Venganza desde las Cenizas

Respira fuego, escupe metal... y una rosa cae

Luego de varias semanas de viaje; solo encontramos grupos de dragones... nada más que eso, no habían señales de los adeptos ni tan siquiera; a pesar que los dragones que encontramos entusiasmados si se unieron, y nos alegraba eso pero buscábamos a los Adeptos; solo era cuestión de tiempo. A pesar de no encontrar algún rastro de ellos, unos cuantos dragones nos dijeron que los Adeptos se encontraban en Templos; en el caso de los primeros que encontramos: El Templo de la Llama, lugar de rituales y adoraciones hacia Yurza, Guardiana del Fuego; estaban encima de una montaña, de la cual bajaban ríos de lava... aunque esta pareciera caliente, no lo estaba cuando nos acercábamos bastante a esta, lo cual era muy raro. Antes, Patty y yo dejamos nuestras cosas en otra posada en la Ciudad de abajo, la cual era custodiada por "Pretorianos" caballeros, que realmente eran dragones, con armaduras hechas de metal y acero; pero tuvimos que subir sin armas y sin ningún tipo de objeto que pusiera en peligro la seguridad de ambos y de ellos; solo iba a hablar.

Cuando subíamos los ríos de lava se hacían cada vez más evidentes, es decir que no podías ver nada más brillante que eso, a pesar que al subir de hacía más fría la temperatura; lo cual era muy extraño. Al llegar a la cima, tuve que colocarme de rodillas antes de entrar al Templo, tenía el poder del Fuego corriendo por mi cuerpo... así que tenía que hacerlo, luego de eso la puerta del templo se abrió y de ella salieron 5 personas, con distintas características evidentes de dragón (es decir, algunos con cuernos, otros eran escamas en todo el cuerpo, otros tenían cola incluso o unas alas), la que probablemente sea la líder de los Adeptos se acercó un poco más bajando las escaleras:

-Levántate, Eir... -me dijo y yo me levanté sin apartar mi mirada de abajo.- Puedes dejar de ver el suelo sin razón muchacho.

-a lo que yo sacudí un poco mi cabeza y alcé la vista.- Lo lamento, es solo que vine a hablar con ustedes... eso es todo.

-Tenemos tiempo antes de la comida, así que si gustas quedarte junto a tu amiga, estaremos encantados de recibirlos en nuestra casa. -me dijo ella sonriente, parecía hablar con diplomacia pero a la vez con amabilidad.

-Si, muchas gracias. -dije mirando a los 5 Adeptos del Fuego, luego estos entraron pero al líder se detuvo para sostenernos la puerta, luego nosotros entramos.

Miramos alrededor, habían esculturas de Yurza por varios lados... tanto en forma dragona, como mitad humano-dragón, lo cual no era raro si ellos implementaban magia... aunque todos los dragones hacíamos eso; pero ellos eran los únicos con la habilidad de hacerse casi humanos. Habían columnas de lava cayendo del techo también, velas de diamantes y muchas cosas más. Pero los 5 Adeptos parecían más tranquilos de lo que yo imaginaban que iban a ser; nos invitaron a almorzar... y eso ya era muy raro viniendo de ellos. Para cuando nos sentamos a comer todos juntos, ellos parecían ser normales... es decir, no seguían algún ritual o eran tan devotos a todas horas; a lo que la líder se dio cuenta y se rió por un rato:

-¿Ocurre algo? -me preguntó.

-No, nada... es solo que ustedes no son tan devotos a todas horas como me lo imaginaba. -dije y a lo cual los 5 se rieron un poco.

-Si lo fuéramos, no tendríamos tiempo ni de comer. Créeme, si somos fieles a Yurza; pero hay veces donde debes parar... al menos para descansar, tu Fe no define que tengas que estar 24/7 haciendo rituales y adorando lo que crees. No. -me dijo ella sonriendo, a lo cual se quitó su capucha y podía ver que ella era la de los cuernos, otro tenía alas, otra la cola, otro las escamas por todo el cuerpo y el último tenía garras en las manos (estás irradiaban el color del elemento).

-Oh, entiendo... disculpen, yo creí que así eran ustedes. -dije riendo un poco pero de vergüenza por haber creido eso.

-Y los demás son iguales. Los demás Adeptos. Me llamo... bueno, puedes decirme Aras para abreviar mi nombre; ellos son Len, Mina, Kol y Yuz. -a lo cual los demás me saludaron.