54: Los girasoles más bellos

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Gael se metió al ático a todo andar, corrió por el pasillo, con su celular en su mano, tuvo problemas para frenar su marcha y chocó contra la puerta

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Gael se metió al ático a todo andar, corrió por el pasillo, con su celular en su mano, tuvo problemas para frenar su marcha y chocó contra la puerta. Emma, sentada en su cama, pudo oír el ruido del golpe por encima de la música clásica, se sacó los auriculares inalámbricos y cerró su cuaderno de dibujos, también metió los lápices de colores en un estuche amarillo, iba a levantarse a averiguar qué estaba pasando, pero Gael abrió la puerta, casi sin aliento. Acababa de abandonar una entrevista, en un café a calles de la torre, literalmente había corrido hasta Emma.

—Emmy —llevó una mano a su pecho después de cerrar la puerta—, tenías razón. Miró mi historia, cuando estábamos viajando, y publicó una hace cinco horas, él publicó una —buscó en su celular.

Emma saltó fuera de su cama y le robó su celular a Gael. La historia era la foto de la ventanilla del jet que aún no había despegado cuando Colin la tomó. Era una señal para ella que decía que estaba camino ¡a ella! Emma experimentó alegría de verdad en su pecho por primera vez desde que lo dejó.

—¡Mi amorcito regresa por mí! —lanzó el celular sobre la cama y comenzó a brincar, sosteniendo las manos de Gael, quien estaba muy serio—. ¿Ya ves? ¿Ya ves? ¡Vendrá a buscarme y nos iremos lejos!

—Espera, espera. ¿Qué? —la agarró de los hombros, frunciendo su ceño, de esa manera detuvo los brincos de alegría—. Vendrá a buscarte, pero primero hablarán, Emma —dijo severo—, y después tienes que decidir si vale la pena darle otra oportunidad, si vale la pena perdonarlo. ¿Recuerdas cómo llegaste a mi casa hace seis días? ¿Al menos recuerdas lo que pasó hace seis días? Parece que borraste tu memoria.

Emma miró un punto fijo en la camiseta de su hermano, después lo miró a él.

—Necesito comprarme un vestido lindo —lo apuntó con su dedo. Comenzó a sacarse sus pantuflas y a buscar sandalias para ponerse con el vestido que estaba usando.

Gael se tomó de su cabeza, viéndola prepararse para salir de compras.

—Me estoy arrepintiendo de ser tu cómplice. La próxima que te rompa el corazón será mi culpa —se lamentó, fingiendo un lloriqueo, pero Emma no lo escuchó, tomó su bolso, y a Gael del brazo—. Emma...

—¡Tienes que acompañarme! —sonrió, sacándolo del cuarto.

Estaba demasiado feliz.

Tenía una barrera contra los comentarios pesimistas de Gael, éstos se estrellaban contra un muro gigante cuando trataban de entrar a su mente. Quería mirar el cielo y gritarles a las nubes que él la estaba buscando porque todo tenía una explicación razonable. Se llenó de lágrimas al imaginar que él la besaba de nuevo, primero en los labios, después en el cuello, para acabar bajo las sábanas gimiendo al mismo tiempo. Chocaron contra su papá, y Bianca, cuando se dirigían al ascensor, situación que penetró su campo libre de pesimismo, ahora estaba más o menos preocupada porque su papá no la iba a dejar ser feliz tan fácilmente, no iba a estar de acuerdo con ninguna reconciliación, pero ¿eso realmente importaba? En ese momento pensaba que no, en ese momento no le importaba nada de lo que pudiera pensar su amado papá.

El Novio De Emma© #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora