3: Ansiedad generalizada

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Pareja tóxica

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Pareja tóxica.

Amigos tóxicos.

Casi nadie habla sobre familiar tóxico.

Puedes terminar con tu pareja y bloquear a tus amigos, pero ¿qué se hace cuando no puedes terminar ni bloquear a quien contamina tu mente con puro veneno?

Se podría escribir una obra entera para expresar únicamente lo infeliz que su padre lo hacía sentir, mas no aceptaría la propuesta porque tampoco era capaz de aceptar el poder que le confería sobre sus emociones; no era consciente de cuánto se dejaba llevar por lo que éste le decía. Estaba adaptado al ambiente disfuncional, aunque muchas veces le ganaba la cólera o el llanto, no era capaz de darse cuenta que, de algún modo u otro, estaba normalizando el maltrato hacia su persona.

Era como una plastilina que su padre estiraba, maltrataba y formaba a su gusto.

¿Una de las tantas características de la plastilina? Pues, ésta se adapta con facilidad al cambio. Pero Colin no necesitaba adaptarse más; lo que él necesitaba era salir de ese círculo en el cual se encontraba atrapado e inmovilizado porque aún dependía económicamente de su familia.

Amber siempre le decía: «La independencia es un estado mental; no necesitas irte de casa para ser independiente». Él comprendía la premisa, mas aún no hallaba la manera de seguirla.

El reloj digital de la mesa marcó las 6:35 a.m. y la recámara sufrió una embestida; Bradley empujó la puerta con tanta fuerza que ésta golpeó la pared, provocando una grieta en la zona donde chocó el pomo. Explicar cuánto Colin se asustó hasta podría verse innecesario; se destapó y se sentó inmediatamente, tenía el corazón acelerado y la mente abrumada. En la madrugada se había olvidado de programar su alarma y ahora estaba sufriendo las consecuencias.

—¡¿Qué haces durmiendo todavía?! —gritó Bradley.

Los que se encontraban en la sala se quedaron tiesos al oírlo exclamar como un loco... uno muy agresivo; hasta la pequeña Heidi se tapó las orejas con sus manos para no escucharlo; en cambio, las gemelas, se miraron entre sí.

Oh, bendito domingo.

—O-olvidé la alarma. —Colin se levantó inmediatamente, cubriéndose con una sábana blanca, y miró el reloj de paso. La rabia mezclada con temor repercutió en su pecho presionado; la rabia hacia sí mismo por haber fallado, y un temor hacia el ogro que lo miraba enfurecido desde la puerta.

—¿Crees que esto es un hotel de mierda?, ¿que te llamarán desde la recepción para despertarte?, ¿que limpiarán tus platos sucios? —Ya no estaba gritando, mas el tono de voz duro que estaba empleando era más amenazante que cualquier griterío.

Rayos.

Los platos sucios.

Colin rebuscó alguna fuerza que le permitiera hablar; estaba siendo prisionero de un espasmo en el cuello, sí, en el cuello, era un dolor que podría ser descripto como un puño que le comprimía la garganta.

El Novio De Emma© #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora