A lo que regresaron a la mansión, ya había anochecido. Ni Draco ni Dayana tenían hambre, por lo que directamente se retiraron a los dormitorios.
Draco estaba sentado al borde de la cama dándole la espalda a la chica, quien se encontraba en el borde contrario con la vista fija en ninguna parte. No se habían separado desde que salieron de Borgin y Burkes; aunque eso tampoco significaba que hubiesen hablado, pues no habían compartido ni una sola palabra.
- Reparar el armario Evanescente. - susurró Draco, llamando su atención. - Ayudar a que los mortífagos entren en Hogwarts. Esa es mi tarea.
Malfoy se había pasado un buen rato, al igual que Narcissa, hablando con el dueño de la tienda sobre el extraño armario que aguardaba lleno de polvo en esa tienda. Ese armario tenía un gemelo y se encontraba en Hogwarts; si conseguía repararlo, los mortífagos podrían pasar de uno a otro sin problema alguno.
Dayana se acercó hasta él y colocó su mano con suavidad sobre su espalda.
- Lo conseguirás. - le aseguró. - Eres un mago brillante.
Sin embargo, Draco bajó el rostro y lo escondió entre sus manos ahogando un sollozo. La chica se alertó y se retiró al momento, recelosa.
- ¿Hay algo más?
- No puedo decírtelo. - gruñó al mismo tiempo que se levantaba de la cama para enfrentarla. Sus ojos estaban llorosos, lo que contrastaba con su mueca de desdén. - Márchate.
- No. - negó. - ¿Cómo termina tu misión, Draco?
- No lo quieres saber.
- Quiero hacerlo.
El chico apretó los dientes y negó con la cabeza repetidas veces.
- Jamás lo comprenderías. No entenderías por qué debo hacerlo.
- Dímelo, Draco. - le ordenó con firmeza. - ¿Qué más?
- Matar a Dumbledore.
Fue imposible para Dayana evitar mostrar una mueca de horror ante sus palabras, lo que hizo que la rabia de Draco aumentase todavía más.
- ¡No entiendes que es un honor para mí poder matarlo! - gritó. Un par de lágrimas corrieron por sus mejillas.
- No tienes por qué hacerlo.
- ¡Es mi gran oportunidad! ¡Para mí y mi familia!
- No puedes convertirte en un asesino. - susurró.
Más lágrimas resbalaron por sus mejillas. Su rostro pálido y sus dientes apretados en un intento por controlar el cúmulo de sentimientos que le abrumaban. Con rapidez se subió la manga de la camisa y el enfado pasó.
- Esta marca ya me hace un asesino. - murmuró.
La marca tenebrosa del negro más puro resaltaba sobre la pálida piel de su antebrazo. La respiración de Draco se ralentizó y sus ojos se mantuvieron firmes en la marca, como si no pudiera apartarlos.
Dayana se levantó lentamente y le bajó el brazo, permitiendo que la camisa deslizara de nuevo hacia abajo y la cubriera. Llevó sus manos hasta su rostro y le limpió con los pulgares los rastros de lágrimas, obligando al chico a que solo la viese a ella.
- No creo que seas un asesino. - comentó. - Pero voy a estar contigo mientras descubres quién eres.
Botón por botón, Dayana fue desabrochando la camisa de Draco. Una vez abierta por completo, se la retiró lentamente desde los hombros hasta que cayó al suelo. El chico intentó volver a bajar la vista hacia su ahora nueva marca, pero ella volvió a impedírselo.
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Destinada | Draco Malfoy
FanfictionPara bien o para mal, estamos destinados. Lo que nos depara el destino solo nos hará daño. 28/4/2019 ➞ #2 dracomalfoy 15/4/2020 ➞ #1 malfoy 17/5/2020 ➞ #1 dracomalfoy ➞ #1 malfoy ⇝ Originalidad. Di no al plagio ⇝No lectores/as fantasma