27: Gael

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Emma subió una pierna sobre la otra por debajo de la mesa del restaurante

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Emma subió una pierna sobre la otra por debajo de la mesa del restaurante. Partió una albóndiga con su tenedor, y la salsa roja salpicó hasta la camiseta blanca de Colin. Ella cubrió su boca con sus manos, mirando los ojos serios del otro. Pero ¿quién usa ropa blanca para comer albóndigas con salsa? Pues, ellos dos. Colin le manchó la blusa con su tenedor, luego sonrió con sus labios sellados, frente al rostro de Emma.

—Mi nena necesita un babero —bromeó. Le apretó los cachetes con una mano.

Emma frunció su entrecejo, mirándolo con enojo.

—No —balbuceó.

Colin bajó su mano para apretarle el muslo por encima del jean, y regresó a beber su agua tónica.

—Ya no puedo más —anunció cuando ni siquiera había llegado a la mitad del plato.

—Pero el postre —lo miró con su frente arrugada de tristeza.

—El postre me lo llevo a casa —bromeó. La agarró del mentón para besarle el cachete.

Emma continuó, sin darle importancia:

—Podemos comprar algo en el camino.

No era una cena completa sin postre, punto.

Colin rio por lo bajo, apretándole más la pierna.

—Está bien —asintió.

—¿De qué te ríes? —apartó su plato.

Él no había notado la susceptibilidad de ella hasta ese momento. Había quedado aturdida luego del ataque de pánico del día anterior; se le notaba en la manera de hablar; en los gestos que evidenciaban lo vigilante que estaba con respecto a su alrededor, ni siquiera ella podía creer que accedió a comer fuera.

—Es que me das ternura —contestó.

—¿Qué? ¿Ternura? —acomodó su cabello detrás de sus orejas.

—Suenas como una niña. Por lo del postre —explicó.

—Pues, tú suenas como un niño. Todo el tiempo —movió el plato de él con su dedo.

—Ya sé. Pero no te causo ternura, más bien, causo que quieras golpearme con un cinturón.

—¿Quién golpea con un cinturón a un niño por eso? ¿Quién golpea a un niño y punto? —Emma puso sus ojos en blanco. Le pareció ridículo que asumiera que provocaba tal cosa en ella. Regresó el plato en su lugar para terminar con la última albóndiga.

—Muchos —soltó una carcajada.

—Pero ¿de qué te ríes? —habló frustrada.

Le salió una risa inconsciente en un intento por apagar su pensamiento. «¿Quién golpea a un niño? Bradley Oschner. Y otros traumas de mi infancia que no logré reprimir». Sin embargo, su padre no ponía ni un solo dedo sobre sus hermanos, y menos mal, porque Colin iba a reaccionar si se llegaba a enterar.

El Novio De Emma© #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora