El Bucle -Loki y Tú-

Por la mañana

Esa noche parecía que el recorrido por los jardines duraría para siempre, ambos habían pensado en ir a ver Sleipnir, sin exteriorizar la idea en ningún momento, ya sea por la paz del caballo o por la suya. Por alguna razón difícil de explicar en palabras, no estabas muy segura de querer verte en un cuarto cerrado a solas con él. O más bien, lo estabas anticipando tanto que la idea comenzaba a parecer algo retorcida. Negarlo era algo aún más difícil que explicarlo, tanto así pensabas en terminar lo que en perspectiva parecía ser una noche de compromiso única, que cada segundo y paso hasta que ese momento llegara era punzante, como una pequeña espina dentro de tu zapato. Adoras la forma en la que Loki no se queda sin temas de conversación, habla de sí mismo, claro, pero llena el silencio, se extiende por horas y no dejas de hacerle preguntas que lo mantienen parloteando sin descanso, es tan divertido verle cuando se siente escuchado, nunca se detiene, le brilla la mirada, le encanta oírse hablar y le encanta compartir ese gusto. ¿Habrá sido evidente para él algún momento que también disfrutabas en secreto el sonido de su voz? No querías verte en necesidad de buscar el valor para preguntarle lo que pensaba de ti, lo que pensó cuando se conocieron por lo que sería una segunda vez. Conforme pasan las horas te sientes más y mas cansada, a ese paso tendrían que cargarte semiconsciente a la cama, lo cual ya era notorio a plena vista.

-Creo que deberíamos volver, querida- no estabas segura de como se las arreglaba para hacer sonar aquella ultima palabra como si fuera solo un chiste, mientras que a la vez su  mirada lo delataba como verdad. Pero en lugar de analizar cada una de sus expresiones de forma religiosa como siempre hacías, en parte, deleitándote con lo extremadamente lindo que era, seguramente no solo a tus ojos, tan solo puedes pensar en como desearías que te cargara a la habitación y te arropara en cama. Él o ya, a esas alturas, quien fuese.

-Sí... volvamos- bostezas y el se ríe, no tienes las energías para fingir una mala cara en respuesta y solo te enganchas de su brazo izquierdo mientras caminan lentamente de regreso al castillo, al fin en silencio.

Tras pasillos y salas, llegan a su habitación nuevamente. Ya estabas olvidando como lucia la tuya. Te abre la puerta y caminas algo tambaleante a la cama. Ojala el cansancio hubiera permitido que te cambiaras de ropa, ello no obstante, no seria el caso. Te descalzas sin mas y en menos de lo que le toma a tu compañía sacarse las capas de abrigo y parafernalia real de encima, ya estas debajo de las sabanas, disfrutando de al fin poder descansar los ojos.

-¿Te vas a dormir así?- su tono de burla resuena en las paredes y en tus sensibles oídos a la vez.

-Shhh, no hables tan alto- tu susurro es apenas audible para él, mientras que para ti es fuerte y claro. El colchón se hunde debajo de sus manos cuando se apoya sobre las mantas y se acerca a verte.

-¿Así esta bien?- casi esta ronroneando esas palabras justo sobre tu oreja, puedes sentir sus labios en el pabellón de la misma y hace que todo tu ser sienta atravesarlo un escalofrió muy sutil que deja tu piel cosquilleando. Tienes la fuerza de voluntad para volver a abrir los ojos nuevamente, la luz de la chimenea del fondo de la sala que antecede a la cama es la única luz, pero puedes verte reflejada en sus ojos de todas formas, por lo cerca que esta, aun cuando la luz solo ilumina su espalda. Solo se ríe para si mismo, respetando tu petición de silencio y deja caer su peso a su lado del colchón. Giras para poder observarle directamente y al sentir tu mirada sobre él, voltea igualmente en tu dirección. Ahora están frente a frente, sin tocarse, solo sosteniendo la mirada como si no hubiera una sola razón en el mundo para no hacerlo o para sentir pudor con ello -¿Qué te pareció esta noche?- pregunta susurrando aun mas bajo que antes, tanto así que te cuesta creer que de verdad haya proyectado su voz fuera de su boca al hablar.

-No me lo esperaba, si es a lo que te refieres- aun te cuesta mucho no simplemente rendirte ante el sueño, posiblemente el amanecer estaba a minutos de distancia.