Capítulo 26

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— No me gusta que salgas con ellos, ni con nadie, pero ya estás afuera ¿No? ¿Cómo voy a enseñarte TaeTae? —negé chasqueando la lengua.

Realmente me sacaba de quicio que fuera tan idiota, Kai nunca tenía buenas intenciones con nadie, seguro y se había imaginado a Taehyung en todas las formas en que pudiera ponerlo. Sentía calor por todo el cuerpo. Taehyung era mío. ¡Mío!

— ¿Qué tengo que hacer para que entiendas que eres mío? —susurré en su oído mientras pasaba mi mano bajo su lindo suéter rojo y su camisa. Su respiración se volvió pesada cuando rocé suavemente mis dedos sobre su abdomen que bajaba y subía lento. Mi mano trazó una línea hasta uno de sus pequeños botones rosados, masajeando este con lentitud sacando un jadeó bajo de sus labios.

— Jungkook, no, m-me esperan y... —aprete con fuerza su tersa piel— ahhmg —su rostro hizo una pequeña mueca de dolor.

— ¿También te tengo que enseñar a no hablar? —lamí parte de su cuello— No seas ruidoso, podrían escuchar.

Bajé mi mano hasta sus pantalones y desabotoné sin prisa, torturando su sensibilidad, su abdomen bajo se contraía por los leves roces de mis dedos en su piel. Mis ojos se mantenían en su rostro que formaba pequeñas expresiones de placer combinadas con desesperación, mantenía los ojos cerrados, mordía su labio, fruncía el ceño por segundos, inclinaba su cabeza levemente hacia atrás, jadeaba al mínimo toque. Sonreí de lado.

Me incliné y mordí su labio inferior ligeramente al tiempo que metía un dedo en el elástico de su boxer y trazaba la circunferencia con calma. Sus caderas tuvieron un espasmo de necesidad, un jadeo ronco se hizo presente desde su garganta. Estaba tan a mí merced, me encantaba tenerlo a mí merced.

Pegue nuestros cuerpos por unos segundos sintiendo su erección contra mi pierna. Bajé mi mano dentro de su ropa interior hasta ella rodeándola y meciéndo tortuosamente de arriba a abajo. Gimió e intento aumentar la velocidad con sus preciosas caderas. Lo evite posando mi mano libre en una de ellas y acorralando estás a la pared. Hizo un quejido de súplica y sus manos se aferraron a la mía en su cadera y a mi hombro, estrújando la tela de mi abrigo en un puño.

Reí y apreté su cadera con posesión aumentando el ritmo de mi mano sobre su ahora mojado pene. Sentía los temblores en sus piernas, sus gemidos se hacían más altos al igual que la fuerza con la que se aferraba a mí, estaba por venirse. Deje de masturbarlo y él dejo salir un quejido en forma de súplica, abrió los ojos por la inesperada falta de atención en su miembro, estaban acuosos y negros por el placer.

— Jun-gkook —su respiración fallaba.

— Es tu castigo bebé —acaricie sus suaves cabellos castaños y posé mi boca sobre su oído— tal vez así aprendas a no jugar conmigo. —un reclamo salió de sus labios en forma de gemido, haciendo berrinche.

— D-duele —susurró en un quejido dolido.

— Lo sé, pero te enseñará. —sus manos se dirigieron temorosamente a sus pantalones.

— No, no vas a tocarte tu tampoco, o te irá peor —dije tomando sus manos rápidamente y alejandolas de él mismo, estás se empuñaron y bufó de resignación, apreté con fuerza su sonrojada mejilla sonriendo inocentemente y abroché sus pantalones en movimientos rápidos. Subí mi vista a sus ojos llorosos y su lindo puchero inconsiente, aún temblaba con un sonrojo en sus mejillas, su boquita abierta y respiración alterada— No me veas así, tú empezaste. —deposite un rápido beso en sus labios— terminas solo en tu casita.

Con una mano en su espalda baja lo guíe fuera del baño. El caminaba incómodo y con una expresión de enojo. Era tan tierno, quería morder su lindo puchero y terminar lo que había empezado en el sanitario. Mire como llegaba a la mesa donde ahora también estaba D.O. y se disculpaba, Kai se mostraba preocupado, en unos pasos se acercó a él, se acercó demasiado y acaricio sus cabellos. Salí del baño rápidamente y me dirigí a su mesa, aparentando llegar de la mía.

La suerte de no tener suerte ||KookV|| (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora