Borusara: nuestra familia

operación delicada.

Boruto caminaba de un lado a otro en la el despacho de Sakura en el Hospital General de Konoha, mientras tanto Sarada permanecía sentada observando la marcha monótona de su marido. 

-Te puedes calmar ya? Además no sé porque estas tan inquieto.

-Quizás sea porque mi esposa está a punto de arriesgar su vida por unos malditos ojos morados! -declaró rudamente.

-No son " malditos ojos morados".

-No los necesitas Sarada-  intentó sonar más amable, pero no pudo.

Ella se levantó con indignación.

-Ya basta Boruto, es uno de los pocos regalos que mi padre me hizo. No lo entiendes!? -Bajó la cabeza- Su rinnengan es lo único que me queda de él,  es su último regalo.

-Pues el tio Sasuke podría haber pensado en un regalo donde no tengas que arriesgar tu vida para obtenerlo.

Mientras la pareja Uzumaki tenía una de sus pocas discusiones, cierta pelirrosa entraba en la oficina.

-Bueno chicos perdona la demora es que tenía que dejar a los... -ella observa como su hija le da uno de esos bofetones que llega a dejar marca en la mejilla de su yerno-...niños.. Que. está pasando aquí?

-No es nada mamá-  suspiró y se sentó.

-Solo intentaba explicar a tu hijo lo cuan peligroso es lo que ella está intentando hacer. 

La cerezo fijó los ojos esmeralda a su hija.

-Él tiene razón Sarada, es muy peligroso.

-Pero...  -la pelirrosa la interrumpió.

-Aunque hay una forma de que finjas tu muerte y con un riesgo mínimo - ella se senta en la silla detrás de su escritorio y saca de su bolsillo un frasco con un líquido misterioso- esto es atropina, si inyectado en la sangre actúa como un "Buenas noches cenicienta " y puedes fingir tu muerte.

-Cuanto dura el efecto? - preguntó Boruto con la espalda apoyada en la pared y con los brazos cruzados. 

- Cerca de 8 horas. - el Uzumaki no respondió, apena gruñó.

-No te preocupes Boruto. Estaré bien-  la Uchiha lo miró con ojos de perrito faldero que decían " perdona haberte golpeado " .

El Uzumaki respiró profundamente.

-No puedo permanecer eternamente enfado contigo-  el le extiende la mano.

Ella la coge y se levanta.

-Siempre juntos, ensalada?
-Siempre juntos, burrito.

Los dos sellan el ritual con un corto beso,  ya que este fue interrumpido por los alocados gritos de cierta pelirrosa. 

-Ayyyyyyyy. Que emoción, nunca me imaginé que esto sería tan romántico! 

-Mama!
-Suegra!

Gritaron ruborizados. 

Unos minutos después Sarada y Boruto, fueron a un ala poco utilizada del hospital y allí prepararon los equipos necesarios para seudomatar a Sarada.

La Uchiha se tumbó en la cama mientras los enfermeros la conectaban a un montón de aparatos.

Boruto se sentó en un banquillo a su a lado y sujeto la mano de su amada.

-Boruto...- la azabache lo miró confundida- No te preocupes. No me moveré de aquí.

Declaró el Uzumaki mientras acariciaba la mano de su amada.

-Muy bien Sarada. Te voy a inyectar la droga, vas a sentir tu cuerpo pesado hasta que te quedes...

La voz de su madre se quedó cada vez más distante. Hasta que no la oyó más y por un momento todo se oscureció.