61: En los brazos equivocados

9.3K 1K 488
                                    

Soñarla con otro fue la prueba que necesitaba para confirmar que su mente estaba en su contra

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Soñarla con otro fue la prueba que necesitaba para confirmar que su mente estaba en su contra.

La vio claramente en su sueño, besando a ese hombre. Despertó segundos después con un ataque de pánico inmediato. Se sobresaltó en su cama, chorreando sudor como enfermo, agitado porque le costaba mucho esfuerzo respirar. Parecía que su corazón bombeaba en su garganta. Como un pez fuera del agua, se estaba muriendo mientras luchaba por encontrar agua. En este caso, se estaba muriendo al no encontrar aquello que está en todas partes, pero que no lograba llegar a sus pulmones. Era su fin. Se sacó las sábanas de encima, soltando quejidos, y se estiró para agarrar su celular de la mesa, que se resbaló de sus manos. Era su fin. Puso sus pies en el suelo y contó hasta tres antes de agacharse a recoger su celular. Se mareó exactamente como lo imaginó. Sin embargo, logró mover sus dedos para llamar a Eugene, pero abandonó su celular en la cama. Caminó mareado hasta el baño, con la peligrosidad de caerse y reventarse la cabeza contra el lavabo, abrió el grifo y se mojó la cara, se mojó el cuello, después se sujetó del borde de la mesada, sin cerrar la llave, mirando su reflejo mientras inhalaba y exhalaba como un asmático en crisis.

No. Emma no podía estar con ese hombre.

Era Walton. Era el primo de Mikayla.

No podía ser casualidad.

—Colin. —Eugene golpeó la puerta con frenética porque lo estaba asustando demasiado, y estaba enojado por esa misma razón. Alan lo estaba acompañando y lo ayudó a golpear tan fuerte que uno señores del cuarto de enfrente salieron a mirar qué estaba pasando.

Colin abrió la puerta. Eugene lo tomó de los hombros, mirándolo a los ojos, después lo abrazó. Ya no estaba enojado, pero seguía asustado. Colin lo repelió porque no quería contacto, apenas podía respirar, además, tenía algo con lo que cumplir antes de que fuera demasiado tarde.

—Tengo que buscar a Emma —tartamudeó. No tenía camiseta, estaba usando un short, pero no tenía zapatos. Así pensaba salir a buscarla. Si no le importaba su ataque, mucho menos le importaba hacer exhibicionismo en la calle. Comenzó a llorar cuando Eugene lo agarró del brazo, haciéndolo prisionero en esa habitación—. Tengo que buscarla, perro. No puede estar con ese tipo —habló con el poco aliento que le quedaba. Se estaba desmoronando, y, literalmente, sus piernas se cansaron de mantenerlo parado, y se arrodilló, desconsolado.

Eugene y Alan se miraron. También estaban en un pánico al nivel de ambos. Lo agarraron de cada lado para sentarlo en la cama, y lo escucharon llorar como si acabaran de darle una noticia de muerte. Colin no estaba en la misma habitación que ellos. Colin se encontraba almorzando en el Hamilton, y Milo le estaba mirando los senos a Emma mientras ella hablaba. Debió habérselo dicho, demonios. Debió haberle dicho a Emma que Milo le había mirado el escote con sus ojos podridos. Necesitaba advertírselo todo.

—Tengo que buscarla —repitió con una súplica amarga.

—La buscaremos mañana. Te lo prometo, perro. —Eugene se arrodilló frente a él, agarrándolo de una mano con fuerza—. Los tres la buscaremos mañana, y no me importa que su familia esté en medio. No te preocupes de eso.

El Novio De Emma© #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora