CAPÍTULO 1. NUEVOS ENEMIGOS.

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Segundo año. 

Los partidos de quidditch solían ser intensos pero pacíficos, al menos si se daban entre tres de las casas. Si quien jugaba era Slytherin las trampas estaban aseguradas; y si además lo hacía contra Gryffindor, el partido prometía no acabar bien.

Todos animaban desde las gradas eufóricos. Slytherin tenía pocos admiradores a parte de su propia casa de serpientes; y aun así el bullicio que armaban era inmenso, seguramente por aventajar con 60 puntos a Gryffindor.

Quizás desde las gradas no pudiera oírse todo, pero sí se veía bien claro. Draco Malfoy no paraba de dirigirse a Harry Potter, molestándole como hacía de costumbre. Ese fue el fallo que le llevó a no ver la snitch dorada revoloteando al lado de su oreja, dándole la delantera a Potter.

Fue un combate muy reñido y algo complicado de seguir debido a que la persecución se debatió por debajo de las gradas, entre los maderos que las mantenían erguidas. Finalmente, Draco cayó al suelo quejosamente y Harry lo hizo poco después, pero con la snitch en la mano. La victoria era para Gryffindor.

La rivalidad entre Draco y Harry no hacía más que aumentar. Casi podía verse el odio aparecer en las pupilas grises de Malfoy cada vez que se cruzaba con la persona a quien desde el año pasado consideraba su más acérrimo enemigo.

A penas unas semanas más tarde, en una de las clases de Lockheart, Severus y él eligieron a esos dos chicos para que se batieran en duelo como ejemplo para el resto de la clase. Justo lo que Draco necesitaba, descargarse contra Potter sin que pudieran penalizarle por ello.

Fue otra derrota para Draco cuando con el segundo hechizo salió volando hasta caer de culo a los pies de Snape; quien lo miró con severidad y lo lanzó de nuevo al duelo. El conflicto pasó a un plano secundario cuando Harry comenzó a hablar en lengua pársel con la serpiente que Malfoy había conjurado con un serpensortia. No obstante, esa era otra historia.

- Maldito Potter. - gruñía Draco. Se había librado de la agitación de los alumnos alterados por lo que acababa de ocurrir en el duelo, así como de Crabbe y Goyle, quienes insistían en seguirle a todas partes. - Siempre tiene que encontrar algo para llamar la atención.

- Lo dices como si tú no hicieras lo mismo.

La femenina voz que parecía haber salido de la nada lo desconcertó. Draco se paró en seco y miró a todos lados. Las mazmorras estaban desiertas, por eso mismo había optado por huir a su sala común.

Avanzó hasta la siguiente apertura del pasillo y encontró a la chica allí, apoyada en la pared de brazos cruzados con despreocupación.

- ¿Quién diablos eres?

- No te importa.

La chica era de su misma altura, con el pelo de un castaño oscuro y los ojos de un intenso verde. Lo primero que hizo fue mirar el escudo de su túnica.

- Ravenclaw. - masculló. - Estás un poco lejos de tu sala común.

La entrada a la sala común de Slytherin estaba al final de este pasillo y Draco deseaba encerrarse en su cuarto y enfurruñarse porque de nuevo había perdido contra Potter.

- Tenía que seguirte para decirte algo.

- ¿El qué? - cuestionó con una ceja enarcada, mostrando un mínimo de curiosidad.

- Que eres lamentable.

Las firmes palabras resonaron por el pasillo o eso le pareció a Draco, quien con la boca abierta no acababa de creer haber escuchado bien a esa chica.

Destinada | Draco MalfoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora