Punta

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Te dormiste apoyada en su regazo, y las horas pasaban, Loki estaría sólo un par de minutos más despierto antes de seguirte los pasos. Un último sonido estridente los despierta, la madrugada se despertaba también, con un sol apenas asomando su luz en el horizonte. Volteas a ver a tu alrededor, todo sigue en silencio. Sin embargo, estabas segura de que algo te había despertado, recordando así a las otras únicas dos personas ahí con ustedes. Amanda y Luca, pasando toda la noche en congelador, saltas asustada al darte cuenta de lo descuidada que habías sido, temiendo lo peor para esos dos inocentes que nada tenían que ver con sus problemas, a los cuales les habían arruinado la noche, si lo es que la vida a esas alturas. Abres la puerta del congelador aterrada de verdad, ambos están abrazos en el suelo, sin signos de vida, habían caído, golpeando un estante y dejando caer un caja al lado, el golpe era nuevo y sangre tan fría que apenas fluida salía de una herida en la cabeza de Amanda. En shock intentas pronunciar el nombre de tu compañero aún dormido, cada vez con mas fuerza hasta que aparece tambien alterado por la puerta y se queda igual al ver a la chica sangrando en el suelo casi escarchado.
-Demonios- pronuncia. Su palabra es más "ni modo ¿dónde metemos el cuerpo?" Ignoras eso. Intentas correr a ella y curarla, pero esta congelada, primero tendrías que establecer su temperatura corporal y luego curar la herida y eso no iba a ser nada rápido, podía tomar horas que no tenía.
-Llama a emergencias- le dices entonces.
-¿Qué?- no está seguro de como funciona ese sistema aún a pesar de que se lo habías mencionado muy por encima.
-El teléfono, tómalo y marca... – no sabes número de la policía local, no era Estados Unidos, para empezar. Intentas pensar en una solución, pero no hay nada a ese paso tendrías que pensar en como ocultar un par de cuerpos.
-113- escuchas, la fuente del sonido no es clara, al fijarte bien, es Luca, que te daba el número con su último minuto de conciencia.
-¡Al 113, Loki, marca al 113!- corre a obedecerte, lo ves con la bocina en mano, digita el código y luego se da cuenta de que no sabe que decir.
-¿y que les digo?
-Que… llegamos y los encontramos así, nos iremos antes de que lleguen, pero haz que vengan, rápido, está perdiendo mucha sangre.
Ciertamente no era así, la herida era superficial. Sólo estabas demasiado asustada para notarlo y muy culpable como para calmarte. Cuando las sirenas se escuchan a velocidad desde la distancia, salen de ahí. No te interesa pisar el cemento de las aceras y el rugoso asfalto de las calles descalza a esas alturas, se quedan a una distancia, escondidos con sus trucos mágicos. Observando desde una esquina. Sacan a Amanda y a Luca de ahí en camillas sin correr ni alborotarse, sabes entonces que estarán bien, pero al llevarselos sabes que es tu culpa que dos personas hayan terminado en el hospital. Es lo peor que te has sentido nunca, no puedes dejar de ver la carretera lentamente más llena por la que han ido ambas ambulancias.
-Vámonos- dice Loki, intentando jalarte del brazo, apenas respondes, siguiendo con la vista perdida.
En un par de metros, al pasar cerca de un bote de basura pisas un cristal roto. No hace más que un corte muy pequeño que apenas mancha de unas pocas gotitas de sangre la acera, estaría cerrado en un par de horas, pero mientras tanto sentías mucha molestia al pisar. Gruñes al hacerte daño, te aferras de Loki para que el sobresalto no te haga caer.
-Agh, maldición- observas la planta de tu pie molesta hasta el límite de lo soportable.
-Quieta, déjame ver- dice el Dios sirviéndose de apoyo.
-Esta bien, vayamos ya a casa- intentas volver a pisar, mas él te detiene.
- No, no. Ven- entiendes que va a hacer y le das permiso. Te carga en brazos hasta cruzar otra esquina, susurra el nombre de Heimdal que de inmediato los trae devuelta.
En ese dorado mundo el recibimiento no es grato. Sabe que se han portado como dos adolecentes ebrios y han metido en grandes inconvenientes a muchos que no se lo merecían. Lo ignoras, no sabes que dijo ni que le respondió Loki, sólo te aferras al cuello de este último, descansando en su agarre, tu pie sigue sangrando muy lentamente aún. Te acurrucas, disfrutando de esos momentos de tranquilidad entre tanta porquería. Besas su cuello, sientes sus labios esbozar una sonrisa mientras se apoyan en el tope de tu cabeza. Thor llega casi corriendo a verlos unos metros tras haber cruzado la puerta del Palacio.
-¡Loki! ¡Sigyn!- ese nombre que ya casi habías olvidado regresaba de las tumbas más oscuras de la realidad inevitable. Thor ve lanprimera gotita de sangre que cae en un rato -¿Qué pasó? ¿Están bien?
-Hermano…- A diferencia de lo esperado, se ve feliz de reencontrarse con su familia.
-Estamos bien, sólo pise un cristal roto- te explicas procediendo a saludarlo.
-Oh, bueno… ¡Entren! Déjala en la enfermería un segundo y luego Odín querrá verlos en el salón- era interesante esa actitud más formal que guardaba, Stark si que lo cambiaría después.
-Enseguida- Loki sigue avanzando entonces, destinado a pasar por el lado derecho del Dios del trueno, pero este lo detiene con una mano en su hombro, viéndolos a ambos a los ojos en turnos veloces.
-Es muy bueno verlos de nuevo- Asienten los dos, la calidez de la simpleza regresa. Ser sólo una invitada en el Palacio, ser sólo un hermano, les hacía falta recordar esos hechos antes de ser otro montón de complicadas cosas de las que convenían olvidarse.
Hacen el recorrido a la enfermería no por primera ni última vez.
-Interesante- le escuchas decir cierras y abres los ojos con esfuerzo, cansada después de esa carrera, con el esfuerzo de mantener los pensamientos nocivos lejos de ambos por el momento -Puedes dormirte si quieres, me quedaré contigo.
Te acurrucas contra su pecho otra vez, pero no te duermes, aprietas un poco el abrazo contra su cuello, llegan a la enfermería donde te curan en un parpadeo. Estas con los pies sobre el suelo más rapido de lo que esperabas.
-Iré a hablar con mi padre, ve a mi recámara y descansa un poco- cuando habla toma tu rostro entre sus manos y recoge tu cabello detrás de las orejas, no siempre lo llevabas así, exponiendo ante todos que eras un elfo, que pertenecías a un lugar que nunca te acogió como debía, venías de herencias que no conocías y se había marchado para siempre. Parte de no ser humana ni ásynja en ese momento, ser sólo tú, con todo lo que eso conlleva.
- Iré después de cambiarme- no vas dejar que vaya sólo, por alguna razón querías que supiera que lo habías espiado antes de salir de viaje.
-¿Entonces te espero acá?- y aunque Loki no sepa eso, comprende tu deseo de acompañarlo, sabía lo que tenía que decir, al igual que tú sabías lo que necesitabas escuchar.
-Solo no hablen de nada importante hasta que llegue- salen de la enfermería y mientras él va a encontrarse con sus padres, tu vas a tu habitación a ponerte algo más apropiado y cómodo que un vestido de fiesta midgardiano. Loki se ha cambiado con sus poderes, como siempre.
Hacia un buen tiempo que no estabas en esa habitación que de tuya tenía más bien poco, pero al menos estaba el baúl donde habías puesto todos los vestidos y trajes que gustosamente usabas para moverte sin llamar la atención por ahí. Sabías que la niña que encontraste en Alfheim y la que recuerdas ser estarían muy orgullosas de que siempre fueses más soldado que princesa. No sabías si llamarlo destino, sin embargo, la voluntad a veces parecía tener más sentido que un montón de historias aleatorias anotadas en fragmentos de memoria. El poder de lo que no había pasado y de lo que pronto sólo serían más que palabras era un misterio que superaba tu capacidad de acción. Usando algo mucho más cómodo y unas botas prácticas, sales y vuelves a un amplio salón donde toda la familia real estaba reunida, te ven con una sonrisa y haces una reverencia luego de pasar los metros hasta el lugar vacío junto a Loki, quien se pone de pie al verte cruzar la puerta.
-Bienvenida Sigyn- te recibe la reina, Odín sólo reafirma las mismas palabras, para luego preguntar que habían estado haciendo.
- No mucho, conociendo un poco de Midgard- responde Loki, volteas a verle y le pegas un golpecito en el brazo. 
-Descansando… y metiéndonos en problemas- lo observas de forma desafiante, era mejor que se acostumbrada a ceder la palabra el resto de su vida, porque a ti no te gustaba que respondieran tus preguntas por ti. Thor y su madre se ríen en voz baja, Thor con más ganas que la reina.
-Suena a algo que haría mi hijo ¿se divirtieron?- dice el rey sonriendo, le devuelves el gesto, terriblemente arrepentida de lo que ibas  a hacer después. A sus ojos, serías tú quien abría arrastrado a su hijo a codiciar el trono, atacar Midgard y robar el teceracto.
- Creo que si- ves a Loki, quien asiente, se encoje de hombros y sonríe al unísono.
La verdad el resto de la reunión fue incómoda, demasiado formal y dejaste que atendieran sus asuntos en paz. Al parecer lo peor de ser realiza era hacer el trabajo. Se hace de noche antes de que te des cuenta y ya estás bastante harta del intercambio de ideas administrativas que no te concernían, a la vez que odiabas la inclusión de tu nombre en algunas de las ocaciones, las que pedían alguna opinión. La ultima palabra la tenía Loki, después de que Thor y su madre se hayan retirado.
-Bueno, lamento mucho inmiscuirme- El rey todo se pone pie, dispuesto a abandonar la sala, pero se detiene segundos antes -¿Has pensado ello que te dije, hijo? He esperado que tú viaje te convenciera de que tal vez sería lo mejor- algo dentro tuyo se retuerce al escucharlo.
-Sí, padre, lo he pensado… puede que tengas razón- Loki también se pone de pie, te confunden sus palabras, incrédula de que vaya a seguir aún en frente tuyo con la misma tonta farsa que en otro contexto incluso hubieses apoyado. Tiempo pasado, no pasaría ya -Pero ninguno de nosotros cree realmente en esas instituciones…- se acerca y le dice algo al oído, pensabas que serías capaz de escucharlo, pero no, definitivamente algo de magia tenía mucho que ver en eso, frunces el ceño, no podía ser nada bueno.
Sales de ahí siguiendo a Loki, quien estaba de camino a tu habitación. Puede que él piense en que todo estaba en orden, pero tú, que habías estado muy aburrida un par de horas, habías tenído tiempo de pensar en Amanda y Luca, lo que les había pasado por tu culpa y todo lo que ello implicaba. Las decisiones que tomabas, unas tras otras, acabarían en eso, poco más que un montón de personas que no conoces en el hospital, pero aún, personas que sí conoces también. O muertas. Como fuese, esa noche las ideas nocivas amenazaban con quedarse, sin siquiera dar indicios de querer caer al avanzar todos esos tambaleante pasos detrás de la espalda del príncipe, que sin tú notarlo, volteaba de vez en cuando sólo para encontrarte cabizbaja.
-¿Aleth?- se detiene, no puedes notarlo hasta chocante con él. Observas culpable los ojos espectadores sobre los tuyos, cada paso mal dado se sumaba con pesar en el saco de lamentos de una ridícula forma extremadamente dramática y pesimista -¿Tan nefasto fue pasar el día con mi familia? A mi también me aburre un poco, pero…- niegas final cabeza, desearías simplemente meterte debajo de las sabanas, que la comodidad y el silencio pasarán a intentar curarte lentamente. Pero lo más importante, querías estar sola.
-Sí fue aburrido…- te encoges de hombros en un último intento por tragarte esas oscuras emociones, sin resultado alguno.
-¿Estas bien?- sientes que la pregunta no viene a cuento.
-¿Recuerdas que te comenté que me iría por mi cuenta un tiempo?- Le dices tímidamente, esperando la peor reacción posible, sin importante está realmente, sólo el perder más tiempo allí.
-Sí… antes de “arreglar nuestras diferencias"- a pesar de lo desafiante de sus palabras y la forma en la que complemento con las comillas con los dedos en el aire, su tono era serio, notando la verdadera naturaleza de la situación.
- Me iré, Loki, sólo un par de días- se mantiene callado unos instantes, cada segundo extra es como una bocanada de aire para ti. Hasta que finalmente suspira.
-¿Es lo que quieres?- debería ser una pregunta cualquiera, dispuesta cumplir otro más de tus caprichos, o al menos así lo creías merecer, sin embargo, su tono incriminador te hace pensar que tal vez no, que eras egoísta una vez más, que estabas pensando que te lo debía todo, cuando no era así. Y no obstante, tampoco era decisión suya.
-Necesito hacerlo- quieres que no suene a justificante, no estando muy segura de tu éxito.
-¿Y nuestros planes?- lentamente demuestra su creciente enojo, o mínimamente, frustración, simples sentimientos que desde siempre intentan ocultar algo mucho más simple aún, tristeza.
-Puedes completarlo por tu cuenta hasta que vuelva, Loki… es sólo que después de lo de Amanda…
-¿La chica del lugar de comida rápida? ¿enserio? Esta bien, Aleth, no tienes…- le cortas el discurso, no estaba bien sólo porque no muriese, no estaba bien sólo porque no fuera tu problema.
-Tal vez para ti no exista la culpa, pero para mí sí… la amenace y por mi culpa…- te devuelve el favor de retirarse la palabra de la boca
- No es eso. Hace días me decías que el mundo no merecía que fuésemos justos con el y no merecíamos ser juzgados y ahora te sientes culpable por nada ¿Por qué?- tenía razón, pero hace días tú no eras la que cargaba esa cruz.
-BIEN, YO NO SOY TÚ. Parece que nadie aquí lo es… ese mostro que mato a cientos de personas… Y AHORA DEBO REEMPLAZARLO. No quiero, Loki y no puedo, si este sentimiento simplemente se va ir acumulando… prefiero no hacer nada…
Guarda silencio, lo que te da el espacio perfecto para irte de ahí, caminar a tu habitación y pensar en empacar, al igual que hacer una lista de compras mental para prepararte. Estabas segura de que pronto pasarías tu primer invierno en Alfheim. Aunque al mismo tiempo no deseabas dejar así las cosas con Loki.


24 horas después del regreso Aleth y Loki a Asgard.

Locación.
Midgard, New York. Torre Stark.


El grupo de oficiales se está retirando de una amplia sala casi vacía. Tony sentado en la barra de un mini bar con un par de zapatos de tacón frente suyo sobre el mármol. Hace segundos había llamado para cancelar la mitad de sus tarjetas de crédito y había pagado dos cuentas de hospital en Italia. La razón era más que sencilla, rastreando los zapatos que una de las víctimas reconoció como pertenecientes a su agresora, habían dado con él.
Pero ambos sujetos descritos habían escapado sin dejar pistas… excepto por un pequeño detalle. Las cámaras en McDonald’s habido borradas a distancia, las de su casa no, y cuando vio a la invasora aparecer y desaparecer en el mismísimo aire supo que había algo fuera de orden.
-Jarvis, llama a Furry, creo que esto le interesa.

El Bucle -Loki y Tú-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora