CAPÍTULO 38. CUENTAS PENDIENTES.

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Los guardias apartaron al señor Weasley e hicieron avanzar a Dayana hasta entrar en la enorme sala en la que sería su juicio. No fue el tamaño lo que la sorprendió, sino la cantidad de gente que ocupaba las gradas. Durante los juicios a mortífagos que se habían llevado a cabo, no era habitual ver a más de diez personas en las bancadas. Ahora estaban llenas.

Dayana se sentó en la silla central y volteó la cabeza hacia la izquierda. En la primera fila, Draco la observaba alentadoramente, Narcissa se mantenía firme para esconder la preocupación, y Lucius parecía indiferente apoyando una de sus manos sobre su bastón, aunque la mueca de enfado desvelaba que el juicio no le daba igual.

Al lado de Draco estaba Blaise Zabini con su madre, quienes deberían haber guardado el sitio a los Malfoy; seguidamente estaban los Parkinson, Goyle y Theodore Nott. El señor Nott había muerto durante la batalla de Hogwarts, en la cual su hijo no participó.

Un numeroso grupo de alumnos se distribuían por la sala: Cho Chan, Anthony Goldstein, las hermanas Patil, Ernie Macmillan, Seamus Finnigan, Neville Longbottom, Cormac McLaggen y Dean Thomas entre ellos. En otra zona también estaban Flitwick, Horace Slughorn, Minerva McGonagall, Hagrid, y otros tantos profesores.

Luna y su padre, Xenophilius Lovegood, ocupaban una de las zonas más altas de la derecha. La rubia le sonreía animosamente. Por último, las cabezas pelirrojas de la familia Weasley al completo llamaban la atención en una zona más central de la sala. Junto a ellos estaban Hermione y Harry, más cercanos al atril del Ministerio.

Su parte más negativa pensó que toda esa gente había ido hasta allí para ver como la condenaban, hasta que una más optimista creyó que tan solo querían mostrarle su apoyo. Sin embargo, Kingsley Shacklebolt, nuevo Ministro de magia, se mantuvo impasible durante el juicio.

- Se te acusa de tortura y asesinato de muggles, magos nacidos de muggles y magos y brujas contrarios al régimen de Voldemort. – pronunció. – Así como el destrozo de viviendas y edificios muggles, e infraestructuras del mundo mágico. ¿Reconoces estos crímenes?

Dayana tuvo que tragar saliva y hacer uso de toda su valentía para hablar. Sentía las manos sudorosas y heladas al mismo tiempo.

- No.

- ¿Niegas haber torturado o destruido? – cuestionó el hombre, levantando una ceja con escepticismo.

- No. – respondió. – Niego los asesinatos.

Los funcionarios del Ministerio murmuraron algo entre sí, aumentando el nerviosismo de la chica. Kingsley buscó algo entre sus hojas y continuó hablando.

- Has sido mencionada por muchos mortífagos por ser una de las personas del círculo de confianza de Voldemort. – prosiguió. – ¿Niegas ser la mortífaga del antifaz dorado?

De nuevo la sensación de que la voz no iba a salir de su pecho la ahogó.

- No.

- En la mayoría de los ataques de mortífagos producidos desde el regreso de Voldemort te has visto involucrada. La mortífaga con un antifaz dorado era de las pocas cosas que los supervivientes recordaban.

- Eso no significa que haya asesinado a las víctimas en esos ataques.

- ¿No reconoces haber asesinado a nadie?

- Tan solo tengo dos víctimas en mi conciencia. – espetó. – Alecto Carrow y Fenrir Greyback, durante la batalla de Hogwarts.

El público volvió a murmurar, incluido los del Ministerio. Algunos fruncían el ceño, unos negaban, otros asentían, y de vez en cuando a alguien se le habría la boca de sorpresa.

Destinada | Draco MalfoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora