Treceaba Parte
Una parte de lo poco o nada que sabías acerca de las puestas en escena y las presentaciones que solía hacer la coral de la que formarías parte la noche en la que celebrarían el cumpleaños de Sigyn, que si bien no era tuyo, podías encarnarla a falta de una Sigyn real que reclame el festejo como suyo, era la danza. Las vocalistas rara vez participaban de dichas coreografías, que se armaban y reproducían en el escenario como shows inolvidables para la realeza e invitados, puesto que su grupo de dieciséis bailarines ya tenía ese apartado artístico más que cubierto con sus indudables habilidades, sin embargo, no podían dejarte marchar sin haberte entrenado aunque fuese en lo básico. Una danza de salón nunca había matado a nadie. Las razones que tenían para insistir en tu entrenamiento en aquel arte, eran menos puras de lo que aparentaban ser a primera vista. Entre ellas -las vocalistas- y los miembros de la banda, interesantes rumores que corrían entre los sirvientes no se habían quedado cortos, todos en el palacio dejaban que su lengua fuera libre esparciendo dichos de arriba abajo y en esa ocasión, tenían especial cuidado en no ser escuchados por los protagonistas de sus clandestinas historias.
Con cierta emoción, y un toque de incredulidad, se contaba que el príncipe, Loki, al fin mostraba interés en alguien, en una joven. Que lo veían compartiendo esos momentos que solía guardar sólo para sí mismo con mucho recelo. Como sus charlas con Sleipnir, que de repente tenían tres voces, y los atardeceres que solía ver en su soledad, ahora estaban en presencia de alguien nueva, pues habían presenciado como salía de los balcones en compañía de la misma chica que no dejaba de preguntar por él. Se preguntaban también que estaría haciendo tan preocupado, faltando a las cenas de la familia real, a todas las comidas, de hecho. Y mientras no te creías que de verdad hablarán de ti, estaban casi planeando como juntarnos de una vez para ver a uno de los dos hederos casado, que hacía miles de años que no se veía una boda dentro de las paredes del Palacio. Y entre tantas rápidas palabras resumiendo sus motivos, ya jalaban de ti para tirarte a los brazos de uno de los bailarines, que te mostraba como contar tus pasos y los tiempos de las típicas melodías animadas que solían resonar cuando se organizaban fiestas de ese tamaño. Para estas personas, tal vez empujarte directo a Loki y obligarlos a bailar sería la cúspide de una especie de complot diseñado para que terminasen juntos y la sóla idea te hacía sonrojar a la vez que le pisabas los dedos de los pies a tu maestro improvisado de baile.
Agradeciste que al rubio de ojos verdes no le doliese, en apariencia, cada puntapié y pisotón que no podías evitar. Si había que ponerlo en años midgardianos, no pasaba de los 27, pero la verdad era que tendría muchos más años que tú y ya estabas pasando a ser la octogenaria mejor preservada que, allá en la tierra, tus hermanastros hubieran visto. En el tercer intento de completar sólo una pieza musical con sus intrincados saltos, aplausos y giros, pudiste pasar por una bailarina decente, a tu favor, siempre habías tenido la habilidad de entrenar el cuerpo con facilidad. Acto seguido, los ensayos continuaron llenos del resplandor que un montón de artistas felices en su medio le brindaban a sus días. Acabó bien, y ya entrada la tarde y tanto la voz como el cuerpo te dolían de lo gastados que estaban. Así que ni siquiera te planteaste algo que no fuese dormir. De todas formas, al día siguiente habías quedado con Odín en presentar las “Nuevas espadas” frente a la reina y la corte con el propósito de dejar claro que cualquier gasto en tu persona era más que justificado. Aun el padre de todo tenía que encargarse de las burocracias que contemplaba el reinar sobre tantas personas en un lugar que se consideraba civilizado.
Durante esa noche tus sueños se arremolinaron de forma desagradable. Cayendo en viejas pesadillas. La garra oscura y deforme que descendía desde las sombras para abrir la piel de tu vientre e introducirse lentamente entre tus entrañas. Las explosiones y las carreras misteriosas de monstruos incoherentes en la oscuridad. Para finalmente, tener frente a tus ojos el fatal día que te trajo a ese punto en particular. Para tener el inerte cuerpo de Loki a tus pies, ver a su hermano disminuido y todo explotando y volando en pedazos. Sin embargo, antes de despertar, una última historia de terror escarbó el camino a tu subconsciente de Dios sabrá sabe donde. Introduciendo su código macabro dentro del baúl de sueños recurrentes, se presentaba una abominación roja casi absoluta que se comía todo. La observas, impotente, en su paso, consumiendo cada pequeña chispa de vida o esperanza. Dejando todo como parte de su misma estructura de afiladas indefinida formas oscilantes de carmesí. Y cuando está a punto de terminar, caes en cuenta de que todo lo que se ha comido no es más que tú, tus órganos, tus huesos y músculos, todo diluido dolorosamente sin siquiera dejarte morir, antes del primer grito desesperado, ya estás despierta. Lloras abrazando la almohada. Muestras de la luz de la mañana se presentan amables, siquiera has despertado antes de lo habitual y lo único que no parece ser parte de la rutina es la ausencia de un par de brazos para abrazarte, la remarcable ausencia de Loki susurrando que lo siente y que todo estará bien. Sólo en ese momento comienzas a pensar ¿cuál será el precio que debes pagar al final para tenerle a salvo?
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El Bucle -Loki y Tú-
Fiksi PenggemarSecuela de "No lo Respires" Es el fin, mientras los últimos esbozos de esperanza tejen sus planes para salvar lo que queda del universo, se te ha encargado una única misión. Resistir. Todo va como se pensaba, hasta que cometen un error, uno que debe...