Dayana tenía pocos recuerdos reales de sus padres, lo que sí conservaba era los ideales que otros le habían transmitido en su lugar. Los Nott, y a la muerte de su esposa solo el señor Nott, fueron los encargados de criarla. Desde bien pequeña le adoctrinaron "como sus padres hubiesen querido"; es decir, valorando la sangre por encima de todo y odiando a aquellos inferiores; educada en el odio y el desdén.
Cuando murió la señora Nott, su marido obligó a Dayana a volver al hogar de los Henderson sin mayor explicación. No estaba sola allí, sino que los hermanos Carrow solían visitarla constantemente. Alecto Carrow era bajita y delgada, pero su presencia la asustaba más que la de cualquier otro.
Aprendió cómo mantenerlos conformes a todos: siguiendo las enseñanzas que le inculcaban y comportándose tan fríamente como Alecto. De vez en cuando, el señor Nott le hacía alguna visita para asegurarse de que estaba bien, pero no solían durar mucho.
La historia se complicó cuando entró en Hogwarts y fue elegida para Ravenclaw en vez de para Slytherin. El verano de su primer año fue horrible; con gritos y castigos le enseñaron cómo debía ser para que sus padres estuvieran orgullosos de ella.
El hijo de los Nott, con quien nunca había mantenido relación alguna cuando vivió con ellos debido al deseo de soledad de él, había sido elegido para Slytherin junto con el resto de hijos de los mortífagos compañeros de sus padres. Ella era la diferente, la deshonra.
Todo cambió cuando conoció a Dumbledore en el segundo año. Él le enseñó todo aquello que nadie le había enseñado nunca y la ayudó a salir de esa espiral de odio y rabia en la que la habían metido. Ser amable, tolerante, reír, jugar, gastar bromas... poco a poco iba conociendo algo similar a la alegría.
Dumbledore llegó incluso a interceder por ella fuera del colegio. Aunque Dayana no supiera cómo lo hizo, desde ese año ninguno de los hermanos Carrow volvió a aparecer por su casa. Como era demasiado joven como para pasar sola los meses de vacaciones, se le permitió quedarse en el colegio durante la mitad del verano. Aunque no quedasen alumnos, sí muchos profesores cuya compañía era mejor que las frías paredes de su casa.
Hasta el quinto año las cosas parecían mejorar, sin tener en cuenta el encontronazo con los Malfoy en las Navidades del tercer año. Dayana sabía que tan solo querían conocer a la famosa hija de los Henderson que no había seguido los pasos de sus padres, pero aun así ella seguía confiando en que podría librarse de ese destino.
Cuando todo iba mejor que nunca, recibió una carta durante las Navidades de su quinto año que hizo que todo a su alrededor se tambalease. Era una única frase escrita por Alecto Carrow: "Este verano harás tu iniciación como mortífaga".
Quiso pensar que era una broma, pero esa mujer jamás bromeaba. Esperó una carta más extensa y explicativa, pero nunca la recibió. Con los días comenzó a pensar que podría ser cierto. ¿A quién podía confesarle algo semejante? Temía que acabase encerrada si lo desvelaba.
A la vuelta de las Navidades, decidió alejar a todo el mundo que fuera medianamente cercano a ella, como Fred y Luna. No quería que estuvieran a su lado cuando los problemas comenzaran, mucho menos que se vieran afectados por estos.
Pensó en acudir a Dumbledore, pero las cosas no estaban bien para él y mucho menos para el colegio. El director tenía problemas mayores como para preocuparse por ella.
De esa forma, Dayana decidió invertir su tiempo en cualquier cosa que la mantuviera ocupada: la Brigada Inquisitorial, sus estudios e incluso Draco Malfoy. Ese chico era un completo misterio para ella y lo que le hacía sentir y pensar lograba despejar su mente de lo malo. Aun así, sabía quién era y cómo era, no podía confiar ni desarrollar pizca de afecto por él.
La carta que recibió de Lucius Malfoy la aterró, pero también fue su salvación para saber qué diablos estaba ocurriendo. Por lo tanto, acudió a la Mansión Malfoy tal y como le ordenaba.
- ¿Quieres tomar algo? - le ofreció tras sentarse en uno de los sillones del salón.
Después de restregarse las mejillas para eliminar cualquier rastro de polvo, se sentó en el sofá de enfrente.
- No, quiero hablar.
Lucius sonrió con diversión y acarició la punta de su bastón.
- Supongo que la hermana Carrow te envió la carta.
- Estas Navidades, sí.
- Entonces está todo claro.
Dayana apretó los puños sobre su regazo y se armó de valor para seguir hablando. Ese hombre no le gustaba, pero no podía permitir sentirse intimidada ahora.
- No voy a ser mortífaga.
- Tus padres lo fueron. Tienes que recoger el legado de tu familia.
- No quiero hacerlo. - se negó.
Lucius se incorporó en el sofá y la observó con detenimiento.
- No es algo que te esté pidiendo. No tienes alternativa.
Un escalofrío la recorrió de arriba abajo.
- ¿Qué pasará si me niego?
- Estarás en contra de ellos... y serás un blanco fácil.
Los ojos de Dayana se llenaron de lágrimas que se esforzaba por reprimir. La matarían, si no lo hacía, la matarían.
- El Señor Oscuro mantenía a tus padres en alta estima. Al saber de tu existencia, se interesó por ti de sobremanera. - comentó. - Eres una bruja brillante, tanto teórica como prácticamente. Quiere tenerte entre sus filas para cuando llegue la guerra.
Dayana tragó saliva. Se había quedado helada y sin palabras.
Lucius volvió a acomodarse en el sillón y volvió a acariciar su bastón durante largos segundos hasta que volvió a hablar.
- Es probable que Draco también se inicie este verano. - comentó. - El Señor Oscuro agradecerá a la familia Malfoy que le entregue a dos prometedores jóvenes al mismo tiempo.
- Quizás yo esté obligada a unirme a ellos, pero su hijo no. Al menos no todavía. No le obligue a enfrentarse a eso.
Lucius volvió a sonreír, como si la situación le divirtiese de sobremanera.
- Ya noté hace años cierta devoción de tu parte por mi hijo, aunque parece que solo surge cuando puede estar amenazado.
Dayana le fulminó con la mirada, rabiosa.
- ¿Es que no se da cuenta de a lo que va a exponer a su hijo?
- Draco es suficientemente fuerte como para cumplir con el servicio al Señor Oscuro. - concluyó. - No es como si tú tuvieras ni voz ni voto en esa decisión.
Lo siguiente que supo de Lucius Malfoy fue a través de Draco pocos días antes del inicio del verano, cuando le entregó la segunda carta. Sabía que tenía que ir con ellos puesto que su iniciación sería en ese entonces, pero hasta que la fecha llegara quería disfrutar su vida alejada de cualquier cosa que tuviera que ver con el mundo oscuro en el que iba a adentrarse.
Cumplió su sueño de visitar Francia con Fred Weasley como la mejor compañía que podía haber elegido. Fue sin duda el mejor verano de su vida y acabó con el corazón partido al saber que entre ellos dos jamás podría haber nada por más que lo desease.
Se despidió de él y se dirigió a su mansión. Recogió las cosas y tomó el carruaje a la mansión Malfoy. Varias lágrimas rodaron por sus mejillas mientras recordaba la felicidad que había sentido los últimos días.
No lo volvería a ver. Ni a él ni a nadie. No volvería a ver a nadie porque prefería estar muerta antes que recibir la marca de Voldemort.
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Destinada | Draco Malfoy
FanfictionPara bien o para mal, estamos destinados. Lo que nos depara el destino solo nos hará daño. 28/4/2019 ➞ #2 dracomalfoy 15/4/2020 ➞ #1 malfoy 17/5/2020 ➞ #1 dracomalfoy ➞ #1 malfoy ⇝ Originalidad. Di no al plagio ⇝No lectores/as fantasma