menos nobles, es el juego, por excelencia, de las segundas intenciones y por ello a los mentirosos se les da tan bien jugarlo. Pero ¿Loki estaba jugando porque quería la recompensa obvia o quería algo más? Pasas de pensarlo, no tenia punto, no habías llegado a ese tiempo con la fe de volver a caer en sus brazos, lo único que necesitabas era salvar su vida, con ello, estarías en paz. Si podías jugar, era premio doble.
-Podemos hacer lo que quieras- dice él. Iniciando un recorrido hacia los jardines, lo sigues, el paso que mantienen es tan lento que apenas sientes avances.
-Ahora mismo me vendrían de maravilla unas vacaciones… -respiras profundo exhalando simultáneamente las frustraciones de pensar una y otra vez lo mismo. Su muerte, tu pasado, hacer o no hacer, el destino y la misión. Ya se estaba haciendo atascante e irritante.
-¿Y dónde quieres de vacaciones?- lo observas. Puedes saber lo que quiere que pienses que se le ha venido a la mente, ignorando si es real o no. De todas formas disfrutas la complicidad indiferente a que sea  veraz o sólo otra ilusión. Con todo lo ocurrido hasta el instante, suena tonto incluso para ti pensar en seguir teniendo cuidado con él ¿ya que importaba? ¿Acaso quedaba dónde escapar? ¿Acaso quedaba algo si no estaba Loki? Podría mentir las veces que le diera la gana, lo habías perdonado para siempre desde que él había dado su vida por razones que dudabas que siquiera tuvieran tu nombre, no en letras grandes al menos.
Paras unos segundos, desde Asgard, Alfheim y Vanaheim no habías conocido un lugar tranquilo donde perder el horizonte por un par de semanas, aunque sabías de un lugar donde constantemente bombardeaban los medios con comerciales sobre lugares turísticos, sobre paquetes vacaciones y tiempos compartidos. Además de, claro, cruceros y gigantescos hoteles, y ese lugar era La Tierra. Sonríes al imaginar al Dios en traje de baño, aunque después aceptas que su perfecto torso a la luz del sol de verano era algo en lo que no convenía pensar exactamente es ese momento. Tienes ganas de sugerirlo, de decirle que ambos se fueran a Midgard y se perdieran un tiempo, una última consolación antes de saltar por el puente… literalmente. En su constante caminata sin rumbo, evitas detenerte, pero te adelantas solo un par de pasos y, girándote, caminas hacia atrás siempre un pie delante de Loki.
-Quiero ir a Midgard- le dices. Loki no se ve muy satisfecho, pero en lugar de molestarse, pregunta.
-¿Porqué? Creo que es un lugar primitivo lleno de… ínfimos…- ya volvía a relucir las mismas actitudes de superioridad de siempre. Aunque los considerase pequeños, sabias que no los odiaba, que en realidad no se veía en necesidad de imponerse sobre ellos.
-Loki…- cortas su discurso dado en voz baja y un intento de respeto -Es el primer lugar que consideré mi hogar, tuve que abandonarlo… prácticamente, por ti y ahora que puedo, voy a volver… antes de ya no ser bienvenida nunca más.
-¿Por mi?- se ve tan confuso y culpable como la primera vez que te dijeron que debías dejar el planeta, o al menos, el primer instante en que cayo en esas conclusiones por si mismo -¿Nunca más? ¿A que te refieres?
-Hay cosas que debemos hacer… te diré lo que pueda… si me llevas allá- sonríes con una mueca ganadora y manipuladora, como la que él solía poner muy de vez en cuando.
-Sin trampas- advierte estirando su dedo índice hasta casi tocar tu nariz, se contagia de la misma aura de vacile que le imponías. Detienes tu paso de golpe, así que por ende él también debe de, sin embargo, termina con su dedo presionando tu nariz como un pequeño botón a lo que te ríes un poco. Laufeyson retira la mano y la lleva hacia su propio rostro, se cubre la boca en un acto reflejo, desviando la mirada molesto por tu infantil actitud. Desearías que se viera a si mismo en tus recuerdos, cuando ambos se comportaban como niños. Dos casi dioses entre los mortales de Midgard con completa libertad de hacer lo que desearan mientras no fuera especialmente ilegal. No estarías libre de antecedentes en ese tiempo, cuando ambos estaban viviendo en su apartamento en New York. Pero al prestar más atención a la expresión que hacia en ese momento no puedes dejar de preguntarte si lo que veías apenas notable de verdad era sonrojo.
-Lo prometo-levantas las manos con mas palmas por delante en un obvio gesto.
-Bien… ¿y solo aparecemos ahí?- retomas tu caminata en reversa a la vez que vuelven al intercambio natural de diálogos.
-Si, déjamelo a mi.
-Supongo… que tendré que decirle a Odín a donde vamos.
-Le va a gustar la idea- Loki se encoje de hombros después de escucharte decirlo, claramente pensativo. Dejas que su mente conserve sus secretos sin detenerte a cuestionar.
-Podemos simplemente descansar por hoy, ¿crees que en menos de tres días ya estemos del otro lado del arcoíris?
-Si… posiblemente.
Cansado de verte dar paso tras paso frente suyo sin dejarlo ver exactamente a donde se dirigían, intenta ponerte las manos en los hombros con obvia intención de hacerte a un lado y dejársele el camino despejado. Lo esquivas en una primera instancia, mas con ello das lugar a una mala pisada, realmente no habías perdido el equilibrio y no ibas a caer ni nada parecido, ello no obstante, parece que tu reacción ante tu paso en falso lo puso alerta, logrando atraparte y en lugar de moverte a un costado, te atrae hacia si mismo, esperando que con ello evitase que cayeras al suelo, siendo esto algo que realmente estaba descartado desde un inicio. No te quedas más que reír del absurdo.
-Estoy bien, no iba a caerme- le explicas manteniendo el humor. Nadie estaba dispuesto a recaer en los trágicos sentimientos del día una vez más. Era mejor dejar ir, actuar como si nada de eso hubiera pasado realmente.
-… lo siento- te deja ir, pero no te alejas… no por el momento.
Hace casi una vida que no te tomabas el tiempo de observar con detenimiento cada una de sus expresiones, algo a lo que por ahora, no estaba nada acostumbrado, sin embargo guarda silencio. Levantas una mano con la intención de tocarle la mejilla, sin estar segura de recordar el tacto de su piel a pesar de que solo horas atrás compartían cuarto. Si ese mismo tacto era el mismo que traías contigo de un futuro que aun no había pasado. Como primera reacción de su parte, es tensarse, no en forma de rechazo, mas bien confusión y antes de que siquiera la yema de tus dedos tocase la superficie de su rostro, te das cuenta de que en realidad no mantenías viejos hábitos con la misma persona, solo actuabas raro con alguien “nuevo”, si es que esas comillas te protegían de la insignificancia de un par de meses y un par de noches, que aunque se incluyen también se resaltan. Y sin embargo, a pesar de no esperarlo, Loki toma tu mando antes de que la apartes del todo, procediendo a robar tu idea. Sostiene tu mejilla tal y como antes, hasta el momento, se siente igual. Acaricia moviendo su dedo pulgar, casi puedes verle con el cabello mas largo y la apariencia que se te hacia mas cercana. Un par de cicatrices de más, un poco de daño que no estaba ahí, felicitas su ausencia. Y en sus ojos ves claramente algo que no conocías. Te decía, prácticamente a gritos, que esa persona frente tuyo, podía y quería ser salvada.
-¿Crees que nos esperen para cenar?- pregunta de repente, arreglando su tono para no matar la atmosfera, aunque indescriptible, abrazadora y aleteante.
-Faltan como dos horas para saber eso…- viste el atardecer a sus espaldas ¿en que momento se había ido tan rapido el tiempo?
No van a decir nada más, y suelta todo toque, con excepción de tu mano, para seguir deambulando por los jardines sin preocupación alguna, ni siquiera por llegar o no a la cena que casi siempre tenía lugar. Pasando a través de los setos, le platicas de como recordabas la tierra, como llegaste ahí, sobre tu madre y tu padre que se habían equivocado un poco mas de lo soportable, pero que aun así, te habías mantenido leal al lado de la mujer que te había dado la vida. Loki se pudo identificar con el relato casi al instante. Y seguramente seguiría de esa manera a pesar de enterarse de hechos relevantes sobre su persona más adelante. Pillan lugar en una de tantas bancas talladas en piedra que se reparten por esa suerte de laberinto. Loki acapara todo el espacio disponible de la misma en un instante.
-Oye…hazte a un lado- le exiges. Obviamente se niega, en esta ocasión, con un simple ademán y en lugar de bajar sus pies de sobre el extremo opuesto de la banca simplemente da una palmadita sobre su regazo.
No ves de otra más que hacerle caso, y no es precisamente cómodo para ninguno de los dos, pero puedes sentir su respiración sobre tu oreja y cada que habla, cada segundo en realidad. Enreda sus dedos en tu cabello y hace todas las preguntas que se le ocurren, peguntas algo tontas, o incluso superfluas, ello por ser preguntas que podías contestar sin cortarte. Cosas como tus amigos, tus pasadas relaciones. Le mencionas, mejor dicho, le cuentas cada detalle que recuerdes sobre John. Las veces que casi temblando y con la cara empapada te escurrías entre sus sabanas y aunque jamás se lo dijeras, pensabas que era Loki quien te abrazaba esa noche. Y aunque al inicio era tan inocente, con cada ocasión, mientras fácil se hacia pensar en el mentiroso, también se hacia mas fácil pensar en que era simplemente John. En alguna otra fortuna seguramente ambos se hubieran quedado juntos y alguna vez Loki supo eso también y estaba dispuesto a dejarte ir. Pero al decirle que lo escogiste, como siempre, sentiste como se tensaba. Volteas a verlo con algo de duda, sonríe penosamente, se estaba disculpando a su manera. Tal vez deberías haberle dicho que no era necesario, pero en lugar de eso correspondes al instinto de besarle la frente y calmar sus inquietudes. Era posible que en tus ojos también hayan disculpas, por a veces pensar que era posible no haber tomado la mejer decisión. Aun así, constantemente Deseaste que se mantuviera de esa manera siempre, en una paz artificial, porque todas las verdades subyacentes, en especial la tuya, eran poco más que una desgracia.

El Bucle -Loki y Tú-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora