Solo para mantener la chispa viva...

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No había pasado mucho desde esa noche donde me reconcilié con las únicas tres mujeres, en los últimos 100 años, que tanto he amado... a pesar de tener que irme, no lo hice por un par de días más, aunque tuvimos que separarnos del grupo para hacer nuestra cosas de pareja... pero eso solo fueron un par de días. Pero debo decir... que fueron los mejores dos dias en mis 19 mil años de vida.

Les prometí que las volvería a ver, quiero cumplirlo y lo haré cueste lo que me cueste.

Tuve que irme por cuestión de su seguridad, dado que si yo no llegaba... tarde o temprano vendrían a buscarme, a "rescatarme" con sangre y violencia, y lo menos que quería es que ellos tuvieran algo que ver en esta guerra, aunque pelean por su bando... yo por el mío, es inevitable... con o sin amistad y afecto. Les recomendé no ir a ninguno de los límites de los Reinos, para evitar conflictos. Así que me fui, alzando vuelo... recordé en ese momento que en caso de emergencia, teníamos otros puntos de reunión para bases improvisadas; dado que Mistral muy probablemente estará ocupado por los humanos, los otros puntos podían ser las principales ciudades, de los 4 reinos (en este caso 3, porque Atlas aún no la dominábamos por completo), así que tuve que empezar por la ciudad de Vale, donde fue mi destino final al irme de donde me crié... al llegar, parecía como si nada hubiera cambiado desde entonces, parecía como si... las llamas habrían estado ahí siempre, o como si no hubieran habido batallas más que con la que iniciamos esta guerra, nada más y nada menos. Por cuestiones de si algo sucedía, empuñé mi arma y la tuve todo el tiempo en mi mano al caminar por la ciudad... por las paredes encontraba algunos símbolos, algunos papeles que me marcaban un camino; seguí ese camino hasta llegar a un último papel, el cual estaba manchado de rojo... al abrirlo decía "Si ves esto, Eir, ven a Beacon", a pesar de no estar escrito en el lenguaje humano... yo lo entendía a la perfección; así que me dirigí hacia la Academia Beacon, está vez caminando... para que no se me hiciera tan larga la caminata, tuve que pensar en cosas diferentes para mantenerme distraído hasta llegar. Una vez ahí, y al cruzar los límites, mi radio comenzó a sonar con una voz muy conocida para mí:

-No nos acompañaste para Navidad. -decía con cierta risa.

-Paty... ¿Donde estás? -dije mirando a todos lados.

-Solo digamos que en este momento podría jalar el gatillo y no sabrías de donde vino el disparo. -me dijo riendo.- Mira arriba tonto.

-eso hice y había un pequeño brillo encima de la torre, de la academia.- ¿Esa eres tú?

-¿Como crees? Claro que si. -me dijo, y sonaba bastante feliz.- Creí que no volverías, por un momento los demás pensaron darte por muerto... pero yo les dije que tú ibas a volver, y mira... ya estás aquí.

-Gracias por hacerte cargo. En realidad parece que cuidas mucho al grupo. -dije avanzando.

-Si, debo advertirte qué hay un escuadrón sorpresa detrás de las piedras que tienes justo delante. Pero ya saben que eres tú, así que te dejarán pasar. -dijo riendo con burla.- Te tengo buenas noticias, así que ven, y sube.

Luego de una subida algo larga, pude ver en el camino como estaban refugiados (la mayoría me saludó y se alegraron de verme), al llegar a la que antes era la oficina de Ozpin, ahí estaba Paty y mis hermanos Guardianes; reunidos... siendo Paty la lider en ese momento, fue la primera en darse la vuelta y correr a abrazarme:

-Estás bien... -me decía ella mientras me abrazaba.

-Por supuesto que sí, ¿crees que es tan fácil matarme? -dije riendo, a lo que ella me dio un leve golpe en mi pecho.

-Tonto. -me dijo riendo y luego se dio la vuelta hacia la mesa, mientras mis hermanos y hermanas Guardianes me saludaban una vez más.- Mira... tengo algo que te interesará.

Venganza desde las CenizasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora