Capítulo 56

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Caminé rápidamente siguiendo al castaño que había desaparecido en el pasillo hacia el sanitario. Al llegar tras la puerta me di cuenta que estaba a punto de hablar con el chico que había soñado durante los últimos cinco años, aquel que extrañaba por las noches, el único que lograba hacerme sentir de aquella manera, revolviendo mi estómago con solo cruzar miradas. Respiré hondo, me arme de valor y abrí la puerta tras el sonido de mi sangre bombeando en mis oídos.

Y ahí estaba él, tan cerca de mí, sin su saco negro y con varias toallas de papel en sus manos a espaldas de mí con su camisa blanca fajada en sus negros pantalones que se ajustaban a su trasero más de lo que deberian. Se quedó inmóvil segundos después de que entré y la puerta se cerró. Mis respiraciones eran lentas, pesadas, cada inhalación oprimía mi pecho, tensando el lugar completamente.

Sus ojos miraron el largo espejo lentamente, se posaron en mi reflejo, tensando mi cuerpo de puntas a cabeza. Se giró, mirándome con sorna y el ceño fruncido.

— Kim Taehyung —solté.

— Jeon Jungkook —siguió el juego. Y volví a escuchar su voz, guiando un cosquilleo en mi columna.

— Ya no usas anteojos —hablé acercándome a él.

— Y tú estás más gordo, dime, ¿Te alimentas correctamente? —¿Qué? ¿Engordé?... Mire mi estómago... No, yo iba todos los días al gimnasio. Soltó una risa con burla y se giró nuevamente a su saco sobre un sofá.

— ¿Quieres comprobarlo? —ahora estaba a un metro de él frente al tocador, mis piernas temblaban, pero él no tenía por qué saberlo. Se giró nuevamente a mí, las ganas de tocarlo, de llorar, de besarlo se hicieron insoportables en mi vientre, en mi piel.

— Me das asco Jeon. —su tono era repulsivo y desinteresado. Se veía tan tranquilo, no tenía idea de todo lo que yo sentía, ni siquiera yo la tenía, eran mil cosas, falta de respiración, aceleración en mi corazón, mareo, piernas flojas, cosquillas, dolor, tristeza, felicidad, excitación, enojo.

— Eso no decías cuan...

— Han pasado cinco años y medio Jungkook, supérame de una vez. —su tono era tan frío, un dolor se extendió en mi pecho, me mantuve neutro— digo, a las personas les ha costado olvidarme durante los últimos años eso te lo paso, pero, que no me puedas olvidar aun cuando era un niño mediocre y manipulable, eso es caer bajo, Jeon. Busca tu dignidad. —alce las cejas. ¿Quería jugar? Juguemos.

— Vaya, ahora sacas las garritas, es lindo. ¿Tú me has superado a mí? —imposible.

— Nunca me aferré a tí como para tener que superarte, no te des tanta importancia. —su expresión neutra ahora tenía signos de molestia. Estaba mintiendo.

— No te creo.

— Pues hazlo, tal vez tenía cierta dependencia a tí, ya sabes, alguien que por primera vez te da un orgasmo cuando eres virgen a los 19 años se vuelve algo bastante adictivo. Aún más si no eres lo suficientemente fuerte como para darte cuenta que eres un objeto. Ya no es así, créeme. —me acerqué unos pasos a él, ahora nos separaba apenas la mitad de un metro, podía respirar su nuevo perfume, podía ver los detalles de sus labios, de sus ojos. Mi pecho se expandió. No me creía su cuento, era imposible sentírme de esta manera y que él me haya olvidado tan fácilmente.

— Yo no puedo hacerlo Taehyung... Te recuerdo todas las noches, aquella última noche que estuvimos juntos, ¿Recuerdas? ¿En mi coche? —me acerqué más, él no se movió ni un céntimo hacia atrás, me daba la cara con la mirada en alto, pronto solo nos separamos por 10 centímetros— Te recuerdo gimiendo en mi oído, aferrándote a mi espalda...

La suerte de no tener suerte ||KookV|| (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora