Nacido del Fuego

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Desde que mandaron el mensaje, tomé vuelo por unos 3 días; hasta llegar y aterrizar; actualmente era una zona poblada, un pueblo más que ciudad; al llegar... vi como tenían restricciones y habían evacuado una todo el pueblo, estaban 20 km fuera de una posible erupción; al entrar... tuve que caminar, viendo cómo el calor había hecho lo suyo, evaporando el lago, quemando y matando a los animales de alrededor; los árboles no tenían ese verde que los caracterizaba, ahora estaban muertos... olía bastante a azufre a decir verdad. Todo desapareció. Pero de vez en cuando al caminar, habían algunos destellos de color naranja y de energía de Fuego; era extraño y a la vez tan cómodo, al menos para mí.

Habían algunas colinas que debía subir y bajar, sin prisa; había un camino hasta la colina más cerca del ritual... así que al llegar hasta la cima ahí estaban aún los Adeptos, haciendo el ritual, Aras se me acercó:

-Gracias por venir. Necesitamos algo esencial y no teníamos idea que fuera tan esencial para la invocación. -me dijo con la respiración algo rápido.

-¿Que es? -pregunté.

-La espada, la de Yurza... tú eres el único de nosotros 6 que puede invocarla y hacerla aparecer. Tienes que clavarla al suelo, y todo comenzará, el ritual se completará y Yurza ascenderá. -sacudía su cabeza.- Ninguno de nosotros hemos sido considerados dignos para empuñar la espada, pero tú sí.

-¿Por qué yo? -dije mirando mis manos.

-Yurza te considera digno. Nos habló y requiere de tu presencia. -me dijo colocando sus manos encima de las mías, en las que comenzaron a emanar fuego.-

-Haré lo que pueda. -le dije asintiendo con mi cabeza. Luego volteé a ver detrás de ella y otra vez una pequeña explosión de energía llameante salía del lugar de invocación.

-¿Sabes lo que es? Ese destello... -me dijo ella volteando a ver el ritual, con los brazos cruzados.- Funcionan como drenadores de nuestros poderes para dárselos a Yurza, antes ella era pura roca y restos de lava; ahora ya toma forma física de verdad.

-¿Que tan grande es ella? -le pregunté.

-Es una de las más grandes de los 7, probablemente de aquí ya te parezca pequeña al salir; pero cuando estás frente a frente con ella... es inmensa. -me dijo sonriendo.- Debo ir y relevar. Es un ritual que no debe interrumpirse.

-Bien, estaré aquí. -dije parándome junto a un par de arbustos, que luego tuve que prender fuego para intentar invocar la espada; pero algo faltaba... algo esencial para poder sacarla, no se que era.

Esperé un rato, mientras intentaba con todas mis fuerzas sacar la espada... si no podía sacarla, Yurza no despertaría; y entonces la perderíamos. Al recuperar mi percepción de mi alrededor, escuchaba una nave acercándose desde lejos, así que volteé a verme; por un momento creí que era mi equipo (sinceramente me habría molestado con ellos) pero no... para mi sorpresa y por alguna razón lograron aventurarse en territorio desconocido para ellos, humanos... los que estaban en el campamento donde fui a ver a Weiss y Pyrrha, todos estaba ahí... a lo que yo bajé la cabeza, cuando bajaron solo sacaron sus armas:

-¿Que demonios hacen aquí? Les dije que no quiero involucrarlos en esta guerra. -les dije yo mirándolos con seriedad, nadie me dijo nada.- ¿Que? Alguien les cortó la lengua...

-Estamos aquí para detener esto de raíz. -dijo Qrow, sacando su guadaña.- En verdad estás loco...

-¿De raíz? -volteé a ver el ritual y luego a ellos.- Ah, te refieres a esto... simplemente estamos haciendo lo que hemos hecho desde el primer día de la guerra.

-Destruiste lo que quedaba en cada rincón de Vale, Vacuo y... Atlas... ¿Por qué? -gritó Yang manteniendo la posición.

-Bueno... tenía que proteger el ritual de invocación de Ibzu. -les dije, convencido que ellos no sabían quién era.- Y darles una lección a los idiotas que se lo merecían.

Venganza desde las CenizasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora