57: Lasaña de camarones

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—¿Vas a dejarlo plantado entonces? —Vivian la observó con una mirada rígida

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—¿Vas a dejarlo plantado entonces? —Vivian la observó con una mirada rígida.

Emma se encontraba sentada en su cama, sintiéndose como la hija que Vivian estaba regañando por fallarle en algo importante. Quería llorar por la manera dura en la que ella le estaba hablando. Ese tono de voz le clavaba directamente en su sensibilidad, le clavaba directamente en su vulnerabilidad. Quería llorar porque se sentía estrangulada por unas manos desconocidas. Milo le había mandado su ubicación, y la esperaba esa misma noche para cenar. Ni siquiera le había preguntado, solo saludó, mandó la ubicación, y el horario. Las ocho, le dijo. Ahora eran las siete y media. Recibió los mensajes a la seis, mientras pasaba el rato con Vivian, quien la había obligado a responderle a Milo con un nos vemos pronto, pero media hora antes Emma se estaba arrepintiendo. Sentía como un ataque al corazón cada vez que se imaginaba a solas con Milo. ¿De qué hablarían? Se subestimaba demasiado cuando se trataba de él.

Tocaron la puerta en medio de la tensión. Era Esmeralda. Acababa de llegar de sorpresa. No sabía que necesitaba permiso para visitar a su amiga hasta que se encontró con la mirada asesina de Vivian. ¿Qué demonios hacía esa mujer con Emmy? Emma comenzó a temblar. Otra razón más para aumentar la potencia de su crisis de ansiedad. Gael seguía siendo el único en saber que Vivian había regresado a su vida, bueno, hasta que Esmeralda llegó pensando que mirarían películas y comerían helados en su cama.

—¿Qué está pasando? —se asustó al notar la cara pálida de Emma. ¿En qué más iba a pensar? —¿Qué le estás diciendo a Emmy? No deberías estar aquí —cerró la puerta tras ella, viendo a Vivian con una mirada desafiante. Todos perdían la razón cuando se trataba de defender a Emma; ahora, por ejemplo, Esmeralda siempre había sido criticada por su madre porque no sabía defenderse, es que pensaba mucho antes de lanzar un contrataque, pero eso no pasaba cuando la atacada era Emma. Ya saben. Todos sentían la necesidad de protegerla porque era demasiado buena para el mundo, demasiado buena para Vivian.

—Pero ¿quién te crees? Loca. —Vivian se le acercó con prepotencia.

—Basta. —Emma se levantó de la cama, ahora sentía náuseas, terribles náuseas. Se acercó hasta Esmeralda, tomándola de la mano—. No puedes contárselo a Gi —susurró, y Vivian no pudo alcanzar a oír.

Esmeralda le apretó la mano, mirando con rabia a Vivian.

—¿Qué te sucede? —se centró en quien importaba.

—A ver si eres tan buena amiga. —Vivian sacudió su cabeza en señal de desaprobación. Estaba dispuesta a ignorar el odio que sentía hacia Esmeralda para regresar al asunto—. Emma tiene una cita con un hombre guapísimo como de treinta años. Nada de jovencito perdido. La invitó a su apartamento, y la boba no quiere ir porque piensa que su mundo debe girar alrededor del pene de su ex novio Colin Oschner.

Ex novio. Los ojos de Emma se aguaron. La taquicardia se puso insoportable, sentía que vomitaría en cualquier momento. Dio un paso atrás para sentarse en el borde de la cama. Esa noche no quería cenar en el apartamento de Milo, daría lo que fuera por estar comiendo donas de choco en su departamento con su novio Colin Oschner. Ese día despertó y lo primero que hizo fue escuchar la voz de él en audios, después miró vídeos, sentía que sin esos recuerdos pronto olvidaría cómo sonaba su voz cuando le decía mi nena linda. Nueve días sin él se sentían como noventa días en el desierto. Estaba sedienta de su amor, veía oasis en sus sueños, paisajes donde se abrazaban, besaban, reían, y hacían el amor en su posición favorita. Pero ya se había dado por vencida. Colin estaba en la ciudad, a una calle de distancia, no la buscó porque no quería hacerlo, y ella entendió el mensaje. No quería salvar la relación. Él no pasó a la siguiente página, sino que directamente arrancó las hojas de su historia de amor. Debía comenzar a asumirlo.

El Novio De Emma© #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora