CAPÍTULO 13. EL INICIO.

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Cuando Dayana se despertó, lo primero de lo que se dio cuenta fue de que había dormido demasiado. Se vistió y bajó al piso inferior. No era su casa y no sabía cómo comportarse.

En el comedor no había nadie, pero a través de las ventanas pudo escuchar el ruido de hechizos. Salió por la entrada y dio la vuelta a la mansión hasta los jardines. A varios metros de distancia, Draco esquivaba los hechizos que le lanzaba su tía Bellatrix.

- Le está enseñando. - la voz de Narcissa a su lado la sobresaltó.

- Parece muy dura con él.

- Lo es.

Esa noche, tras agotarse de llorar, recordaba que Draco la había cogido en brazos y la había acostado en la cama. Después de taparla, se había tumbado a su lado y se había quedado hasta que se quedó dormida. Era la primera vez que juraría haber visto humanidad en ese chico.

- Me hubiera gustado que se enterara de tu situación por ti misma en vez de por Bella.

- No pasa nada. Ya está todo hablado.

Narcissa asintió lentamente. Tenía el mentón bien alto y la vista fija en su hijo. Aun así, sus ojos parecían llorosos.

- No me gusta a lo que se va a enfrentar. Es demasiado joven para ello. - comentó. - Aunque estando su padre en Azkaban, ya no tiene remedio. Me alegra que al menos no lo haga solo.

La única alternativa para Dayana era la muerte; no pensaba que Draco se encontrara en su misma posición.

- No sé si sientes algo por mi hijo. Sé que es un chico difícil de querer, pero también sé que siente mucho más de lo que muestra.

Uno de los hechizos de Bellatrix impactó directamente en el torso de Draco, haciéndolo volar varios metros hasta caer al suelo. Dayana fue la única que se alertó mientras que Narcissa observaba impasible. Los dolorosos y vagos movimientos del rubio desde el suelo daban a entender que seguía consciente.

- ¡¿Solo aguantas eso?! ¡¿Cómo vas a servir al Lord Tenebroso siendo tan débil?! - chillo Bellatrix.

Automáticamente, Dayana se mordió el interior de la mejilla de rabia.

- No tengo ningún derecho a pedirte esto. - completó Narcissa. - Pero si sientes algo por él, es ahora cuando más debes quedarte a su lado.

*

Draco se había encerrado en su cuarto desde el final del entrenamiento. Según su madre, había ordenado a los elfos que le sirvieran la comida en el dormitorio.

En consecuencia, Dayana tuvo que soportar tanto el mediodía como la cena a solas con Narcissa y Bellatrix. Lo único que hizo durante la tarde fue recorrer la mansión de abajo arriba, tratando de conocer todos los rincones de esta.

- Me alegro de conocer por fin a la hija de los Henderson. - masculló Bella durante la cena. - Pareces una chica fuerte, me recuerdas a tu madre.

- Por lo que he visto en fotos, sí que somos parecidas.

- Lucius también dijo que eras muy inteligente. Será todo un honor para ti poder dedicar tu ingenio y tu fuerza al Lord Tenebroso.

Dayana sonrió brevemente y se metió un trozo de carne a la boca. No podía contradecir a esa mujer sin llevarse represalias, pero tampoco podía fingir tan bien.

Impulsivamente, Bellatrix se levantó de la mesa y avanzó hasta arrodillarse al lado de la castaña, quien permanecía inmóvil y confusa. La mujer atrapó su mano y la arropó entre las suyas.

Destinada | Draco MalfoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora