41: La próxima semana

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—Al se está viendo con alguien

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—Al se está viendo con alguien. Es evidente. —Eugene dirigió un bocado de carne de res a su boca—. Yo solo espero que no se trate de la misma piedra. No creo que sea tan insolente como para seguir en la ciudad, ¿o sí? Después de que Emma terminara oficialmente con su amistad.

—Qué esperanza tienes. Esa tipa es una aprovechada. —Jordan bufó. Le pareció completamente bobo que Eugene tuviera esa clase de idea después de todo lo que habían pasado con esa mujer—. Pero Al no la está viendo. Me parece que conoció a alguien mejor. Espero que sea una gatita del hotel. Sospecho que lo es, porque, antes de salir, hasta te robó tu colonia. Ahora hueles a Alan —se echó a reír.

Colin dejó su tenedor sobre su plato semi lleno y lo deslizó hacia delante. Jordan se estiró para asaltar con un cuchillo al plato abandonado, clavó una albóndiga y se la llevó entera a la boca. Colin no tenía mucho que decir sobre las especulaciones de sus amigos con respecto a la situación amorosa de uno de ellos, es que simplemente no le importaba, no en ese momento. Desbloqueó su celular sin notificaciones nuevas y se le armó un nudo en el estómago cuando miró la hora. Eran las 2 p.m., eran miércoles, y Emma no le había mandado ni un solo mensaje. Recordó que Jane le había cambiado la cita de la semana, así que debió haber despertado temprano, debió haberle mandado el mensaje gruñón que normalmente le mandaba cada jueves. Pero, suponiendo que no había asistido a terapia por irresponsable, por haberse quedado a dormir, igualmente era hora de despertar, su horario máximo era el mediodía.

—Está durmiendo. —Eugene más o menos le leyó la mente.

—No me gusta que duerma demasiado —admitió.

—¿Hablamos de Emma? —les preguntó Jordan.

—Sí. —Colin tomó aire, de la misma manera que una persona que acababa de comer demasiado—. Debió haberme escrito hace rato. Me preocupa cuando desaparece. Y sí, desapareció, porque se suponía que esta tarde iríamos juntos al hospital para visitar a su abuelo, quien tuvo una cirugía de cadera en la mañana. Emma tenía terapia, debió haberme escrito cuando despertó, siempre lo hace, y no creo que se haya quedado dormida porque sé que la visita al hospital la puso ansiosa, no aplazaría una cita con su terapeuta. Dios. Perdón —colocó sus codos sobre la mesa, cubriéndose el rostro con sus dos manos—. Sé que sueno asfixiante, pero me produce ansiedad sentir que alguien me pueda necesitar para lo que sea, especialmente Emma.

—Y yo me apiado de tus futuros hijos. —Jordan torció sus labios hacia abajo, agarrando un vaso con agua. Nunca visualizaba a sus amigos con sus futuros hijos porque a esa altura de su vida no cabía en su mente la procreación, pero Colin era un amigo diferente, solía decir que Colin nació adulto, y tenía razón.

—Colin, Emma está bien. Todos estamos bien. Nadie se murió. Estamos felices, comiendo la carne más rica que he probado en mi vida. —Eugene le dio un golpecito en el brazo—. ¿Sabes? Te apuesto lo que sea a que Emma no te respondió ni te llamó porque está plácidamente dormida. Dijiste que anoche Gillou durmió en su ático. ¿Piensas tú que durmieron temprano? Jamás.

El Novio De Emma© #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora