Humo

Capítulo 9. David tiene un problema

Cuando bajé al calabozo, David me estaba esperando. Con la cabeza sobre los barrotes y ambos brazos apoyados por fuera de las rejas, me miró con expresión abatida. Parecía que no había dormido en mucho tiempo, las ojeras arrastraban sus ojos cansados.

—¿Qué ha pasado? —le pregunté, acercándome a la celda.

David lanzó una mirada al vigilante situado a dos metros de nosotros.

—Me han encerrado.

—No me digas. ¿Cuánto tiempo llevas sin dormir?

—No lo sé.

—¿Te tratan mal? ¿Quieres que hable con alguien?

—No me han hecho nada. Que lo intenten. ¿Cómo está Gabrielle?

—Está bien, me contó que habíais discutido. Me ha dicho que siente lo que te dijo y que está todo olvidado. También me ha dicho que va a tomarse un descanso del ejército.

David suspiró con alivio. Retiró los brazos de los barrotes y se frotó las mejillas.

—Menos mal. Si le llega a pasar algo malo estando aquí encerrado no me lo perdonaría nunca.

—Qué le va a pasar. ¿Cuánto tiempo tienes que estar aquí abajo?

—Dos semanas. ¿Cuántos días han pasado?

—Tres.

—Pf...

—Intentaré venir a verte.

—Gracias, tío.

—Tú intenta dormir y no te tortures, ¿vale? Oye, he venido porque Gabrielle me ha dicho que querías decirme algo.

—Sí, escucha, tenemos a Darek encerrado en las mazmorras, necesito que hables con él. La he cagado, tío, ya no puedo acercarme a los demonios. Necesito que le preguntes algo.

—¿Qué has hecho?

—Me he cargado a uno. Tengo la entrada vetada a las mazmorras.

—¿Cómo? ¿Te han encerrado por matar a un demonio? ¿No es ese tu trabajo?

—No, Mik, joder, escucha. Era un vacum. Creen que lo he matado porque quería deshacerme de él.

—Bueno, llevas tiempo pidiendo que se deshagan de todos los vacum.

—Sí, pero no ha sido así. Ha sido en defensa propia.

—Entonces no veo cuál es el problema.

—Bueno, tú cállate y escucha. Estaba interrogándole. Se llamaba Alan. Sabes que no hablan con los soldados. Pues bien, no te lo vas a creer, pero conseguí que me hablara. Me dijo que los soldados —continuó en voz baja— fueron los responsables de que se convirtiera en demonio. Al principio no le creí, pero ahora empiezo a pensar que podría ser verdad. ¿Recuerdas lo que descubrimos cuando teníamos diecisiete años?

—Todos los días de mi vida.

—¿No tiene sentido?

—Pero a Darek no le obligó nadie.

—Ya, pero él tiene que saber algo. No sé cómo lo podrías hacer, pero necesito que hables con él.

—Soy la única persona con quien habla Darek, no creo que me cueste mucho convencerles de que me dejen bajar a interrogarle.

—Ya, el problema es que tienen que acompañarte dos soldados, y tú no podrás entrar en la celda. No quieren que averigüemos nada acerca del tema, podrías meterte en un problema por preguntar demasiado. Habla con Erik. Mejor dile que venga a verme. A lo mejor podemos acercarnos de alguna forma.