Capítulo 59

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Estando a punto de caer completamente dormido sentí su mano quitar mi brazo de su cintura seguido del movimiento de la esponjosa cama al retirar peso, el frío se adueñó del lugar frente a mí así como la pesada sensación de vacío en mi pecho. Apenas abrí los ojos por el cansancio, me encontré con Taehyung levantándose de la cama. Como acto reflejo tomé su mano antes de que diera el primer paso fuera de esta.

— ¿A dónde vas? —mi voz sonó como la de un pequeño niño cuando su mamá va a la tienda y lo deja solo en casa. Cansada y somnolienta.

— ¿A dónde crees? —me miró con el ceño fruncido antes de voltearse de nuevo— a mí departamento, en el que debí de estar hace tres horas, no es de tu incumbencia pero me caso en dos días... —parecio pensar sus palabras— Mañana teniendo en cuenta que hoy ya es viernes... —mi corazón palpitó dolorosamente en mi pecho, mis pulmones se vaciaron y un nudo se posó en mi garganta. No era posible que aún después de esto siguiera con sus planes, no, no...

— No lo hagas. —susurré, su rostro volteó hacia mí interrogante con una ladina sonrisa en sus labios.

— Lo siento, la luna de miel en Hawaii es bastante apetecible, ya sabes, es la mejor fecha para ir, noches tranquilas y despejadas, lunas grandes, —se soltó de mí agarre al tiempo que yo me sentaba en la cama, mirándolo caminar hasta encontrarse con su ropa interior y pantalones que puso de nuevo sobre él— oh, y la reservación a recién casados está bastante bien, te dejan escojer una recámara según tus gustos, Hoseok se decidió por una con vista al oceano... —mi pecho ardió, celos y tristeza llenandolo hasta el tope, apreté mi mandíbula intentando olvidar el enorme nudo en mi garganta.

— Sabes que si estuvieras conmigo te llevaría cada sábado si así lo quisieras, —escuché su grave risa— no te cases Taehyung, no con él...

— Dame una razón que me convenza —sus ojos se posaron expectantes sobre los míos mientras abotonaba su blanca camisa arrugada en su pecho con nuevas rojas y amoretadas marcas.

— Él no te ama... —susurré, él pasó sus zapatos por sus pies después de calzarse los calcetines.

— No me podría importar menos —dijo con indiferencia, tomó su saco del piso y revisó sus bolsillos desinteresado, sus cabellos estaban desordenados y sus labios mordidos, sin hablar de los chupones que aún se hacian notar en el cuello y clavículas sobre la camisa. Mi pecho ardió, no lo podía perder, no de nuevo, no a él. Su mirada era retadora, a cambio de mi pecho intimidado por perder lo que más añoraba.

— Yo te amo —murmuré con miedo. Dejé caer todo en esas palabras, lanzandome a las llamas sin importar nada más que mantenerlo a mí lado, soltando las palabras que debí soltarle hace años, las que tal vez pudieron cambiar todo. Solo esperaba recibir algo, una frase, un gesto que me asegurara que no se iría con él, que no caminaría sobre ese altar, que no diría sus votos a él, no él, no, no..., aquella pequeña luz de esperanza aún alumbraba mi pecho, quemando, la sangre pulsaba en mis oídos y mi respiración me había abandonado, mis manos comenzaron a temblar, mientras esperaba tener suerte, hacer reales mis sueños; ser yo quien lo esperaría del otro lado de la larga alfombra— R-realmente t-te amo.

Sus ojos miraron los míos con intensidad, sus facciones se suavizaron y se acercó a mí, por un momento ví en sus cristalinos ojos lo mismo que tenían los míos cuando lo miraba. Una de sus manos se posó bajo mi barbilla, levantandola suavemente y acercándose. Besó mi boca sin prisas, un beso lento, apenas y rozaban nuestros labios, pero estaba cargado de él, de ese algo que incendiaba mi alma, mi cuerpo que tembló con ansía. Era un beso perfecto, uno hermoso.

Uno que sabía bien, nunca se iría de mi mente, de mi vida.

Lo sabía porqué tenía un arma de doble filo, trás aquella hermosa sensación, tras aquel hermoso delirio, había algo más, algo que me negaba a aceptar. Un peso, uno doloroso, agonizante. Algo inseguro que instaló un hueco en mi estómago, una nueva sensación que aceleró los temblores en mis manos y pecho.

La suerte de no tener suerte ||KookV|| (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora